Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 12 noviembre 2017 - 12:07 pm
Categoría: General

David Barbero

-Ayer tenía un problema. Se representaban en Bilbao varias obras teatrales que deseaba ver. Todas eran a la misma hora. Así que me vi obligado a elegir. El problema estaba en prescindir de las que desechaba. Con bastantes dudas, decidí ir a ver ‘Los universos paralelos’ que se ofrecía en el Teatro Serantes de Santurtzi.
-La elegí principalmente el autor el norteamericano David Lindsay. Abaire. He visto otras obras de él. Me han interesado. Sabía que ésta era considerada como su obra más emblemática. Por ella, consiguió el premio Pulitzer y tuvo varias nominaciones a los premios Tony. Incluyo influyó que hubiera sido adaptada al cine con un resultado muy apreciable. Asimismo el nombre de otro David Serrano, como director y adaptador, influyó positivamente.
-De alguna manera, me atrajo también el título que se ha dado aquí a esta pieza. La traducción fiel al original hubiera sido ‘La madriguera’. Pero ‘Los universos paralelos’ abre un mundo interesante por experimentar y descubrir que me sedujo. Tras ver la obra, reconozco que este título puede ser más expresivo de lo que al final de la obra se dice.
-Ya sabía que la pieza trataba el tema del dolor y la tragedia vivida en una familia con la muerte en accidente de un niño. La trama planteada se refería a cómo cada uno de los miembros de esa familia afronta esa ausencia traumática y trata de recomponer su vida.
-Todo eso encaja en las características del teatro de David Lindsay. Presenta temas o asuntos o problemas cotidianos y cercanos que tienen una fuerte y profunda tensión humana. Incluso podía sospechar que, como es su costumbre, al final tratara de dejar abierta una puerta a la esperanza o, al menos, a la resignación.
-No hubo decepción ni sorpresa. Eso es lo que me encontré. Además, en un texto bien construido, equilibrado, sereno, sin despropósitos, llevado con eficacia hasta la presentación de la alternativa de esos universos paralelos.
-Me pareció muy acertado el tratamiento de los personajes en el sentido de que cada uno tenía su propio problema además de la pérdida del niño que afectaba a todos.
-Aprovecharé este momento para decir que las actrices y los actores demuestran haber hecho un trabajo muy serio, detenido, con un esfuerzo de interiorización muy notable. La mano del director se nota.
-Lo que me chirrió fue la, para mí desordenada, mezcla de drama y comedia. Por supuesto, soy consciente de que no sólo es legítima esa unión. En muchos casos, es muy conveniente y enriquecedora. El propio autor David Lindsay es muy partidario de esta combinación en sus obras. Pero hay que saber hacer esa mezcla. No es nada fácil. En la versión concreta de esta obra aquí, tengo la sensación subjetiva de que no se ha logrado el punto exacto. Algunas situaciones y sobre todo algunos personajes se han llevado a un extremo que alejan o distorsionan las intenciones principales. Eso puede tener la consecuencia de que se lleve, quizá sin pretenderlo, a una frivolización, o una confusión o una banalización de un asunto que se desea presentar como angustiosamente vivido.
-Por esa razón, en el titulo de este comentario he querido hacer ver que los universos de lo cómico y lo dramático viven paralelos y no han logrado entremezclarse. Pero es sólo una sensación subjetiva.

Esta entrada se escribio el Domingo, 12 noviembre 12 2017 a las 12:07 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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