Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 8 noviembre 2018 - 12:12 pm
Categoría: General

David Barbero
-Como había prometido públicamente, ayer acudí de nuevo al Teatro Arriaga de Bilbao a ver, de nuevo, la obra ‘Intensamente azules’ con texto de Juan Mayorga e interpretación de Cesar Sarachu.
-El objetivo era completar la visión, o la vivencia, de un acontecimiento teatral que me había resultado de gran interés. Con un punto de desafío personal por captar elementos que habían podido quedar en segundo plano con una sola asistencia.
-Comenzaré con una observación externa. El público de ayer se rió más que el del día anterior. En más ocasiones y con más intensidad. Aunque sin llegar a convertir el espectáculo en una comedia desternillante ni hilarante.
-También los aplausos, al final de la representación, fueron, creo, más espontáneos y sonoros.
-O, al menos, eso me pareció a mí. Quiero poner, con esto, un punto de subjetividad a tales apreciaciones. Ya que también me pareció, a mí, la obra más cercana y comprensible. Lo cual es lógico, por otra parte.
-A lo largo de la representación, me vino una interpretación más psicológica. El día anterior me había llegado una visión más social, más filosófica, más de análisis del momento actual de la sociedad, más ideológica.
-Me pareció una introspección en las contradicciones internas que seguramente están presentes en todos nosotros. El cambio obligado de gafas incidía más hacia dentro que hacia afuera. Incluso sentí como más potente la escena en que se simula una sesión de psicoanálisis con la voz en off del autor (¿). Como si fuera un reconocimiento de la esquizofrenia múltiple que nos acompaña.
-Esa múltiple división interna la quise ver también en las reiteraciones de escenas que arrancan en el mismo sitio o de manera similar, para terminar de forma divergente.
-Ayer me pareció más viva la presencia sobre el escenario de las múltiples personas a las que alude el único intérprete, que sí que está sobre el escenario, pero solo. Tanto los de la familia como los clientes del misterioso y multi semántico bar o lugar de encuentro. Incluso el rey y su guardaespaldas.
-En cambio, noté menos fundamental la metáfora del diluvio. Aunque se ve potenciada al dedicarle las últimas palabras de la obra.
-Todo esto refleja la multiplicidad de sugerencias o impactos emocionales que puede provocar una buena obra incluso en visiones sucesivas.
-Ya veis que me sigue inquietando esta propuesta teatral de mis buenos y admirados amigos Juan Mayorga y César Sarachu. Como si no hubiera llegado a comprender todo lo que hay dentro. El protagonista también tiene una especie de alergia que para evitar el fondo de la piscina.
-En consecuencia, guardaré estas gafas de nadar ‘Intensamente azules’. Seguramente las seguiré usando.

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