Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 4 noviembre 2017 - 11:03 am
Categoría: General

David Barbero

-Aunque otros digan lo contrario, a mí la idea de arranque de la obra teatral ‘la autora de las meninas’ me parece ocurrente. Incluso diría que hasta ingeniosa. La vi ayer en el Teatro Serantes de Santurtzi.
-Sé que algunos la comparan con la chabacana aventura del ‘Ecce homo’. Pero incluso así, puede dar juego de arranque. Permite un discurso analítico sobre la realidad social de este momento, aunque lo sitúa en el 2037. Dentro de esa realidad social, se presta especial atención a la situación y consideraciones sobre el arte.
-Lo que pasa es que al poco tiempo de arrancar, aunque los discursos teóricos hagan que parezca largo, se da un giro difícil de entender. Se pasa a un desarrollo acelerado, precipitado y quizá enloquecido. Se produce en cadena una serie de idas y venidas, saltos y marchas atrás, con una (falta de) lógica que precisaría explicaciones para ser aceptada.
-Los propios responsables lo llaman ‘sátira distópica’. Si se entiende su significado, se puede aceptar el calificativo. Desde fuera, se han utilizado otros adjetivos. Los términos ‘excesivo’ o ‘rocambolesco’ estaban muy presentes. Incluso algunos lo han llamado directamente astracanada. Quizá haya que pensar, con buena intención, que se trata de una premeditada exageración con el fin de que se perciba mejor este tratamiento irónico de la realidad. Esta intención podría estar más cerca de la realidad al ser Ernesto Caballero, a la vez, el autor y el director de la pieza.
-Lo que hay que reconocer, y se ha hecho con unanimidad, es la buena labor interpretativa de la actriz Carmen Machi. Los otros personajes no son tan agradecidos y sus intérpretes lo tienen más complicado para triunfar.
-La utilización de proyecciones audiovisuales sí que puede ser considerado un elemento positivo. Es una muestra de cómo estos elementos tecnológicos pueden ayudar, bien usados, en la representación teatral. El mérito hay que atribuírselo a Paco Azorín, Pedro Chamizo e Isabel Sainz. También hay que citar el nombre de la meticulosa Ikerne Giménez. Se responsabiliza de un equipo de vestuario amplio y consistente.
-En consecuencia, es posible que haya que agradecer este propósito de llamar la atención sobre las derivas que están apareciendo en el arte y en la sociedad.

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