David Barbero
-Todavía no me falla la memoria. Soy consciente de que el título de la obra teatral que he visto esta tarde en Pabellón 6 de Bilbao llevaba el título de ‘Miguel Hernández, que estás en los cielos’.
-Intencionadamente, en el título de este comentario, he añadido ese ‘más allá de’. Lo he hecho aceptando la idea de un amigo que también ha presenciado esa obra esta tarde. Opina que Miguel Hernández fue tan grande, como persona y como poeta, que no merece quedarse en el olimpo, sino ir todavía más lejos.
-La obra ha cumplido, sobradamente, con su propósito de cumplir ese objetivo. Ha constituido un muy oportuno, bien elaborado, cuidado, muy sentido y emotivo homenaje con ocasión de cumplirse los primeros ochenta años de su muerte.
-Ese mérito hay que atribuírselo principalmente a Unai Izquierdo impulsor de proyecto, autor del texto e intérprete del protagonista. Se nota el esmero dedicado. Y la documentación. Y el trabajo. Y la sintonía. Del director del espectáculo, Gorka Martin, hay que destacar la meticulosidad de los detalles. Y la coherencia de la concepción integral. ¡El ritmo del texto y del monstaje!
-A los otros intérpretes, Irene Bau, Alfonso Diez y Yeray Vázquez, hay que premiar el trabajo intenso, detenido, cuidado. Se nota la sintonía y la entrega. Tampoco se puede olvidar la sutil escenografía diseñada por María Casanueva y Susana Diez; El vestuario de Alaitz Cabriada, y la iluminación de Fernando Alcauzar.
-En la pieza, quedan meridianamente claros su semblanza, su personalidad, su valentía, su honradez … Reconozco que ha sido motivo de satisfacción y regocijo para los que éramos, somos y seremos entusiastas admiradores del gran Miguel Hernández. ¡Ah! La utilización oportuna de sus poemas.
-Habiendo dejado clara la admiración hacia él, debo confesar que esta tarde llevaba también a Pabellón 6 otra curiosidad. Iba decidido a fijarme en el tratamiento dramático que da Unai Izquierdo a los personajes protagonistas a quienes dedica sus obras. Ya lo realicé con ‘Ocaña’. Y deseaba comparar.
-Me ha resultado muy ilustrativo el análisis. He encontrado diferencias y paralelismos, coincidencias de tratamiento, como un estilo consolidado. Como el dominio de una eficacia ya experimentada, pero versátil. Coincide el hincapié en los aspectos emotivos del personaje. Destaca no muchos rasgos. Los más sobresalientes. Insiste en los sentimientos. Anadir un personaje femenino clave, muy potente a su lado. Allí, en Ocaña, su madre. Aquí, su compañera. Allí, interpretado por Itziar Lazkano. Aquí, por Irene Bau. Textos escritos expresamente para ellas. Aquí más personajes masculinos. Diferentes, aparentemente contrapuestos. Pero coincidentes en lo esencial. Algunos muy cuidados. Otros necesarios.
-Así que ha resultado una de esas jornadas que se suelen calificar de completas.
-¡Ah! Esto no es todo en el homenaje de Pabellón 6 a Miguel Hernández. Hay, por medio, un muy interesante recital de sus poemas. En él, están implicados, Ramón Barea; Ainhoa Rincón, con su violín; Pedro Martínez, con su chelo, y Maite Olmos, con su piano.
-Y tampoco termina aquí esta historia, Este recital empalma con otro proyecto casi nostálgico, llevado a cabo hace ahora cincuenta años. Protagonizado por algunos de estos artistas y por otros miembros dentro de aquella añorada aventura de ‘Cómicos de la legua’. Se está rodando un documental en serio. Así que esto no termina aquí.