David Barbero
-Éste fue el título de la intervención, ayer en el taller de espectadores de la sala La Fundición de Bilbao, por parte de Iñaki Astigarraga, director y conductor del veterano y muy escuchado programa radiofónico ‘La flor de le canela’.
-Dado su carácter, el de Iñaki, no se trató sólo de una ponencia o una conferencia habitual. Reunió connotaciones de charla abierta, e incluso provocadora, ante la docena y media de ‘talleristas’ habituales de esta sala innovadora de las artes escénicas.
-El presentador expuso, de modo coloquial y entretenido, sus planteamientos profesionales, las características del programa, sus ideas sobre los medios de comunicación y sobre la cultura, con referencias específicas a las artes escénicas.
-A lo largo de dos horas, se expusieron, comentaron y debatieron los aspectos, -los positivos y los negativos-, de las relaciones entre la cultura y la comunicación. Hubo interpelaciones, discrepancias, coincidencias, polémica, denuncia y hasta entendimiento.
-De la cultura, se habló, y hasta se polemizó, sobre su situación actual. Se puso especial énfasis en los intentos de las instituciones políticas y económicas por controlarla y obtener rentabilidad material, ideológica o política.
-Sobre los medios de comunicación, hubo muchas opiniones, unas coincidentes y otras discrepantes. Se evidenciaron y se denunciaron sus intereses, no siempre – casi nunca – destinados a informar de modo objetivo. Salieron a la luz los condicionantes económicos o partidistas que impiden desarrollar bien su misión de informar de modo imparcial a la sociedad.
-De la reunión, amena y muy participativa, se pudo sacar la conclusión de que las personas ‘normales’ tienen –tenemos- muchos problemas para enterarnos de lo que realmente pasa a nuestro alrededor –próximo y lejano – por el afán de algunos para controlar las instituciones, la cultura y los medios de comunicación en su beneficio.