-Los catalanes están enfadados porque un periódico inglés ha criticado su política identitaria.
-¡Eso no es cierto! No se puede decir que los catalanes estén enfadados. En todo caso, algunos catalanes.
-Hay que precisar más. Ni siquiera están enfadados todos los catalanes nacionalistas.
-Habría que decir que son los catalanes que ponen por delante el nacionalismo.
-Sólo se ha enfadado el gobierno catalán.
-¡Algunos del gobierno catalán!
-Es igual. Algún catalán se ha enfado porque ese periódico inglés ha criticado su política en los temas de la lengua, la identidad nacional, la soberanía …..
-Y han pedido que se secuestre ese medio informativo, por decir cosas tan graves contra Cataluña.
-Eso me suena a tiempos muy pasados, cuando un señor bajito con bigote fino se enfadaba porque los periódicos europeos decían que en España no había democracia.
-¡Venga ya! Tampoco digas tú bobadas. No tiene nada que ver una cosa con la otra.
-Sólo he dicho que me ha recordado aquello.
-Además, piden que haya una rectificación pública.
-¿Van a resucitar las hogueras?
-El gobierno catalán ha puesto en acción a todos sus embajadores en el extranjero para llevar a cabo una campaña de diplomacia propagandística que compense esa opinión periodística.
-¿Cataluña tiene embajadores?
-¡Por supuesto!
-¿No decían que tenían poco presupuesto?
-Con embajadores o sin embajadores, ¡viva la libertad de expresión!
-Eso. Que los nacionalistas catalanes digan lo que les dé la gana. Pero los demás también. ¿O no?
-Saquemos una lección. Si esos nacionalistas catalanes se hubieran callado, no se habría enterado nadie del artículo de ese periodista inglés.