Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 26 enero 2021 - 11:55 pm
Categoría: General

David Barbero
-‘Alimento para las moscas’ es una aventura apasionante para un espectador activo del teatro.
-Te permite entrar en la cabeza de un monstruo social, de un asesino. Meterse dentro. Ver y sentir cómo funciona. O cómo dis-funciona. Cómo se conectan – o no – los nervios, las neuronas, los sentimientos. O quizá ver que no existen sentimientos. O descubrir que tiene más debilidades que agresividades.
-Toda obra de teatro te puede permitir realizar esa imprudente operación de voyerismo indiscreto. Entrar en vidas imaginarias, más o menos cercanas a la realidad. Más o menos cercanas a uno mismo. Con posibilidad incluso de jugar a identificarte con el protagonista. O con el antagonista.
-‘Alimento para las moscas’, en cambio, va por otro camino. Está pensada y realizada con la premeditada intención de meterte en el cerebro de alguien al que condenas y que te repugna.
-El texto lo ha escrito el muy insigne y misterioso Eusebio Calonge. La dirección en profundidad es del experimentado Borja Ruiz. La contundente interpretación la ‘vive’ Arnau Marín. Sin desmerecer las aportaciones de la canción de Yolanda Bustillo, el espacio sonoro de Roger Marín y la iluminación de David Alkorta.
-El espectador sólo debe abrirse para recibir la inquietante sensación de ir penetrando en ese cerebro miserable y perverso. Sentir desde dentro el instinto de matar, el deseo sucio de poseer y destruir. La pasión obscena de la crueldad. Pero también encontrarse allí con el miedo. Comprobar la debilidad. La impotencia incluso. ¡Y el gran desprecio hacia sí mismo!
-Como espectadores estamos acostumbrados a ver a los personajes de ficción desde fuera. Con un consciente distanciamiento. Pero ‘Alimento para las moscas’ ofrece una inmersión. Una implicación. Un viaje hasta dentro. La vivencia, el descubrimiento están incluso por encima del juicio o de la condena o incluso del análisis psicológico y moral.
-Hay un aspecto que no se debe obviar. Ha quedado claro que se trata de la maldad y la monstruosidad. Sin paliativos, ni contemplaciones ni dudas. También sin ambigüedades. Sin embargo, se puede percibir o sentir quizá una dicotomía entre el texto de Calonge más narrativo, quizá más descriptivo, frente a una interpretación o una vivencia actoral más emotiva y más visceral. Quizá de esa manera, intencionadamente el impacto de la introspección es todavía más rico en matices.
-En la primera frase, he colocado el adjetivo ‘apasionante’ para calificar la vivencia de esta obra. Para una descripción más completa, habría que añadir fuerte, o quizá brutal. Es posible que algún paladar exija un acondicionador. Pero…
-Pero yo no dejaría pasar la oportunidad.
-¡Ah! Una sugerencia subjetiva. No es una obra para verla desde la última fila, en la distancia. Es más impactante desde la proximidad, notando la respiración entrecortada, o viendo cómo caen las gotas de sudor por el cuerpo del intérprete.

Esta entrada se escribio el Martes, 26 enero 26 2021 a las 23:55 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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