Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 17 septiembre 2016 - 9:50 am
Categoría: General

David Barbero

-Voy a dejar muy clara mi postura en esta polémica. Claudio Tolcachir es muy libre de dirigir obras del llamado teatro comercial. Por lo tanto, no tengo nada que reprocharle.
-Yo sólo expongo mi decepción. Tolcachir era un exponente de una manera de hacer teatro y de crear un mundo escénico que transcurría por un camino muy diferente al teatro que sólo busca hacer negocio.
-Me permito situar esta conversación. Claudio Torcachir ha presentado en Bilbao su dirección de la obra ‘La mentira’ producida por la empresa Trasgo Teatro. Como consecuencia de ello, incluso antes del día del estreno, se ha producido una polémica entre los defensores y los críticos de lo que éstos califican de pase de este director argentino al teatro llamado comercial.
-Yo tenía la esperanza de que su entrada en ese tipo de teatro sirviera, por lo menos, para dignificarlo o para introducir elementos novedosos. Pero se limita a servir a los intereses comerciales de este proyecto.
-En el estreno, le vi entusiasmado, como un niño con zapatos nuevos, sacando fotos desde el escenario al público que aplaudía.
-No hay ninguna línea de conexión entre su ‘La omisión de la familia Coleman’ y esta obra.
-Además, ni siquiera hace una dirección moderna. Separa las escenas con el antiquísimo recurso de fundir a negro. Mueve a los actores como una típica comedia de sofá.
-¡Esa es tu opinión!
-Realmente no encuentro ninguna justificación artística para que Tolcachir se haya metido en este proyecto. Para la empresa contratante puede ser un éxito. Para él, es un error. Y para mí, una decepción.
-Es un contrato que le puede abrir nuevas puertas. ¡Aceptémoslo!
-Son puertas que le llevarán por un camino opuesto al que ha seguido hasta ahora.
-Yo lo dejo claro. A mí, se me ha caído un referente.
-Lo más prudente puede ser dar tiempo al tiempo.

Esta entrada se escribio el Sábado, 17 septiembre 17 2016 a las 9:50 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

4 Comments

    septiembre 17, 2016 @ 14:46 pm


    Hola.
    Una de las cosas que llamó mi atención fue la ausencia de sello de alguna institución pública en el programa de mano. Aún desconociendo si es una iniciativa totalmente privada puede ser que la obra sea un producto destinado simplemente a tener el máximo rédito de la inversión hecha . En definitiva como usted acaba de decir :lo más prudente puede ser dar tiempo al tiempo…por delicadeza.

    P.d: espero que en tierra de fuego, próximamente en Basauri veamos al director de siempre. A mí me pareció una buena obra cuando la vi y no estrictamente comercial.

    Comentado por Ion
    septiembre 23, 2016 @ 10:50 am


    De acuerdo, Ion, tengamos esa delicadeza de dar (un poco de) tiempo al tiempo.

    Comentado por David Barbero
    septiembre 23, 2016 @ 13:11 pm


    Estimado: hace tiempo que directores del llamado teatro off se están pasando o incursionando en el llamado teatro comercial. Esto con distinta suerte. Supongo que algunos le sentido el gusto al dinero, resignando estética, otros lo hace para volver a lo suyo y seguir en lo que les gusta, lo alternativo. Yo el eje lo pondría en hacer bien o mal las cosas. Coincido que La Familia Coleman es una joya, pero no siempre se puede hacer una. Los caminos de los hombres son insondables.

    Comentado por Jorge Domínguez
    septiembre 25, 2016 @ 15:22 pm


    Jorge, coincido contigo. Lo importante es que hagan buen teatro. Pienso que tanto Tolcachir como Veronese, que han firmado los últimos estrenos ‘comerciales’ en Bilbao, deben contar con la confianza del público.

    Comentado por David Barbero
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