David Barbero
-Tengo la sensación de haber asistido esta tarde-noche, en la sala Hacería del off Bilbao, a un destacado acontecimiento teatral. Ha sido el estreno de ‘Ana Karenina’, por la compañía Saraband, con adaptación de Armin Petras y la dirección de Francesco Carril.
-Lo califico de destacado acontecimiento teatral porque nos ha impresionado, no sólo a mí, sino a todos lo que hemos asistido.
-Por comenzar con la adaptación de Petras, hay que destacar que ha conseguido sintetizar, en algo más de hora y media, el complejo y profundo contenido de la extensa novela original. Además, ha captado y expuesto su esencia de modo impactante.
-Sintetizado este propósito en un análisis dramático sobre la naturaleza del amor tiene mucha más fuerza. Ha separado y enfrentado las diferentes formas de concebirlo y vivirlo. Con sus ambigüedades, contradicciones, valentías, dobleces, grandezas y debilidades.
-El monólogo final con la definición imposible es de una intensidad y una fuerza impresionante.
-El tratamiento de los personajes tiene también una profundidad y complejidad pocas veces conseguida. El desdoblamiento de vivir apasionadamente cada uno de ellos y, a la vez, separarse para hablar de sí mismo en tercera persona es de una virtuosidad extraordinaria.
-Estas consideraciones hay que aplicarlas, con el mismo énfasis, a la muy meritoria labor de las actrices y actores. Es preciso citarlos a todos: Mámen Camacho, Georbis Martínez, Andrea Trepat, Sergio Moral, Diego Toucedo, Gracia Hernández Y Mateo Franco.
-A la dirección, hay que atribuirle, entre otros muchos méritos, la creación del ambiente desde el primer momento y haber centrado el conflicto en ese instante inicial. Y también, quizá más difícil, sostenerlo.
-Por todas esas razones y algunas más, me permito aconsejarles, cosa que no suelo hacer, que vean este espectáculo de ‘Ana Karenina’ en cuanto puedan.