Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 2 mayo 2011 - 3:13 pm
Categoría: Teatro

-He ido estos días al Teatro Arriaga de Bilbao para ver la versión que hacen el director Mario Gas y la actriz Vicky Peña de la obra ‘Un tranvía llamado deseo’ de Tennesse Willians.
-¿Y?
-Quiero empezar diciendo que yo considero a Vicky Peña una grandísima actriz.
-Mal empezamos. Cuando se comienza con alabanzas, se termina con críticas
-Fui a ver la obra principalmente por ella.
-Pasa pronto a explicar tus ‘peros’.
-Estoy seguro de que Vicky deseaba, desde hace tiempo, interpretar un papel tan potente como el de Blanche du Bois. Mario Gas, que es su pareja en la vida real, le ha dado esa oportunidad. Ha puesto la obra a su servicio.
-Esa frase es de doble filo.
-Poner una obra al servicio de una actriz para que se luzca es muy peligroso. Se descuida o se minusvalora al resto de los personajes, y consecuentemente al resto de los actores y actrices. Se presta menos atención a la acción, al ritmo, al espacio escénico, al …
-Pero la actriz sale favorecida.
-No lo creo. La mayoría de las veces se convierte en una trampa maligna. En una tentación perversa. La actriz se pone por encima del personaje. En lugar de interpretar al personaje, se cae en querer dar una lección magistral sobre la interpretación de ese personaje. Se exagera.
-También ha quedado claramente exagerada tu opinión.
-Me gustaría terminar diciendo que Vicky Peña me sigue pareciendo una gran actriz y Mario Gas un gran director. Pero esta vez, había demasiadas ganas de ….

Esta entrada se escribio el Lunes, 2 mayo 2 2011 a las 15:13 pm. en la categoría: Teatro. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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