Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 27 octubre 2013 - 12:54 pm
Categoría: General

-Ayer fui a ver el estreno de ‘Farsas y Églogas’, de Lucas Fernández, una producción de la Compañía de teatro clásico y de la compañía Nao d’amores. ¡Una delicia!
-Como nos tiene acostumbrados su directora Ana Zamora.
-Primera queja. ¡Qué poca gente se animó a disfrutar de ese palto exquisito del teatro clásico anterior al llamado siglo de oro!
-Ellos se lo perdieron.
-Pero dice muy poco de la exquisitez del gusto de los aficionados.
-Es un trabajo entusiasta y apasionado de esta directora y de todo su equipo.
-Tiene un gran merito su trabajo en la recuperación y tratamiento de estos textos difíciles antes de que se quedara fijado el idioma castellano como es en la actualidad.
-Su investigación va mucho más allá. Cuidan especialmente la música con la recuperación de las piezas antiguas.
-También prestan mucha atención a la construcción de instrumentos de esa época.
-Los bailes también los cuidan. Y el vestuario. Todo.
-Una delicia que muchos se perdieron.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 25 octubre 2013 - 12:33 pm
Categoría: General

-Ayer fui a ver el estreno de ‘Los enamorados’ de Carlo Goldoni en el Teatro Arriaga de Bilbao. Era un acontecimiento importante porque se trataba de la producción teatral propia de esta temporada en este coliseo bilbaíno municipal.
-El director del espectáculo ha sido el italiano Marco Carniti.
-Destaca que siendo italiano ha sido también el traductor de la pieza al castellano.
-Se ha rodeado de un amplio grupo de actrices y actores vascos. Ha trabajado con ellos intensamente.
-Para situarnos, dejemos claro de que ‘Los enamorados’ es una pieza, quizá menor, del autor emblemático de la italiana comedia del’arte. Una de las características de este género es la utilización del humor, la farsa, la ironía, la exageración de los gestos y la sobreactuación para hacer más eficaz la crítica de los males sociales o las costumbres de la época.
-Destaquemos que el humor, la farsa, la ironía, la exageración de gestos y la sobreactuación, en principio, no son un objetivo en sí mismos dentro de la comedia del’arte. Son un medio, un herramienta para ese tratamiento critico, para que la burla entre mejor, sea más eficaz, además de más divertida.
-¡Déjate ya de circunloquios, tío! ¿Lo que quieres decir es que en esta representación había toda esa exageración de gestos, voces y sobre actuación pero no estaba claro el motivo de la crítica o la burla?
-¡Hombre! Hay que reconocer que el motivo de los celos en esta pieza es un tanto débil, superficial y no sé si tiene, o se destacan, puntos de actualidad o vigencia con la sociedad de hoy.
-A mí, me parece que el texto en toda la primera parte ofrece pocos apoyos o sugerencias o llamadas de atención, mientras que la aparatosidad de la actuación se impone con toda contundencia y sin medida.
-¡Que se lo pregunten a las maltratadas sillas!
-Cuando los motivos y la acción se clarifican en la parte final de la pieza, todo encaja mejor. Hay un mayor equilibrio. La acción es más fluida y hasta más divertida, porque los excesos tienen una función y un sentido.
-¡Ésa es sólo tu opinión! Déjalo claro también desde el principio. No lo dejes para la parte final.
-¡Perdón!
-De todos modos, se cumple el objetivo de introducir modos nuevos entre la profesión teatral del País vasco y de Bilbao en particular.
-Eso estaba claro desde el principio. ¿No?

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 25 octubre 2013 - 11:18 am
Categoría: General

-En Bilbao, se está celebrando el Festival de Teatro y danza contemporánea, conocido como BAD, ya habitual en el otoño desde hace tres lustros. Es muy sano dejarse impregnar por propuestas nuevas. Incluso las muestras exageradas o pretenciosas tienen el efecto de insuflar aires refrescantes.
-La primera novedad en la que he tomado parte, con gusto y satisfacción, lleva el título de ‘La ruta’. Ese título responde a que el espectáculo tiene lugar dentro de un coche durante un recorrido a través de las calles de la ciudad.
-Son los actores los que conducen y llevan a los espectadores durante ese viaje. Más en concreto, en este caso, el que conduce es el actor. La actriz es la co-pilota.
-El coche es un utilitario pequeño. Por lo tanto, caben muy pocos espectadores. Exactamente tres por cada pase. Así que he sido un privilegiado.
-Como se sale de los convencionalismos habituales, se sustituyen por otras recomendaciones. En una determinada esquina, hay un puesto donde el maestro de ceremonias entrega el ticket para el trayecto. Allí están expuestos los horarios de los viajes sucesivos. Se indica que hay que apagar los teléfonos móviles, y se dan las instrucciones de que los tres espectadores no deben hablar entre sí y tampoco con los actores que van delante.
-La acción simula que la pareja va a una fiesta de cumpleaños de un amigo. Dialogan sobre sus preocupaciones cotidianas. Tienen algún enfrentamiento también cotidiano. Hay un percance inesperado, lo que provoca tener que volver al punto de partida.
-Es importante decir que allí te (al espectador) vuelve a recoger el maestro de ceremonias y también te (a los tres espectadores) regala un trozo de pastel correspondiente al cumpleaños que se celebra.
-¡Nuevos caminos para el teatro! Nunca mejor dicho por eso de que se hace por la calle y en coche.
-Se me escapa si son caminos que cambian la estructura fundamental o si son sólo coyunturales.
-Hay un refrán que dice: Cambia las formas y terminarás transformando los contenidos. Si no existe ese refrán, se puede inventar.
-Ya que has participado en esa novedad, ¿qué sentiste? ¿Cómo valoras la experiencia?
-¡Bienvenidas sean las innovaciones!
-Si soy sincero, yo esperaba más. Creía que nos iban a meter en un compromiso mayor, en un acontecimiento más impactante, en aprieto más tenso, más … más no sé cómo decírtelo, pero más.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 20 octubre 2013 - 11:58 am
Categoría: General

-Es buena la idea de presentar en el teatro propuestas para el cambio de la sociedad.
-No sólo es bueno. Es necesario. Es la esencia del teatro. Hay que incordiar, criticar, ser irreverentes. ¡Hay que dar caña a la sociedad establecida, corrupta, opresora, manipuladora, adormecida!
-Si esa crítica se hace con descaro, todavía mejor.
-En la publicidad de la obra, ya se advierte de que hay desnudos integrales y que algunas escenas podrían herir la sensibilidad del espectador.
-¡Ése es un buen truco publicitario!
-Creo que va en serio. Algún espectador se ha debido de quejar.
-Sorprende que a estas alturas del siglo veintiuno existan dinosaurios.
-Nos estamos refiriendo a la obra ‘Los Iluminados’, que ayer vi en el Teatro Barakaldo.
-Está escrita por un joven autor norteamericano llamado Derek Ahonen. La escribió en el 2008 y se dice que es premonitoria de la crisis financiera mundial que ha tenido lugar desde ese momento.
-Presenta la vida y la lucha de una comuna de anarquistas (¿) que plantean su actividad y su existencia en contra de todas las normas del sistema establecido.
-¡Qué bien!
-¿Los desnudos?
-Los desnudos, el sexo y el consumo de drogas están muy presentes. Para posible escándalo de algún posible mojigato, si es que todavía existe.
-Se hace una decidida, abierta y hasta teórica defensa y propaganda de esa manera de vivir en contra de las formas sociales normalizadas y establecidas.
-Insisto en que la apología del cambio está muy bien. La crítica es lo que debe hacer el teatro.
-El problema es que …
-¿Hay un problema?
-Ya he dicho antes que hay momentos ‘doctrinales’. El autor y los actores consiguientemente se sienten en la obligación de explicar pormenorizadamente a los incultos y poco concienciados espectadores su doctrina, las características de la contracultura revolucionaria y las contradicciones de la sociedad corrompida.
-Incluso llegan hasta debatir (¿) sobre la existencia de dios, el cielo y el infierno. Todo, de modo muy pedagógico, con preguntas y respuestas.
-Lo estás planteando como un de colegio.
-Yo lo situaría, más o menos, entre los adolescentes de prebachillerato.
-Si pensaran que el público asistente puede incluso hasta ser inteligente, si no trataran de explicarle las cosas como a párvulos, si no le dieran la comida ya masticada, si se pusiera más ironía, más picardía, más dudas y menos afirmaciones de catecismo, menos buenos y malos, la obra ganaría mucho.
-Hay otro problema. Las reiteraciones. Repetir y repetir las cosas como si se desconfiara en la capacidad del espectador. La gente lo capta todo a la primera. Sobre todo, si se expone y se le dice bien.
-Así que la obra se hace eterna.
-Estar convencido de que uno predica cosas importantísimas para redimir a personas adormecidas y no concienciadas tiene sus riesgos.
-Pero volvamos al principio, que es lo esencial. El teatro debe criticar a esta sociedad burguesa y adormecida, injusta y opresora. Bienvenida sea la crítica y la burla.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 20 octubre 2013 - 10:55 am
Categoría: General

-Comencemos diciendo que yo tenía buen recuerdo de la obra ‘El baile’ de Edgar Neville. Desde luego, no vi su estreno original. Pero después, he visto la película y una grabación para la televisión. Hace tiempo. La recuerdo como una obra con mucha complicidad. Con un humor más inteligente que punzante. Una alta comedia, sin inquietudes sociales pero con elegancia. Con el propósito de hacer pasar un rato agradable.
-Por eso, me alegré de que hubiera un intento de reposición. Tenía algunas dudas sobre su actualidad, su conexión con estos tiempos ya muy diferentes. Pero confiaba en que se mantuvieran esos valores.
-El hecho de que el promotor de la iniciativa y uno de sus protagonistas fuera el cómico Pepe Viyuela era algo positivo. El toque de humor podía venirle muy bien a ese proyecto. Aunque fuera un humor distinto. Se corría quizá el riesgo de arruinar uno de los atractivos de la obra como es el toque de alta comedia. Pero quizá el contraste podía ser bueno.
-Otra garantía era Luis Olmos como director. Su trayectoria y sus experimentos en reflotar algunos otros textos también desde el cine inclinaban a esperanza. En esto, le acompañaba el autor de la versión, Bernardo Sánchez.
-Antes de ver la representación en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao, estuve hablando con los tres actores. Su ilusión me pareció otro motivo para la esperanza.
-Así que fui a la representación con toda la ilusión del mundo y lamenté que hubiera tan pocos espectadores.
-La salida no fue tan entusiasta. Quedé desilusionado. Lo que se decía y se veía allí, tenía muy escaso interés o yo no supe encontrarlo. Tampoco encontré la complicidad o el humor sutil, o el punto de modernidad.
-Lo siento.

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