Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 16 enero 2021 - 12:11 am
Categoría: General

David Barbero
-Esta tarde, he acudido al Teatro Serantes de Santurtzi casi embargado por los nervios, emociones y recuerdos. Después tantos meses de confinamiento y pandemia. Tras anular reservas por colateralidades y perímetros arbitrarios.
-Llevaba realmente ganas de ver la obra ‘Don Quijote somos todos’. Conocía el texto por haber tenido la oportunidad de leerlo y analizarlo para certámenes y publicaciones. Con esas lecturas, se me habían puesto hasta los dientes largos por la curiosidad.
-A todo esto, se unía el (casi) mono particular de volver a ver al admirado José Luis Esteban sobre un escenario. En esta obra, lo es casi todo: autor, intérprete, impulsor, y hasta el mismo personaje reencarnado.
-No era yo el único. El teatro ha tenido una ocupación generosa, dadas las restricciones a las que nos estamos acostumbrando con peligro para nuestra salud también mental. En el patio de butacas, ha habido constantes manifestaciones de agrado, gusto y satisfacción durante la función. Se han reído los chistes, se han captado las ironías y se ha disfrutado de las complicidades. Al final, ha sido unánime, espontáneo y muy justo el reconocimiento a los méritos realizados sobre el escenario.
-‘Don Quijote somos todos’ es una obra llena de ingenio, sabiduría, escepticismo, esperanza, resignación, denuncia, y grandeza en el corazón. Se refiere, en concreto, al culpable olvido en que se tiene a un pueblo, el que vio nacer al ingenioso hidalgo. Pero hay muchos pueblos representados en él. Y también ciudades. Sobre todo descubre personas, individuos, seres humanos con fuertes y recios valores, que no merecen ese trato y esa utilización para otros intereses. Se dicen en ella eso que llaman ‘verdades como puños’. Se hacen denuncias que deberían avergonzar a quienes no tienen vergüenza. Se envuelve todo en un humor sutil e inteligente, que hace más eficaz la crítica.
-Es una defensa del idealismo. Una búsqueda del sueño utópico. Un rechazo del conformismo, de la aceptación de la derrota o la rutina o la vulgaridad de lo cotidiano manipulado. Una repulsa a los engaños oficiales y a las excusas de la pereza fácil. Termina con un canto al entusiasmo, aunque sea una locura mantenerlo.
-La producción es de la compañía aragonesa El temple. Un grupo emblemático de artistas, y de personas, por su trabajo, talento, dedicación, esfuerzo, calidad y estilo propio. Destacan por su muy digna y natural humildad, su infatigable fe en el teatro y su entrega impagable. Siguen manteniendo la estructura y la unión del grupo. No se resignan a abandonar su trabajo artesanal, detallista y continuado. Se nota en su cohesión y su complicidad interna.
-Esta obra es un auto homenaje por sus veinticinco años de trabajo, perseverancia y talento. Están todos los miembros. José Luis Esteban en la autoría y la interpretación. Carlos Martín como director y actor. María López Insausti, como productora. Minerva Arbues, Félix Martín, Francisco Fraguas, Irene Alquezar y Gonzalo Alonso. ¡Chapeau, por ellas y ellos!
-Permitidme que muestre mi debilidad por José Luis Estaban. La maestría, el talento, el trabajo, la meticulosidad, los detalles, los gestos, los tonos, los cambios en la voz y el movimiento, la naturalidad, la complicidad. Cualquier día el ingenioso hidalgo levanta la cabeza para imitarle.
-O quizá haya estado hoy en el teatro Serantes como homenaje a estos quijotes de ‘el Temple’.

Esta entrada se escribio el Sábado, 16 enero 16 2021 a las 0:11 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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