DAVID BARBERO
-He acudido esta tarde noche al teatro Arriaga de Bilbao para ver el espectáculo ‘Salomé’ con una muy especial expectación. Otras veces utilizo la palabra curiosidad para definir mi estado de ánimo. Esta vez había cambiado.
-Por la mañana, había asistido a la rueda de prensa que han dado dos de las protagonistas y la autora-directora. Han expuesto con tanto entusiasmo y tanta convicción su contenido y su estética que me han provocado esa situación anímica. Han definido al personaje protagonista y al espectáculo en general como una encarnación y representación de la lucha de la mujer, de su rebeldía, de su búsqueda de la libertad por todos los medios y formas a lo largo de la historia.
-Ese planteamiento me ha interesado mucho. Además, me ha estimulado, porque el imaginario que se tiene del personaje de Salomé no es precisamente ése. A pesar de los pocos datos existentes, se tiene de ella una idea casi contraria a la de esa líder luchadora desinteresada y generosa. Así que existía el aliciente añadido de comprobar cómo Magüi Mira, en su no muy conocida faceta de autora, llevaba a cabo esa positiva transformación.
-Esta producción de ‘Salomé’ fue presentada en el último festival de teatro clásico de Mérida. Tuvo mucho eco. Resultó polémica. Eso es, en principio, otro aliciente. Tras esa presentación, está realizando una gira por locales teatrales de toda la península, dentro de la cual ha llegado este fin de semana al teatro Arriaga de Bilbao.
-Para aportar una información completa de este acontecimiento, es preciso citar a las responsables. Magüi Mira es, como de ha dicho, la responsable del texto y la dirección escénica. El elenco es amplio y lleno de nombres famosos. Está encabezado por Belén Rueda, Luisa Martín, Juan Fernández, Pablo Puyol y Sergio Mur. Tampoco se puede olvidar los trabajos técnicos de Curt A. Wilmer y Leticia Gañan, en la escenografía; José Manuel Guerra en iluminación y Helena Sanchís, en vestuario.
-Hay también que señalar que se han cuidado todos los aspectos, detalles, claves y elementos que debían cuidarse para conseguir esa notoriedad del espectáculo en el festival y la gira, para convertirlo en un éxito comercial. Un cuidado inicial fue la configuración empresarial. Una producción mixta. Público privada. El festival internacional de Mérida y la productora distribuidora Pentación espectáculos para equilibrar ganancias y pérdidas. Que además, confluyen en una misma persona. Jesús Cimarro.
-Después de haber visto el desarrollo del espectáculo muy atentamente, con la habitual curiosidad y con la añadida expectación que he explicado al principio, reconozco que no he sabido encontrar la coherencia ni las trascendencia del propósito expuesto con tanto entusiasmo por sus principales implicadas.
-La pretendida modificación del carácter de los personajes cae en demasiadas incoherencias. Su conversión en heroína y encarnación de la lucha feminista se queda en proclamaciones ampulosas, pero vacías de contenido. No hay acción ni conflicto, aunque abundan muchas expresiones solemnes. Los personajes pecan de inconsistencia. En algunas ocasiones, rozan el infantilismo, en el mal sentido del término. La interpretación se ve influida y limitada por todas esas circunstancias.
-Hay que hacer referencia también a la destacada parte musical del espectáculo. Da la sensación de que las canciones incluidas tenían la misión de evidenciar la intención que quedaba oculta en las otras escenas. Pero la banalidad de las letras, preocupadas sólo de buscar las rimas, y las melodías estandarizadas, producen el efecto contrario.
-Así que nos quedaremos con el recuerdo de haber visto y disfrutado de otros trabajos escénicos de la autora-directora y las intérpretes, con más interés.