Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 9 enero 2021 - 12:06 am
Categoría: General

David Barbero
-Aunque la ortodoxia no lo aconseje, voy a comenzar por la conclusión. La obra ‘La mejor madre del mundo’, cuyo estreno he presenciado esta tarde en el teatro Arriaga, me ha parecido original, valiente en su planteamiento y desarrollo, novedosa, bien dirigida e interpretada, inteligente y con armonía de todos los elementos de la representación.
-Tenía muchas curiosidades, cuando caminaba hacia el teatro municipal de Bilbao, para ver este estreno absoluto. En la cabeza, estaba el debut público y solemne de la actriz Juana Lor en los trabajos de dramaturga, adaptadora y directora.
-También estaba presente la expectación ante la elección de un texto tan polifacético y heterodoxo como el publicado, con el mismo título, por la escritora y periodista Nuria Labari. Premeditadamente he utilizado el término genérico ‘texto’, porque es de muy difícil catalogación. Suelen aplicarle el género de novela. Pero tiene tantos méritos para ser considerado un ensayo, un soliloquio o una autobiografía ficticia.
-Como punto concreto, señalaré mi curiosidad sobre cómo iba a pasar al escenario el punto de vista narrativo tan personal como es la utilización de la primera persona. Incluso con el enroque virtuoso de contarse a sí misma tanto la historia como las reflexiones.
-Es igualmente controvertido y original el tratamiento que se hace de un asunto de tanta enjundia como es la maternidad. Pone el énfasis, como debate, en la influencia que ese hecho tiene en la trayectoria vital de toda mujer como oportunidad y como peligro. Estás más cerca de la desmitificación que del panegírico melodramático.
-Otro motivo de positiva curiosidad era el carácter predominante femenino del proyecto. Además del tema tratado, además de la autora del texto original, además de la adaptadora y directora. El elenco interpretativo está integrado por cuatro actrices y un solo actor. Hay que añadir a la ayudante de dirección. Y a las responsables de escenografía y vestuario.
-La respuesta a esa curiosidad, durante la representación, ha sido tan positiva como ha quedado expresada en el primer párrafo. Deseo destacar la valentía en el planteamiento. Considero que tiene más mérito ser atrevida, innovadora y rompedora de los esquemas habituales en el teatro que en la narrativa o en la lirica. El género dramático es todavía más conservador.
-Juana Lor, como adaptadora y directora, ha mantenido el tono novedoso, experimental y abierto del texto original. Lo ha hecho con firmeza y seguridad. Ha demostrado tener ideas claras y herramientas eficaces. Además, ha evidenciado sus dotes en la meticulosa dirección de actores. Y ha sabido conjugar todos los elementos técnicos y artísticos para unirlos en lo que deseaba decir y el modo de expresarlo.
-Para ello, ha contado con la calidad interpretativa y la ductilidad de Leire Ucha, Haizea Aguila, Karmele Larrinaga, Eneritz García y también Iñaki Maruri, Todos han aportado precisión y emotividad. Con la dificultad de los constantes cambios y las peculiaridades del texto.
-Antes, he señalado la conjunción de todos los elementos. Se ha logrado sobre la base de calidad y trabajo. Es preciso reconocérselo a María Casanueva en la sugerente escenografía. A Betitxe Saitua, en el variado y expresivo vestuario. A Iñaki Maruri, en el acertado espacio sonoro, y a Iñaki García con Fernando Alcauzar en la milimétrica y detallista iluminación.
-Para cerrar, habría que repetir lo dicho al principio. Pero las reiteraciones son peligrosas.

Esta entrada se escribio el Sábado, 9 enero 9 2021 a las 0:06 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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