Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 marzo 2019 - 12:09 pm
Categoría: General

David Barbero

-No recuerdo con exactitud la definición oficial de ‘Joyita’. Más o menos es así: Expresión antigua que alude a un objeto, o también persona, hecho, o hecha, con materiales de gran valor y adornado/a con piedras preciosas. Aunque sea diminutivo, puede aplicarse para destacar todavía más cualidades muy destacadas.
-Es, por lo tanto, un calificativo que viene como anillo al dedo a la pieza teatral ‘Lyceum club’, que ayer volví a ver en el escenario del teatro Arriaga de Bilbao.
-No es de extrañar que, a pesar de su escasa difusión hasta ahora, y sus reducidos medios publicitarios, haya sido reconocida con las nominaciones a destacados premios teatrales.
-Tiene, además, esta pieza una característica muy propia de las joyitas. Es el cuidado, el mimo, la atención a los detalles, el amor con que ha sido hecha y se renueva en cada una de las representaciones. Y otro requisito más. Todos los elementos, por pequeños que sean, dejen encajar a la perfección.
-Por esa razón, va también mejorando en su evolución. Ayer, me gustó, me emocionó, me interesó, me dejó todavía mejor sabor de boca que hace unos meses.
-Una buena parte del mérito debe atribuirse a María Goiricelaya como autora del texto y directora. Sin aparatosos planteamientos, nudos y desenlaces, ha sabido plasmar la creación del primer club feminista de España. Ha condensado los ambientes en los que nació y se desarrolló ese movimiento feminista. Ha reflejado las vidas de sus fundadoras con sus matices específicos. Ha expuesto los anhelos de las mujeres trascendiendo las épocas. Ha creado las atmosferas adecuadas. Ha expuesto los objetivos sin necesidad de enfatizarlos. Ha transmitido las emociones. Ha logrado la identificación de las y los espectadores.
-la misma proporción de mérito hay que atribuir a las cuatro intérpretes. Citemos sus nombres. Ane Pikaza, Nagore González, Olatz Gamboa y Getari Etxegarai. Exactas en sus movimientos y en sus expresiones. Contenidas en unas emociones y extendidas en otras. Muy expresivas en las matizaciones de sus personajes. Colaboradoras en la creación de atmósferas. Generosas en colaborar en el protagonismo de las otras.
-No menos mérito hay que conceder a la parte musical del espectáculo. Aquí el destinatario principal del aplauso debe ser Adrián García de los Ojos. Muy adecuado y oportuno el acompañamiento instrumental. Afinada la selección de las canciones. Muy cuidadas y ajustadas las intervenciones de canto. A este punto, han prestado mucha atención las actrices.
-Sería una injusticia no aludir a los elementos técnicos del espectáculo. No se puede dejar de citar que, en el diseño de vestuario, se han cuidado las hechuras, los colores y todos los detalles. Tampoco es posible dejar de reconocer la exactitud de las iluminaciones. Contribuye al desarrollo de las escenas y a la matización de las atmosferas. La funcionalidad del atrezo permite la agilidad en los movimientos.
-En resumen, una gran joyita. Además, especialmente oportuna en este momento.

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