Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 26 enero 2019 - 6:18 pm
Categoría: General

David Barbero
-Pido disculpas por empezar con una referencia personal. Tengo abierta en el ordenador una carpeta sobre la continuación de ‘Casa de muñecas’ de Henryk Ibsen. No termino de cerrarla como desearía. Comencé con el proyecto de escribir una ‘secuela’ de esta obra hace tiempo. Pero me he liado con su desarrollo y su conclusión. Así que la he colocado entre paréntesis y me he puesto a otras cosas.
-Con esta introducción, es comprensible que ayer fuera con mucho interés al Teatro Serantes de Santurtzi. Allí presentaban la pieza teatral titulada ‘La vuelta de Nora’. Y añadían el subtítulo de ‘Casa de muñecas 2’ para que el propósito quedara claro a todos. Se trata exactamente del mismo proyecto que he dejado entre paréntesis.
-El autor es Lucas Hnath. La dirección es del prestigioso Andrés Lima. Los intérpretes principales son Aitana Sánchez Gijón y Roberto Enríquez. Están acompañados de María Isabel Díaz lago y Elena Rivera.
-Lucas Hnath es un autor norteamericano relativamente joven, emergente y bastante premiado en los últimos tiempos. Estrenó esta obra en Nueva York hace casi dos años. Ha tenido con ella un éxito muy destacado, Tanto de crítica como de público.
-Adelantaré que reconozco, desde el principio, los méritos de la obra y del autor. Ha sabido llevar a cabo la secuela de una obra tan importante y tan polémica como ‘Casa de muñecas’. Cosa que yo, desde luego, no he sabido hacer.
-Seguramente la clave de este logro ha estado en dar la vuelta al argumento sobre la obra original y sus personajes, en lugar de poner el énfasis en la vida posterior al portazo. Lucas Hnath tiene la habilidad de hacer volver a la protagonista quince años después. Se inventa una necesidad surgida de lo que entonces había sucedido. Esa necesidad y esa dependencia permiten poner en cuestión el planteamiento inicial de Ibsen y polemizar sobre las relaciones entre los personajes originales.
-A partir de ese planteamiento, puede haber discrepancia de pareceres sobre la manera de llevar el enfrentamiento entre los protagonistas. Algunos pensarán que es una obra demasiado discursiva. Incluso se puede dudar sobre si el punto de referencia se sitúa en el momento actual, al que pertenecen los espectadores, o si se queda en quince años después de Ibsen, muy alejado de la actualidad.
-También se puede pensar que el montaje se ha planteado con el ‘prejuicio’, en sentido literal no despectivo, de que la situación de la mujer no ha cambiado ‘nada o casi nada’ desde entonces. Eso se señala ya en el programa de mano firmado por el director y, de esa manera, se adelanta el resultado final de la obra.
-De todos modos, estos detalles no restan meritos a los implicados en el proyecto. Del autor, ya ha quedado destacada su habilidad. A Andrés Lima, como director, hay que reconocerle el trabajo escénico de encerrar a los personajes en una caja claustrofóbica. Abre simbólicamente las ventanas para dejar ver el ambiente exterior y favorecer la presión. También hay que atribuirle su influencia en que los actores estén en tensión continua, una veces contenida y otras en ebullición. Los intérpretes, los cuatro, matizan sus papeles para meter a los espectadores en la intriga y en la polémica deseada.
-Así que bienvenida sea esta debatida ‘vuelta de Nora’.

Esta entrada se escribio el Sábado, 26 enero 26 2019 a las 18:18 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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