Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 28 marzo 2021 - 12:00 am
Categoría: General

David Barbero
-Voy a comenzar este comentario con la afirmación de que lo mejor del espectáculo teatral que he visto esta tarde es, a mi juicio, el trabajo interpretativo y de dirección.
-Me sitúo antes de continuar. Esta tarde, día mundial del teatro, he acudido al Teatro Social de Basauri para ver la obra titulada ‘Los mojigatos’. El autor es el conocido dramaturgo escocés Anthony Nelson. Magui Mira ha realizado la dirección y la adaptación. La obra tiene dos personajes, que son interpretados por Cecilia Solaguren y Gabino Diego.
-Ahora debo explicar por qué he destacado, desde el principio, la interpretación. Suele ser un recurso para dejar ver, sin explicitarlo, que el contenido de la obra ha sido bastante flojo y superficial, encaminado a conseguir la risa fácil.
-Puede verse un adelanto disimulado de esta debilidad en la información y propaganda que se hace antes del estreno de la obra. Primero se indica que trata sobre las dificultades en las relaciones sexuales entre la pareja. Pero inmediatamente se añade que ese motivo ‘cómico’ está situado en un contexto del análisis de la soledad, de la imposibilidad de la comunicación o de los conflictos profundos entre la pareja. Se intenta atribuir una profundidad ideológica inexistente.
-Del planteamiento de Anthony Neilson, como autor, es preciso decir que su veteranía le lleva a proporcionar algunos elementos efectistas para disimular el uso de las dificultades sexuales como el centro principal de su obra. Consigue desviar la atención de los espectadores hacia una propuesta de terapia en directo. Pero la realidad se queda en una anécdota superficial, suavemente procaz y muy poco por encima del chiste verde.
-La adaptación de Magui Mira tiene la habilidad de dinamizar la escasa acción del argumento y establecer un ritmo medianamente vivo con movimientos complementarios. Se nota también en ella la intención de contener cualquier exageración o gesto indebido que dejara en evidencia el carácter provocativo de la comedieta frívola.
-Esa contención es más pronunciada en la interpretación de Gabino Diego. Su personaje tiene más peligros para caer en la procacidad. Por eso, fuerza una apariencia cercana a la ingenuidad exagerada. Es posible que alguien haya encontrado sus tics habituales. Son las características interpretativas que gustan y aplauden sus seguidores incondicionales.
-Cecilia Solaguren aprovecha esta comedia ligera para demostrar que ha alcanzado su madurez personal e interpretativa. Se muestra con el dominio de su amplio abanico de recursos en gestos, movimientos y expresiones. Domina la acción sobre el escenario a la vez que mantiene el equilibrio expresivo sin recurrir a excesos innecesarios.
-También ha vuelto a demostrar hoy que tiene una extraordinaria complicidad con el público. Desde sus primeras palabras o gestos, obtiene su asentimiento y su aplauso. Un mérito digno de valorar.

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