Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 22 marzo 2010 - 5:02 pm
Categoría: Teatro

-Voy a comenzar por un detalle golfo, un truco curioso. El otro día, fui a ver la nueva versión de la obra teatral ‘La huella’ de Anthony Shaffer. De todos es conocido que se trata de dos personajes que se enfrentan entre sí en una intriga con juegos y artificios de suspense.

-La película que se hizo sobre esa obra tuvo un gran éxito.

-Entonces, tú también recordarás que solo intervienen dos personajes. Sin embargo, en el programa de mano aparecían los nombres de tres actores. Los destacados Manuel Galiana y Asier Hormaza, a los que se añadía un desconocido Pedro Romero.

-Los directores siempre meten novedades.

-Yo llegué a la conclusión de que es un truco destinado a despistar al espectador. En el comienzo del segundo acto, uno de los personajes pretende engañar al otro adoptando una falsa personalidad. Al añadir un nuevo actor en el programa de mano, el espectador podía pensar que era un personaje nuevo y así mantener la intriga.

-¿Tú crees que fue por esa razón?

-Eso es lo que pensé. Pero igual estoy equivocado.

-¿Por qué has dicho en el título eso de la importancia de la dirección?

-Como comentaba, ‘La huella’ es una obra conocida. Muchos espectadores de teatro la han visto. Entonces, es preciso que la versión aporte alguna novedad o un cuidado especial en el montaje.

-¿Quieres decir que debía haberse notado más la dirección escénica?

-No he dicho exactamente eso. Creo.

Esta entrada se escribio el Lunes, 22 marzo 22 2010 a las 17:02 pm. en la categoría: Teatro. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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