Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 15 septiembre 2019 - 12:46 am
Categoría: General

David Barbero
-Asistí ayer al Teatro Arriaga interesado en comprobar cómo un producto cinematográfico de éxito se puede transformar en una pieza teatral que también logra la aceptación del público.
-El teatro municipal de Bilbao ha iniciado su temporada normalizada con ‘Perfectos desconocidos’, comedia escrita por el italiano Paolo Genovese. Primero fue una película exitosa en Italia. Alex de la Iglesia, con el mismo guión, realizó otra película, también exitosa, en España. Ahora está de gira por los teatros españoles, tras una larga estancia en Madrid, bajo la dirección del también actor Daniel Guzmán.
-El propio Guzmán tiene buen cuidado en señalar, en su texto de presentación, que no se ha dejado deslumbrar por la tentación de buscar una serie continuada de gags, chistes y risas, que ofrecían las películas, en sus primeras lecturas superficiales.
-Se ha fijado más en su carácter de sátira social, en la crítica de las costumbres sociales, en la denuncia de la hipocresía reinante, en la doble vida, en la falta de sinceridad, en la incomunicación, en las insatisfacciones personales, en los engaños cotidianos. Asegura Guzmán que lo primero que buscó fue la ‘premisa dramática de la que partía la historia’.
-Es de alabar esta visión como muestra de un planteamiento serio en la labor del director teatral. Sobre todo, es de agradecer esta intención crítica, en un momento en el que sólo se busca la risa por la risa, aunque sea enlatada, y la carcajada se ha convertido en un valor absoluto para muchos.
-Es muy posible que haya analistas que piensen que la crítica social reflejada en esta comedia se queda en la superficie. Es muy posible también que ese planteamiento reste espontaneidad a algunos de los intérpretes, acostumbrados a una expresividad más espontanea y menos controlada.
-Quizá la decisión del director de colocar a los siete intérpretes al rededor de una mesa baja de escasas dimensiones y con una escenografía demasiado rígida les impida moverse con comodidad. Pero puede haberse buscado una sensación de agobio o de encerrona social.
-Del extenso elenco, es obligatorio decir que todos, actores y actrices, respetan los planteamientos recibidos; definen sus personajes con habilidad, y están muy atentos a enfatizar los golpes cómicos y las frases críticas.
-Es muy posible, con todo, que el público asistente tenga como referencia las películas previas y que sus comentarios, a la salida, versen sobre si se han reído más o menos en el teatro que en la sala oscura del cine.
-En resumen, una bienintencionada crítica social en una hábil comedia. No va más allá. Pero tampoco se queda más acá.

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