Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 5 noviembre 2017 - 12:05 pm
Categoría: General

David Barbero

-Quiero advertir, desde el principio, que utilizo el término ‘gran’ no sólo en su referencia a la calidad de algo, sino también en su alusión a la cantidad y la dimensión.
-Acudí ayer a la representación teatral de ‘Orlando’, la emblemática novela de la admirable escritora Virginia Woolf en el Teatro Barakaldo. Tenía carácter de estreno. La compañía Defondo es quien ha afrontado ese enorme reto. Su directora es la experimentada Vanessa Martínez. Cuenta con un grupo de actores y actrices muy compenetrado y con notables cualidades interpretativas.
-Vamos a situarnos. ‘Orlando’ es una de las novelas más destacadas de Virginia Woolf. Creo que cronológicamente es la sexta que escribió. No es de las más enigmáticas. Al contrario, es más abierta, cercana, irónica, incluso se puede considerar como más optimista. Se presenta, desde el titulo, como una biografía. Pero, en realidad, desea mofarse de ese género literario.
-Podría calificarse con una fantasía libre. El personaje ‘biografiado’ vive a lo largo de cinco siglos y cambia de sexo, en un sueño – enfermedad, para tener experiencias más diversas. En este sentido, se podría considerar una gran parodia de la historia en lo referente a la desviada y torpe visión que los hombres han hecho del paso del tiempo y de la convivencia entre las personas en detrimento del papel de las mujeres.
-También se puede entender como una carta de amor dirigida a su amante Vita Sackville West, a quien trata de consolar por la tristeza de haber nacido mujer. Ella es la biografiada con tanta fantasía como pasión.
-Con todo esto, es fácil hacerse una idea de la complejidad de este texto. Y también de las dificultades para llevarlo al escenario. Pero ésa es la ímproba tarea que ha afrontado esta compañía con su directora y los intérpretes a la cabeza. Además, la han llevado a cabo con total decisión, sin limitaciones, y respetando el recorrido de los cinco siglos Ni siquiera han eludido el elemento irónico hacia el género biográfico. Han colocado a cuatro biógrafos peleándose con los hechos imaginarios.
-En cuando a la referencia a la calidad de su ‘gran’ trabajo, hay que reconocer la perfección lograda en la adaptación; la agilidad en el movimiento de la acción; la eficacia en la utilización de los elementos escénicos, la maestría en la expresividad de la interpretación; la variedad expositiva y unos cuantos valores más que les hacen merecedores de muchos elogios.
-En lo referente a la cantidad del término, también es preciso aludir a las dimensiones de este esfuerzo y trabajo. Quizá haya que referirse asimismo a un cierto exceso. Es posible que una duración menor, una clarificación mayor, un más reducido número de nombres y referencias, alguna posible reiteración eliminada hubieran sido agradecidas por los espectadores.
-Pero volvemos, como conclusión, al principio, para considerar este ‘Orlando’ como un gran trabajo, merecedor de una enhorabuena de las mismas dimensiones.

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