Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 junio 2021 - 10:40 pm
Categoría: General

David Barbero
-Cuando esta tarde, hace un rato, salía de la Sala La Fundición de Bilbao y caminaba hacia casa, iba pensando en que la historia es circular. Se repite. Vuelve a empezar constantemente. Con los mismos parámetros aunque con distintos protagonistas.
-Voy a concretar un poco más. Una línea fundamental de la historia de la (des)humanidad es la lucha por conseguir el poder y por mantenerse en él. Para lograr esos objetivos, los poderosos tienen buen cuidado en controlar y eliminar a los que se opongan, o difieran, o puedan perjudicar ese egoista objetivo.
-Les importa mucho a los poderosos tener el control. Dar las normas, las leyes, los reglamentos. Que todos sean súbditos, esclavos, y obedezcan. Que no se desvíen. Que, acepten y paguen. Hay que eliminar cualquier disidencia antes de se convierta en insumisión. Evitar que llegue a rebeldía. Eso pondría en riesgo su continuidad en el poder.
-En ese afán de auto fortalecerse y eliminar las disidencias, los poderosos a lo largo de las historia, a lo ancho de la geografía y a lo alto de las atmósferas, se han inventado todo tipo de inquisiciones. Han exigido bautismos, confesiones, adhesiones, firmas, carnets, papeles de acreditación.
-A los que se resisten, discrepan en cualquier campo o simplemente no se aclimatan, se les echaba, y se les sigue echando, a la hoguera. A las diferentes hogueras de cada momento, lugar o coordenada.
-Frente a esas ‘inquisiciones’ de los poderosos controladores, los disidentes, los rebeldes se ven obligados a luchar, a huir, a buscar escapatorias, a lograr papeles, a vivir en riesgo y entre limitaciones.
-Estos pensamientos me los había provocado, esta misma tarde, la pieza que acababa de ver en la sala La Fundición. Se titula ‘Los papales’. Está incluida en su programa de Zer(K)nías. En él, se presentan espectáculos fronterizos, colocados en los límites, en el cuestionamiento, en la rebeldía y en la oposición.
-En esa pieza de teatro corporal con proyecciones, Anthony Kmeid ha escenificado las inquisiciones que ha sufrido y sigue sufriendo. Son de muy diverso tipo. Políticas, sociales, sexuales, personales. Se ha visto obligado a huir, buscar papeles, encontrar caminos, rebelarse, denunciar.
-En la pieza, lo hace con numerosos elementos escénicos eficazmente utilizados. La danza, la palabra, la expresión corporal. Ha empleado un tono poético. Se ha comunicado en la proximidad. Hasta se ha permitido cierto humor. Ha sido insistente en la denuncia.
-Así que todavía sigo pensando en los innumerables, infinitos, Anthonys Kmeids que en el tiempo han sido. Y que en la actualidad continúan siendo.
– Aunque la insaciable ambición de los poderosos continúe sin límites ni escrúpulos, estas esforzadas denuncias deben seguir existiendo. Ojalá sean atendidas y escuchadas.

Esta entrada se escribio el Domingo, 6 junio 6 2021 a las 22:40 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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