Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 marzo 2017 - 12:09 pm
Categoría: General

David Barbero

-El público que ayer acudió a la sala de La Hacería para ver el estreno de ‘Expediente 312’ de Gaitzerdi Teatro era muy distinto al que acude a los estrenos en teatros más solemnes. Iba a dejarse sorprender. Acudía para encontrarse con algo nuevo. Los aplausos finales y los comentarios de satisfacción confirmaban al terminar que se habían cumplido sus expectativas.
-Entre la esperanza previa y la satisfacción posterior, habían asistido a un espectáculo diferente, llamativo, lleno de intención, con mucha ironía, con un sentido del humor directo, con un planteamiento critico, más elíptico que fácil, intencionado, divertido, cercano y con otras muchas más cualidades.
-Un valor importante del espectáculo es la cercanía con el público, la escucha de la respiración de los actores, el cruzarse con sus miradas, el sentir el matiz de su gesto, el oír hasta sus silencios.
-‘Expediente 312’ trata sobre la necesidad de subvertir el orden establecido, sobre las maneras para desconectarse de ese mundo oficial que oprime la libertad y te tiene a uno entre rejas. Para comunicarlo, no hace falta emplear elaboradas frases académicas, ni complicadas tesis retóricas. El movimiento, el gesto, la ironía, el absurdo, la ocurrencia inesperada son mucho más eficaces e infinitamente más teatrales.
-Es un buen trabajo sacado de un texto escrito por Kepa Ibarra, que hace también de director de forma muy sutil. Sobre ese texto han trabajado con tesón, con mucha imaginación y también con mucha libertad los cuatro intérpretes: Aritz Bengoa, Aitor Guisasola, Iraia Urraca e Iñigo Marín. Es un método de artesanía propia que repercute en la calidad del resultado final también con características peculiares.
-La función es tan directa, entra con tanta suavidad, es tan agradable, sorprende tanto por la gran calidad y la enorme complicidad, sin ninguna ostentación, de los intérpretes y del director.
-Con este ‘Expediente 312’, la compañía Gaitzerdi ‘deja la calle’ y sube al escenario cubierto. Una pérdida para la primera. Pero una bocanada de aire fresco, callejero, para el segundo.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 12 marzo 2017 - 12:20 pm
Categoría: General

David Barbero

-El Teatro Barakaldo ha vivido, este fin de semana, unas jornadas multitudinarias, entusiastas y movidas. Ha habido muchos espectadores muy interesados. Como siempre, más espectadoras que interesados varones. Había colas largas, bulliciosas e irregulares para obtener las entradas y para acceder a la sala. Era un público más vivo y ruidoso de lo habitual. Más joven y más apasionado.
-Se trataba de la presentación de la muestra anual realizada por los alumnos de Bizkaiko Antzerki Ikastegia, establecida en esa localidad. Protagonizaban la obra los alumnos del último curso, con la ayuda de los profesores. En este año, la obra elegida ha sido ‘Bodas de sangre’ de Federico García Lorca.
-La primera conclusión es la evidencia del interés y el entusiasmo despertado. Difícilmente lo logran compañías profesionales incluso con nombres famosos.
-Este interés bullicioso se convirtió en un silencio interesado, atento y sorprendido durante todo el desarrollo de la representación.
-Nada más terminar el espectáculo se tradujo en unos aplausos entusiastas, sinceros y agradecidos. Era la merecida respuesta y el reconocimiento al serio trabajo que habían presenciado.
-Ciertamente había sido un trabajo concienzudo, planificado con disciplina y realizado con entusiasmo. Sin duda, va a significar un espaldarazo para iniciar una actividad interpretativa que será dura, exigente y llena de competencia.
-Conviene dejar constancia de los participantes: Leire Ormazabal, Saloa Bañales, Itxaso San Juan, Nefer Ibarra, Andoni Fernández y Andrés Arias- Ibarra. Habrá que estar atentos a estos nombres en el futuro.
-También hay que destacar la labor de los profesores participantes: Joseba Lazkano, Fer Montoya, Ismael Pereira, Lorea Montenegro y Nerea Wright. Se ha podido comprobar que, además de los conocimientos técnicos y artísticos, aportan confianza, entusiasmo, complicidad y colaboración humana. Todo será necesario.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 11 marzo 2017 - 11:10 am
Categoría: General

David Barbero
-La representación en el teatro de la adaptación de novela ‘En la orilla’, escrita por el gran Rafael Chirbes produce el efecto de remover el estómago y producir asco sobre lo que sigue sucediendo. Es exactamente lo que lo que debe hacer el teatro.
-‘En la orilla’ se está representando estos días en el teatro Arriaga de Bilbao. Acaba de estrenarse en Alicante. Ahora comienza un largo recorrido que le permitirá producir ese mismo efecto en otras numerosas ciudades.
-La iniciativa se debe a un deseo personal del actor, director y productor teatral Adolfo Fernández. Ya tenía esta idea con las anteriores obras narrativas de Chirbes. Su elección de este texto vino ratificada por detrás con la entrega de números premios y otros tantos reconocimientos para el autor, lamentablemente desaparecido.
-Así el solitario y comprometido autor tuvo entonces y sigue teniendo ahora no solo el aplauso sino sobre todo la satisfacción de su deseo de extender su denuncia social y política sobre lo que sucedía y sigue sucediendo.
-No ha sido tarea fácil la de Adolfo Fernández y su equipo. El contenido y la forma de narrar de Rafael Cribes no son ni lineales ni evidentes a la primera lectura. Exige un esfuerzo notable del lector. Ese mismo esfuerzo, esa participación activa, esa atención cómplice es pedida también para asistir a este espectáculo.
-La primera dificultad a superar ha sido la adaptación de texto. Para ello, ha contado con la ayuda del actor Ángel Solo. Numerosas versiones han sido necesarias antes de llegar al texto representado.
-La dirección y puesta en escena no han sido pasos más sencillos. La diversidad de escenarios y la vinculación con los elementos exteriores son esenciales en la historia. Ahí la escenografía de Emilio Valenzuela y el diseño grafico hacen una importante colaboración. En este campo, ha dado sus primeros pasos la jovencísima Nuria Hernando.
-La interpretación ha sido otro cuidado muy detenidamente atendido. Se han buscado actores y actrices con calidad y con actitudes especiales para tan característicos personajes. La elección de César Sarachu, para el papel de Esteban, ha sido determinante. Difícil papel. Sobre todo viniendo de la antípodas en ‘Reikiavik’. Marcial Álvarez hace una encarnación ajustada de Justino. Sonia Almarcha se triplica con gran maestría. Rafael Calatayud, Ángel Solo y Yoima Valdéz también deben diversificar su esfuerzo. El mismo Adolfo Fernández, además de la dirección y adaptación, asume un personaje determinante en la acción.
-Habría que citar y felicitar a todos los demás participantes por la encomiable labor de hacer que el teatro cumpla con su misión de hacer se revulsivo de la sociedad.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 3 marzo 2017 - 1:04 pm
Categoría: General

David Barbero

-La labor del director y actor Josep María Flotats en la obra ‘Serlo o no’ demuestra sus grandes cualidades en estos dos campos. Estos días lo está demostrando en el teatro Arriaga de Bilbao. Desde aquí, irá al Festival de teatro de Eibar. Allí lo explicará incluso de modo teórico.
-No sé si quieres decir que lo único destacable del espectáculo es la labor de Flotats.
-Aprovecho que lo hayas dicho tú. La obra del autor, muy conocido y premiado en Francia, Jean Claude Grumbert es un entretenimiento. Lleva un subtitulo: ‘Para acabar con la cuestión judía’. Lleva pensar que desea tratar el tema con cierta profundidad. Pero se queda un buen ejercicio de estilo. Al menos, eso me pareció a mí.
-Hay que reconocer que los diálogos están hechos con agilidad, humor, intención y naturalidad. Demuestran que su autor tiene una destacada maestría.
-Nadie duda de las cualidades de Grumbert como arquitecto de textos teatrales. Su trayectoria y los premios recibos lo acreditan. Pero la repetición de escenas idénticas en rellano de la escalera se sostiene por los matices de la interpretación, sobre todo de Flotats, y en su delicada labor de dirección.
-Quizá la preocupación por dar al espectáculo un ritmo adecuado y un porcentaje de humor de cara al público, debilite la apreciación del contenido.
-Un comentario específico merece el monologo final. Cumple, por lo menos, dos funciones. Pretende rodear a la obra de esa aparente profundidad sobre el tema. Por otra parte, sirve para que el actor realice una exhibición de sus extraordinarios recursos interpretativos.
-Digamos, como información, que es un añadido sacado de los libros de memorias del propio autor. Lo ha elaborado, creo, Flotats con el consentimiento de Grumbert, que es su amigo.
-En consecuencia, una muy buena ocasión para comprobar una magistral interpretación de un maestro.
-¡Ah! He cometido una injusticia al no citar a Arnau Puig. Es el otro protagonista de la obra.

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