Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 junio 2017 - 10:29 am
Categoría: General

David Barbero

-Lo primero que hay que decir, de modo muy destacado, es la gran interpretación que hace el muy veterano actor Héctor Alterio en la obra ‘El padre’, escrita por Florian Zeller y dirigida por José Carlos Plaza.
-Comenzaron ayer en el Teatro Arriaga de Bilbao la serie de representaciones de esta obra. A la salida del espectáculo, todos los comentarios, con absoluta unanimidad, iban dirigidos a alabar y exaltar su trabajo.
-También se destacaba el gran mérito y el gran esfuerzo de sacar adelante, con esa lucidez y esa perfección, un papel tan complejo, tan lleno de matices, con tanta profundidad psicológica.
-Había, lógicamente, alusiones a su edad. Se insistía en que, a pesar de sus años, demuestra conservar todas las fuerzas, sobre todo mentales, para realizar esa interpretación.
-No hay que desechar el trabajo del resto de los intérpretes. Pero quedan oscurecidos por la magnitud del protagonista.
-Esa representación tenía otras curiosidades e intereses. Uno de los destacados era su autor Florian Zeller. Un triunfador en la escena francesa y en otros muchos países. Esta vez también hay que aludir a su edad. Pero en sentido contrario, por la rapidez con la que ha conseguido ese triunfo.
-En esta ocasión, está por medio la dificultad del tema tratado: La mente humana, sus trastornos, el alzhéimer, la desconexión de la realidad, el progresivo deterioro de la lucidez. Es un asunto intrincado para reflejar del modo exacto sobre el escenario. Hay que reconocer que lo hace con mucho acierto. La decisión de mostrarlo desde lo que sucede en la cabeza del afectado es estupenda. El manejo de las contradicciones, de las frustraciones, del progresivo deterioro, de las reacciones está adecuadamente marcado.
-Si hubiera que señalar algún pero. Quizá se podría decir que algunas reiteraciones o insistencias no son necesarias, porque todo ha quedado claro.
-Otro de los atractivos está en la adaptación y la dirección del gran José Carlos Plaza. Realiza un trabajo detallista y meticuloso. Se nota su mirada atenta y su mano experta. A su lado, hay que fijarse en la sutileza con que se van haciendo, progresivamente, los cambios en el escenario desde la abundancia inicial hasta la blanca limpieza del final. Es otra imagen de lo que sucede en la mente del protagonista. Quizá, en algunos momentos, la música parezca excesivamente contundente, cuando el deterioro, en su tragedia, es inmisericorde pero callado.
-En consecuencia, volvamos al principio, para reiterar el gran trabajo de un inmenso Héctor Alterio.

Esta entrada se escribio el Miércoles, 7 junio 7 2017 a las 10:29 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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