Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 15 noviembre 2025 - 12:11 am
Categoría: General

David Barbero

-Quiero justificar desde el principio por qué he destacado en el título de este comentario que la obra que he visto esta tarde en el teatro Arriaga de Bilbao, ‘El barbero de Picasso’, ha sido llevada en un tono de comedia. Conozco a Borja Ortiz de Gondra, su autor, desde hace mucho tiempo. He seguido su actividad profesional con bastante detención. Y no tengo en la memoria ninguna otra obra suya que haya sido puesta en escena en esa dirección cómica.

-No sólo ése es el tono que preside toda la pieza. Todo es llevado en esa dirección, a pesar de que no todos los elementos son adecuados para ello.  Y además existen en el proyecto distintas concepciones del humor, lo que puede añadir incoherencias.

Por ejemplo, en el director Chiqui Carabante puede tdar más importancia los gestos y las muecas, con una comicidad más física. Mientras que eso puede chocar con el texto. Por esa razón, seguramente la escena que mejor funciona es la inicial, donde no se dice ni una sola palabra y todo es mímica.

El equipo artístico que ha participado en la preparación del montaje y en las representaciones ha sido seleccionado, al parecer, para fortalecer la comicidad. El pintor malagueño Pablo Picasso  es interpretado por el actor Pepe Viyuela, aunque se aleje de su imagen física. El papel del peluquero Eugenio Arias lo asume Antonio Molero. Junto a ellos, participan dos personajes más para dibujar el panorama del exilio español en Francia unos años después de terminada la guerra civil española: Su amante en ese momento, Jacqueline Roque, interpretada por Mar Calvo, y Valdés, un militante comunista, que es encarnado aquí por Juan Carlos Talavera, con notable soltura. La primera es también llevada a una exageración notable que dificulta incluso el entendimiento de sus parlamentos.

Si las barberías españolas tienen, o tenían, fama de ser un punto de encuentro. Esta barbería francesa de Eugenio Arias, también se presenta como tal, aunque con ciertas incoherencias, para que Picasso puede compartir compartir ideas, proyectos y preocupaciones, tanto con su amigo como con  otros  camaradas, obligados a huir de la España de Franco, en la plena dictadura, aunque no se muestra demasiada atención a los perfiles personales.

En la pieza, se muestran varios temas que eran, seguramente entonces,  motivo de conversación como la nostalgia de tiempos pasados y quizá soñados; la política, el partido comunista principalmente, que sueña con acabar desde la clandestinidad con la dictadura de Franco; los toros, a través de aquella rivalidad de Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín, y, también ligeramente, el arte de la pintura por estar Picasso presente. Sin embargo, en la actualidad pueden tener escaso interés.

La comedia, así, se mueve entre algunos conceptos, que ahora pueden aparecer como tópicos sobre la España de la posguerra civil, y también con algunos otros sobre la Francia saliente de otra guerra.

Para muestra de una cierta fidelidad histórica, Walter Arias ha diseñado el espacio escénico, en el que no faltan el típico sillón de barbero ni la luz en tonos blancos, azules y rojos que giran como una espiral eterna y grandes banderas francesas. Pablo Peña firma el espacio sonoro, con notable precisión, donde tampoco faltan pasodobles clásicos, la Internacional o el Himno de Riego, y Salvador Carabante viste de época a los cuatro personajes.

Lo que sí que hay que destacar es que el aforo del teatro Arriaga estaba completamente lleno y que, al término de la representación, los aplausos ha sido efusivos.

Esta entrada se escribio el sábado, 15 noviembre 15 2025 a las 0:11 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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