Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 23 agosto 2019 - 12:36 pm
Categoría: General

David Barbero
-Asistí ayer, de nuevo, a ver y disfrutar de ‘Yo soy Pichichi’. Ya había acudido el año pasado en su estreno. Deseaba ahora conocer cómo había evolucionado el espectáculo.
-En la anterior Aste Nagusia bilbaína, quedó claro que, aunque la vida y milagros del emblemático futbolista no da para mucho, los responsables de este ‘cabaré txirene’ habían logrado construir un espectáculo con muchos alicientes y con numerosos puntos de identificación para el público. Así quedó demostrado con el muy notable éxito que tuvo entonces.
-El mérito de ese logro hay que repartirlo entre todas las áreas del trabajo realizado. A Lander Otaola, como autor, además de su entusiasmo por el personaje, hay que reconocerle la habilidad de haberle rodeado de connotaciones muy atractivas para el público de aquí y ahora. También, ha mostrado inteligencia al apoyarse, por contraste, en la pugna de sus insignes tíos Miguel de Unamuno y Telesforo Aranzadi.
-La dirección de Patxo Tellería demuestra, además de su gran madurez profesional en todos los oficios escénicos, su preocupación de matizar y poner el énfasis en cada uno de los movimientos o gestos de la obra.
-El trabajo de los cinco intérpretes es, sin duda, una de las aportaciones más significativas. Lander Otaola, además de la identificación absoluta, se cuida de dar fuerza a cada expresión y cada gesto. Los veteranos, pero todavía jóvenes, Felipe Loza e Iñaki Urrutia hacen una exhibición de sus capacidades y su trabajo interpretativo lleno de matices físicos y de voz. Sacan adelante, con mucha soltura, sus diversos personajes, pero especialmente a los grandes Unamuno y Aranzadi. Ylenia Baglietto demuestra sus grandes valores como intérprete, como cantante y como bailarina. Destaca también en las matizaciones de sus diversos personajes.
-La novedad de este año está en la incorporación de la cantante y actriz Itxaso Quintana. También tiene que hacer gala de su versatilidad para los cambios de registro. Aporta una mayor consistencia musical con sus cualidades y su trayectoria en este campo.
-Cabe aquí la referencia y el recuerdo de Itziar Ituño, que estuvo en la primera etapa y a la que sus compromisos le han impedido seguir en el equipo de intérpretes.
-Una asimismo destacada aportación es la que prestan, y no sólo en el apartado musical, Naiel Ibarrola, como pianista, y Jon Fresco, como batería. Sus actuaciones y sus ‘solos’ siguen siendo muy aplaudidos.
-Hay que agradecer además, que para las representaciones de esta segunda etapa, todo el equipo ha cuidado mucho que no se trate de una mera repetición provocada por el éxito de la temporada pasada. Se han preocupado de matizar, perfeccionar, retocar detalles, reactivarlos para lograr que el espectáculo esté vivo y dinámico.
-Así que este ‘Yo soy Pichichi’ va a seguir metiendo goles de asistencia, aceptación y hasta identificación.

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