Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 5 junio 2021 - 10:47 pm
Categoría: General

David Barbero
-Esta tarde he acudido a Pabellón 6 de Bilbao con muchas curiosidades. Pero con satisfacción.
-La satisfacción estaba en ver sobre el escenario la adaptación de una de las novelas que más estimo entre las escritas durante el siglo XX. ‘Réquiem por un campesino español’ de Ramón J. Sénder.
-Las curiosidades estaban en comprobar cómo habían afrontado y resuelto este inmenso reto los miembros de la compañía ‘Che y moche’, implicados en el intento.
-Deseo insistir en la dificultad del reto. ‘Réquiem por un campesino español’ es una novela milimétricamente estructurada, calculada con todo detalle, con una mecánica narrativa muy estudiada. Arriesgada. Ambiciosa en el mejor sentido de la palabra. Con elementos muy novedosos. Con sobriedad y sencillez dignas del mejor maestro.
-Incluso tenía una curiosidad añadida. Sénder había sufrido la represión franquista en varios familiares. Escribió esta novela y otros escritos de denuncia. Pero no hubo en él ni odio ni revanchismo. Y tampoco cayó en el panfleto propagandístico.
-La novela se publicó primero con el título de ‘Mosén Millán’. Pocos años después, apareció con el título definitivo. Ambas publicaciones tuvieron lugar en el exilio a causa de la dictadura franquista.
-Los dos títulos tienen mucha coherencia. Es el párroco el que cuenta la historia de Paco el del molino, mientras se prepara para celebrar su funeral, tras haber participado en la delación que terminó en su asesinato.
-Con esas dos historias, perfectamente ensambladas, se ha haciendo un retrato de lo que fue la guerra civil española y la posterior dictadura militar. Las traiciones, las venganzas, las denuncias falsas, las cobardías. La colaboración ominosa de la iglesia. Los intereses de los poderosos y la pobreza de los campesinos.
-La estructurara narrativa de esta novela debería ser obligado estudio en escuelas, universidad y academias de escritura creativa. Las veintipocas constantes narrativas. La interrelación de elementos. Las reiteraciones intencionadas. Las preguntas sin respuesta y las respuestas con pregunta. Los símbolos. Las alusiones del pasado en el presente. Y al revés.
-Poco más de una hora después, al salir de Pabellón 6, en el riguroso orden establecido por la dichosa pandemia, la satisfacción dominaba sobre los otros sentimientos.
-¡Qué buen trabajo de dramaturgia ha hecho con el texto Alfonso Plou! Ha recogido la complejidad, el tono y la intención del original.
-El planteamiento y dirección escénica de Marian Pueo han resultado ingeniosos y eficaces. El equivalente al estudiado armazón narrativo de la novela. Destaca la ágil y variada utilización de los recursos escénicos. El dinamismo de las escenas breves. La expresividad de las proyecciones.
-La labor interpretativa merece elogios propios. Joaquín Murillo encarna a Mosén Millán con contención y, a la vez, con expresividad. Muy creíble. Saúl Blasco interpreta a todos los demás personajes. Una multitud. A todos, los diferencia en su tono, en su actitud, en los gestos correspondientes y en los movimientos justos.
-Mi curiosidad añadida sobre la – llamemos – ‘equidad’ expositiva ha resultado ajustada al tono establecido por Ramón J. Sénder. Quizá alguien haya echado de menos una manifestación más explícita del sentimiento de culpa por parte de Mosén Millán y su Iglesia.
-¡Ah! Sería injusto no apreciar la utilización del cristo articulado y su simbolismo. .
-La compañía aragonesa ‘Che y Moche’ ha estado a la altura del homenaje que ha rendido al también aragonés inolvidable Ramón J, Sénder,

Esta entrada se escribio el Sábado, 5 junio 5 2021 a las 22:47 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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