Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 junio 2020 - 11:03 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer asistí al primer acto teatral post coronavirus. Tuvo lugar en la Fundición, sala acostumbrada a la innovación.
-Consistió en un espontáneo e improvisado taller de espectadores, como los que allí se celebran con normalidad. No fue un acto programado desde arriba. Existió la sensación de total autonomía de los participantes y, desde luego, cumpliendo todos lo requisitos sanitarios.
-Hubo información directa sobre las reuniones de las administraciones públicas con los sectores productivos de la creación teatral. Existió análisis de la situación que se presenta a partir de ahora. Se presentaron iniciativas. Aparecieron críticas y también juicios positivos.
-Una de las cosas que más me interesó fue el debate colateral, pero apasionado, sobre la revolución pendiente por parte del espectador. Se decía que, tras las dictaduras de los primeros actores, o de los dramaturgos, o de los directores, quedaba ahora por venir la libertad de las/os espectadores para construir su propio espectáculo con los elementos proporcionados, y convertirse así en los auténticos autores.
-Al regresar a casa, pensé que podía ser un delirio del virus. La sala de la Fundición siempre ha sido un lugar propicio para la ensoñación.

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