David Barbero
-He decidido ir esta tarde a la sede de la compañía joven de pabellón 6 para ver el reestreno de ‘Mi último baile’. Fue su tercer proyecto. Creo. Lo he hecho al recordar que posiblemente sea el trabajo realizado por este grupo emergente con un método más colectivo.
-Todo el proceso se realizó desde cero con la colaboración de las actrices y los actores, de muy pocos años, recién incorporados, la directora y algunos asesores veteranos. De esa manera, los intérpretes en formación participaron en la creación de todos los elementos artísticos y también técnicos de la obra, desde la escritura a la puesta en escena, pasando por los diferentes oficios teatrales.
-Con ese método corporativo, se decidió elaborar una obra para reivindicar el día internacional con la violencia de género. Todos investigaron sobre el acontecimiento que se tomó como base para esa fecha. Entre todos, se fue escribiendo la historia. Perfilaron los personajes. Debatieron la construcción de la historia con las rupturas del tiempo y del espacio, para enriquecerla. También de la misma manera, crearon el espacio escénico y el espacio sonoro. Todos participaron en las equivocaciones y en los aciertos. En las propuestas y en las rectificaciones.
-Las veces que he visto esta obra, me ha producido la sensación de gran complicidad interna, de solidaridad común. He querido ver una inclinación al vínculo, al compromiso. No al éxito individual, sino al interés colectivo. Y como si existiera un deseo de integrar también al espectador en esa acción colectiva.
-Esta tarde, me ha parecido que ese vínculo de participar en la totalidad no sólo se mantiene vivo. Ha aumentado en la proporción en que están más maduros y más seguros de sus posibilidades. Curtidos con más equivocaciones y más aciertos. No es que lo hagan todo bien. Pero transmiten la imagen de ser ‘teatreros’ más totales, con recursos polivalentes en la interpretación, el canto, la coreografía y otros oficios.
-En este sentido, tengo la sensación de que esta nueva generación de intérpretes, diferentes y decididos, se está haciendo muy presente en el panorama escénico a pasos agigantados y que su protagonismo es imparable.
David Barbero
-Aunque la ortodoxia no lo aconseje, voy a comenzar por la conclusión. La obra ‘La mejor madre del mundo’, cuyo estreno he presenciado esta tarde en el teatro Arriaga, me ha parecido original, valiente en su planteamiento y desarrollo, novedosa, bien dirigida e interpretada, inteligente y con armonía de todos los elementos de la representación.
-Tenía muchas curiosidades, cuando caminaba hacia el teatro municipal de Bilbao, para ver este estreno absoluto. En la cabeza, estaba el debut público y solemne de la actriz Juana Lor en los trabajos de dramaturga, adaptadora y directora.
-También estaba presente la expectación ante la elección de un texto tan polifacético y heterodoxo como el publicado, con el mismo título, por la escritora y periodista Nuria Labari. Premeditadamente he utilizado el término genérico ‘texto’, porque es de muy difícil catalogación. Suelen aplicarle el género de novela. Pero tiene tantos méritos para ser considerado un ensayo, un soliloquio o una autobiografía ficticia.
-Como punto concreto, señalaré mi curiosidad sobre cómo iba a pasar al escenario el punto de vista narrativo tan personal como es la utilización de la primera persona. Incluso con el enroque virtuoso de contarse a sí misma tanto la historia como las reflexiones.
-Es igualmente controvertido y original el tratamiento que se hace de un asunto de tanta enjundia como es la maternidad. Pone el énfasis, como debate, en la influencia que ese hecho tiene en la trayectoria vital de toda mujer como oportunidad y como peligro. Estás más cerca de la desmitificación que del panegírico melodramático.
-Otro motivo de positiva curiosidad era el carácter predominante femenino del proyecto. Además del tema tratado, además de la autora del texto original, además de la adaptadora y directora. El elenco interpretativo está integrado por cuatro actrices y un solo actor. Hay que añadir a la ayudante de dirección. Y a las responsables de escenografía y vestuario.
-La respuesta a esa curiosidad, durante la representación, ha sido tan positiva como ha quedado expresada en el primer párrafo. Deseo destacar la valentía en el planteamiento. Considero que tiene más mérito ser atrevida, innovadora y rompedora de los esquemas habituales en el teatro que en la narrativa o en la lirica. El género dramático es todavía más conservador.
-Juana Lor, como adaptadora y directora, ha mantenido el tono novedoso, experimental y abierto del texto original. Lo ha hecho con firmeza y seguridad. Ha demostrado tener ideas claras y herramientas eficaces. Además, ha evidenciado sus dotes en la meticulosa dirección de actores. Y ha sabido conjugar todos los elementos técnicos y artísticos para unirlos en lo que deseaba decir y el modo de expresarlo.
-Para ello, ha contado con la calidad interpretativa y la ductilidad de Leire Ucha, Haizea Aguila, Karmele Larrinaga, Eneritz García y también Iñaki Maruri, Todos han aportado precisión y emotividad. Con la dificultad de los constantes cambios y las peculiaridades del texto.
-Antes, he señalado la conjunción de todos los elementos. Se ha logrado sobre la base de calidad y trabajo. Es preciso reconocérselo a María Casanueva en la sugerente escenografía. A Betitxe Saitua, en el variado y expresivo vestuario. A Iñaki Maruri, en el acertado espacio sonoro, y a Iñaki García con Fernando Alcauzar en la milimétrica y detallista iluminación.
-Para cerrar, habría que repetir lo dicho al principio. Pero las reiteraciones son peligrosas.
David Barbero
-El programa ‘ópera txiki’ que organiza en Bilbao desde hace años, la ABAO está realizando una gran labor entre los más pequeños en varios aspectos.
-Quizá la labor de más proyección a largo plazo sea la educativa. Está contagiando la afición a la buena música y a las representaciones teatrales entre niños y jóvenes. Muchos de ellos la mantendrán cuando sean mayores. Eso les servirá para saber disfrutar de un arte delicioso, apasionante, enriquecedor y muy gratificante.
-Esta misión educativa es, además, realizada de una manera divertida, adaptada para los más jóvenes, entretenida y llena de imaginación.
-Tengo la experiencia de acudir, desde hace unos cuantos años, con mis nietos a estas representaciones. Puedo asegurar que se lo pasan muy bien. Les gusta. Van formando su gusto crítico. Y están deseando que llegue la siguiente ópera txiki para repetir.
-La propuesta que se ha estrenado esta mañana en Teatro Arriaga cumple estas funciones educativas y artísticas de modo extraordinario. Además, tiene una característica muy específica. Se trata de la versión para niños de una ópera clásica y recocida como es ‘El elixir de amor’.
-Esta ópera cómica o melodrama gracioso la escribió Gaetano Donizetti, sobre un texto de Felice Romani, en sólo dos semanas por un encargo precipitado. Pero fue un éxito total desde principio. Está considerada como una de las mejores operas cómicas. Y es una de las más representadas.
-El tenor Aquiles Machado, uno de los promotores de esta adaptación para el público más joven, ha llevado el argumento y los personajes al mundo de la fantasía. Visualmente se ha realizado un imaginativo esfuerzo en los decorados y el vestuario. Los intérpretes, además de demostrar sus cualidades como cantantes líricos, han evidenciado dotes como actores cómicos y emotivos. Es preciso reconocer que se ha conseguido una puesta en escena de alto nivel y que la dirección musical e interpretación instrumental ha estado a su altura.
-La ópera ha tenido que ser reducida en sus dimensiones para adaptarse a la duración apropiada a un espectáculo infantil. Con el fin de que se pudiera seguir el argumento, se ha añadido el personaje de una narradora. No se ha optado por traducir las letras de las arias seleccionadas, aun respetando el número sílabas y los acentos de cada verso. Quizá eso hubiera facilitado la atención de un público tan joven y adecuado el ritmo de la narración a sus gustos.
-Con todos esos elementos, esta ópera txiki se ha convertido hoy en el ‘elixir’ para ir creando nuevos amantes de la ópera clásica y las representaciones musicales imaginativas.
-Todavía quedan varios días para poder disfrutar. Es una ocasión para ser aprovechada.
David Barbero
-Tenía interés en volver a ver, una vez más, ‘Cabaret Chihuahua’ en Pabellón 6 por varias razones.
-Reconozco que la primera de ellas era que en todas las veces anteriores he disfrutado, me he entretenido, he sonreído las muchas ironías, me he congratulado con las críticas y lo he pasado bien.
-Además de repetir esa gratificante experiencia, deseaba comprobar cómo resiste el paso de tiempo. Lleva varias temporadas y ha superado las doscientas representaciones. Quería ver si se le notan los años o si, por el contrario, va mejorando como el buen vino. En este punto, había un matiz añadido de observación. Su adaptación o no al nuevo clima, interior y exterior, que ha creado la dichosa pandemia
-Imaginaba que el texto y la dirección de Felipe Loza no habría cambiado mucho. Pero podría haberse actualizado. En lo que sí que ha habido algún cambio es en los intérpretes y eso siempre tiene su atractivo.
-La sesión de esta tarde, la número 202, capicúa, me ha servido para comprobar lo que ya he adelantado en el título de este comentario. El ‘Chihuahua’ sigue muy vivo y colea con tanta fuerza como siempre. O quizá más.
-He añadido ‘o quizá más’ porque me ha parecido muy en sintonía con este nuevo clima pandémico. Se percibía algunos añadidos breves, pero oportunos, sobre la actualidad más inmediata. Incluso, otras referencias ya existentes antes, tienen ahora más fuerza y sentido. Tras lo sucedido en los últimos meses, se percibe todavía mejor la intención irónica, crítica y hasta la mala leche contra determinados estamentos, instituciones y personas.
-El ritmo, la comicidad y la complicidad con el público me han parecido esta tarde todavía más destacadas. No sé si es que yo estaba también más predispuesto. Pero demuestra que Felipe Loza no deja nada por cerrado.
-Otra mención especial merece todo el elenco. Comenzaré por Diego Pérez. Ha puesto un énfasis especial en sus interpretaciones de Cantinflas y Winehouse, ya que hoy se despedía, temporalmente, de ellos. Han tenido total entrega Mikel Santamarina, .como Montse, y Ugaitz Alegría, como Sabino Arana. Juntos bordan a los hermanos Lehman. Irene Bau está ya identificada con su Monroe. Itxaso Quintana, con su Minelli. Frida, esta vez, ha sido encarnada por Izaskun Fernández. Quique Gago tiene ya pegado a la piel tanto al fiambre de Durango como a Mercury. Esta tarde, Adrián García de los Ojos ha sido el pianista y dinamizador musical como si fuera el papel de su vida.
-En definitiva, aportaría algo a que esta no es la última temporada para este ‘Cabaret Chihuahua’. ¿Alguien acepta la apuesta?
David Barbero
-El título de la pieza escénica que he visto hoy en el auditorio del Alhóndiga- Azkuna – Zentrum es ‘¡AY! ¡YA!’. Sus dos partes tienen los mismos elementos. Pero aceptan distinto significado, si se mira desde la izquierda o desde la derecha.
-Su principal responsable es Macarena Recuerda Shepherd. Una artista visual y escénica. Desde hace tiempo, está investigando sobre los efectos estéticos de la visión y de las formas de mirar.
-Le preocupan las diferentes visiones, falsas ilusiones y las equivocaciones que se pueden producir cuando miramos los objetos. Incluso cuando nos miramos a nosotros mismos.
-El resultado de sus investigaciones es esta pieza de difícil clasificación. Para no complicarnos, podemos situarla, quizá, cerca de la danza contemporánea. Hay bastante de performance. Se compone de elementos cercanos a la gimnasia. Y también está presente el humor.
-Presenta diferentes posturas, movimientos y composiciones corporales. Pueden ser interpretadas de diferente manera según cómo las mires. Cada uno ‘ve’ una cosa distinta dependiendo de su punto de mirada.
-Ha quedado demostrado que no se puede utilizar como garantía de veracidad la expresión: ‘Lo he visto con mis propios ojos’. Todos hemos utilizado nuestros sentidos visuales y hemos podido percibir cosas alejadas de la realidad. En el caso de que la realidad objetiva exista.
-El espectáculo ha estado dirigido, en buena parte, a un público muy joven. Ellos han hecho uso también de su imaginación y han visto motivos para reírse, emocionarse, divertirse y hasta sorprenderse.
-El que ha querido, además de pasarlo bien, ha podido confirmar su creencia de que ‘nada es verdad ni es mentira. Todo es del color del cristal con que se mira’. Alguien lo llamó: ‘Teoría de la relatividad’.
-Para todo eso ha podido dar de sí la pieza ‘¡AY! ¡YA!’, que esta tarde se ha presentado en el auditorio de la Alhondiga-Azkuna-Zentrum. O quizá otros lo hayan visto de otra manera.
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