Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 17 febrero 2017 - 1:01 pm
Categoría: General

David Barbero

-Ayer por la noche en Bilbao, a la salida del Teatro Arriaga, tras ver la representación de ‘The winter’s tale’ de Shakespeare, hicimos un corro y nos quedamos charlando. Coincidíamos en la satisfacción y el lujo que significa poder disfrutar de un espectáculo tan magnífico.
-Nos referíamos al montaje realizado por la compañía inglesa Cheek by Jowl, dirigida por Declan Donnellan.
-Con la satisfacción y el lujo, nos referíamos al hecho de que Bilbao se haya convertido en una parada de ese circuito internacional, reducido y selecto, en el que se mueve este tipo de espectáculos.
-Acabábamos de ver, presenciar, participar y disfrutar de una puesta escena modélica en todos los sentidos de una de las últimas obras de Shakespeare, ‘El cuento de invierno’. Quizá no muy conocida. Pero imprescindible. Una historia desbordante, sin límites, poliédrica, llena de matices, con elementos cómicos y dramáticos, violentos y entrañables, amor y violencia, sabiduría y agresividad.
-La obra se representaba en inglés con sobre títulos en castellano y en euskera. A veces, la traducción de texto ayudaba a entender mejor los hechos y el carácter de los personajes. Otras, te podías dejar llevar del sonido, del tono, de la melodía. En ocasiones, llamaba tu atención la distribución de los personajes en la escena, o sus movimientos, o sus gestos.
-Un atractivo no menor era el partido sacado en los pocos elementos escénicos. La expresividad, la eficacia para determinar la acción o completar el carácter o producir una emoción. Hay que aludir al juego exacto de las luces. El sonido total y múltiple de las voces. ¡Los efectos sonoros, impresionantes!
-Un capítulo especial es la perfecta, coordinada y ajustada actuación de todos los intérpretes. Los muchos que eran. La perfecta definición de cada individualidad. El coordinado ensamblaje del conjunto en cada momento. Su diversidad y su armonía.
-Decir algo sobre la maestría de Declan Donnellan resultaría reiterativo. El dominio de todos los elementos. La atención individualizada a cada uno de ellos. La graduación de los efectos. La plasticidad. La comunicación con el público.
-Hay algo fundamental en el planteamiento que es digno de destacar. No se trata de reproducir con exactitud la época de Shakespeare, de su mundo, de sus problemas, de sus intenciones. El mundo de Shakespeare es éste. Hoy mismo. Las personas de hoy tenemos los mismos problemas, necesidades y deseos que los de hace 400 años. Los matices diferenciadores son circunstanciales. Con ese pensamiento, Donnellan consigue que funcione perfectamente el contraste de mantener el texto exacto del gran autor británico y colocar a los personajes en este mismo momento.
-Lo dicho al principio. Una gran oportunidad, una satisfacción, un lujo haber podido ver en Bilbao ‘The winter’s tale’ de William Shakespeare, dirigido por Declan Donnettan e interpretado por todo su equipo.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 12 febrero 2017 - 12:08 pm
Categoría: General

David Barbero

-Ya sé que lo normal, y hasta lo correcto, es referirse al ritmo de la respiración. Pero yo voy a hacer alusión al tono.
-Ayer fui al Teatro Social de Basauri para ver la obra teatral ‘La respiración’, escrita y dirigida por Alfredo Sanzol. Era la tercera vez que la veía, en un periodo de medio año. Si he repetido tantas veces es porque me ha parecido una obra de notable interés y calidad. Incluso previamente, había hablado con varias protagonistas de la obra y había leído numerosos comentarios.
-En la representación de ayer, me pareció que la obra tenía un tono diferente. Un tono más distendió, más cómico, más humorístico. Creo que no sólo lo percibí yo. Una buena parte del público se rió sonoramente en varias ocasiones. Las otras veces en que vi la obra, no se pasaba de meras sonrisas silenciosas.
-Mi memoria me lleva a pensar que el tono, en las representaciones anteriores, era más contenido, más emotivo, quizá con un poco de dolor. Se notaba, seguramente, que el autor y director partía del hecho vivido recientemente de su separación. No sólo partía de esa circunstancia, sino que se refería a ella directamente. La convertía en objeto directo de la obra. Planteaba la terapia que había desarrollado para salir de esa situación penosa y agobiante.
-Soy consciente de que este asunto de los tonos puede estar influido por mucha subjetividad. Me refiero también a mi subjetividad o estado de ánimo. Igual el cambio de tono estaba en mí.
-Tampoco he querido afirmar que las primeras representaciones me gustaran más que la de ayer. Ni lo contrario. Sólo he querido señalar la diferencia que noté.
-Alguien, al terminar la representación, comentó que podía ser que la larga gira ha hecho que los actores se sientan más cómodos y se relajen.
-Otra persona aludió a que podía ser que el hecho penoso de la separación que provocó la obra esté ya resuelto y que el encuentro de un nuevo amor haya cambiado el tono.
-Sea cual sea el motivo, se demuestra que el teatro es un arte vivo y que su ‘respiración’ puede tener diversos tonos.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 febrero 2017 - 12:40 pm
Categoría: General

David Barbero

-Os cuento que ayer, antes de ir a ver la obra ‘Incendios’ en el teatro Arriaga de Bilbao, volví a leer los comentarios que se hicieron a raíz de su estreno en el Teatro de la Abadía de Madrid. Eran muchos. Incluso añadí algunos otros que han surgido posteriormente. No encontré, en ninguno de ellos, crítica alguna. Ni siquiera en aspectos parciales. Es una unanimidad sorprendente en cuestiones tan subjetivas como las artísticas.
-La representación en el teatro municipal bilbaíno sirvió para confirmar esas impresiones favorables. La sala estaba completamente llena y el público reaccionó con entusiasmo.
-Destaca el planteamiento del autor libanés, canadiense y parisino, por lo menos, Wajdi Mouawad. Un serio y profundo planteamiento como una tragedia contemporánea. Es admirable con qué precisión plantea un caso participar y logra que trascienda hasta un valor universal. Tiene también una adecuada combinación y equilibrio entre los elementos racionales y los emotivos. Las razones y argumentos de la razón tienen mucha fuerza junto a los sentimientos más profundos.
-Las alabanzas hacia la puesta en escena dirigida por Mario gas han sido también muy numerosas. Va en la misma dirección: potenciar los elementos de las grandes tragedias, a la vez actuales e intemporales.
-La lista de los integrantes del elenco es larga. Pero se queda corta. Algunos actores tienen de duplicar papeles. Están magníficos todos. Han sido muy bien elegidos. Ellos ponen un gran empeño y una esforzada maestría. Los aplausos premiaron largamente a todos. Se detuvieron en Nuria Espert como protagonista. También en Ramón Barea. Se le notó que puso un especial interés en hacerlo bien ante sus vecinos y colegas.
-Como ven, lo que ya se había dicho. Pero está muy bien reiterarlo.
-Quizá haya que aconsejar a los futuros espectadores que, además de ir con una actitud abierta para percibir todos los matices, es conveniente tener una disposición atenta para sacar todo el fruto de cada una de las escenas. Sería una pena.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 5 febrero 2017 - 1:06 pm
Categoría: General

David Barbero

-El espectáculo ‘Gesualdo’ que ayer se presentó en el Teatro Arriaga de Bilbao resultó ser un acontecimiento artístico impactante, un modelo de integración de los estímulos artísticos más variados y de una comunicación de emociones muy grande,
-Se trataba de un montaje multifacético, basado en los madrigales de este compositor del barroco italiano, controvertido, genial y excéntrico. A los valores estrictamente musicales de gran calidad, se unían otras aportaciones escénicas, de interpretación, de expresividad, de comunicación, de luces y sombras, de impacto corporal que lo convertían en una manifestación de lo que debe ser un espectáculo total.
-Es una coproducción entre el Teatro de la ópera de Hamburgo y el teatro municipal bilbaíno, dirigido por Calixto Bieito, con un equipo muy cohesionado de los artistas escénicos y musicales del centro alemán.
-Se eligieron los madrigales correspondientes a los últimos libros del autor y en concreto los de ‘Tenebrae Responsoria’. Corresponden a una etapa muy convulsa de la vida personal de Carlo Gesualdo. Se encontraba en plena crisis interna tras el asesinato de su esposa infiel y el amante de ésta. Se debatía en una feroz lucha interior contra los sentimientos de culpa, pasión y dolor.
-Todo ese mundo tan impactante, tan rico, tan contradictorio, tan llamativo, con tantos matices opuestos es el que queda reflejado en el espectáculo.
-Si analizamos las partes, se puede comenzar con la riqueza y calidad de los elementos musicales. Los músicos eran pocos: viola, órgano y laúd. Pero el resultado impresionaba y conmovía. Aseguran desde Alemania que hay que estar atentos a Johanes Gintarski, el director.
-En las interpretaciones vocales, contrastaba la juventud de los cantantes con su maestría y sus grandes cualidades. Habría que añadir su capacidad para interpretar y comunicar emociones como actores y actrices.
-Una atención especial hay que dedicar al actor Kai Teschner. Su expresividad corporal, su contención de gestos, sus movimientos medidos hay que calificarlos de modélicos.
-Sería injusto no hacer alusión a los elementos técnicos. Sencillos y austeros. Pero expresivos y eficaces.
-La dramaturgia, en su misión de dar corporeidad, volumen físico, conflicto escénico a las canciones y a las melodías, desarrolla una labor precisa, austera, directa.
-Esas características de austeridad y precisión deben atribuirse a todo el planteamiento del espectáculo. Ese mérito habrá que atribuírselo a Calixto Bieito.
-Una alusión al público asistente. Se notaba, en la gran mayoría, una callada satisfacción de haber participado en ese acontecimiento artístico integral y haber sido arrastrados por la avalancha de emociones. Esa callada satisfacción se tradujo, después, en unos amplios y generosos aplausos. Es cierto que no todos lo hicieron. Pero hay que reconocer que fueron ampliamente generalizados.
-En definitiva, bienvenido este ‘Gesualdo’ a Bilbao y que haya muchos más.

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