‘MALVIVIR’: PROTAGONISMO DE LAS PÍCARAS

David Barbero

-Cuando esta tarde he acudido al teatro Arriaga a ver la obra ‘Malvivir’, ya sabía, lógicamente, que iba a ver una pieza que trata sobre la picaresca y que sus principales protagonistas son dos actrices. Por cierto, muy buenas.

-Por esa razón, mi pensamiento iba ocupado en la poca atención que se ha prestado a las mujeres ‘pícaras’. Un hecho injusto. Y, además, difícilmente explicable. Porque, en los textos clásicos de la picaresca, hay numerosas protagonistas femeninas. Además, muy bien diseñadas literaria y socialmente.

-Sin embargo, en las referencias posteriores, en los estudios académicos, en las citas de los expertos, y también en las adaptaciones teatrales o cinematográficas, los picaros protagonistas han sido habitualmente varones.

-Además, hay que señalar que las caracterizaciones que hacen los autores clásicos de la picaras son más favorables que las de los picaros varones. Ellas suelen ser más hábiles y astutas. Tienen mayor inteligencia práctica. Tienden trampas eficaces.

-He indicado que las intérpretes principales de la obra que he visto esta tarde en el teatro Arriaga son dos reconocidas actrices. Eso no debe llevar a la conclusión de que interpretan sólo a personajes femeninos. Hacen una exhibición en los cambios de roles, en la agilidad de identificación, y en la expresión de las diferencias de caracterización.

-Estas dos intérpretes son Aitana Sánchez Gijón y Marta Poveda. En otras ocasiones, ya han demostrado su calidad. En esta ocasión, su demostración ha sido igual de explícita por la polivalencia de recursos interpretativos y por su gran entrega. Este punto ha sido quizá el más destacable. Han desarrollado sobre el escenario una actividad extraordinaria. Sin ningún descanso ni interrupción.

-Junto a ellas, hay que citar la labor realizada por Bruno Tambascio en el acompañamiento musical para crear atmósferas y situaciones.

-Teóricamente, se puede afirmar que todo este proyecto ha sido preparado con las mayores garantías.  Álvaro Tato, responsable de la adaptación y dramaturgia, así como Yayo Cáceres, que asume la dirección escénica y la composición musical, tienen una larga y muy meritoria trayectoria en el buen tratamiento de los textos clásicos. Lo mismo se puede decir de los responsables de la producción. O de los que han diseñado y realizado los elementos técnicos.

-Sin embargo, en la realidad, no siempre sucede lo que se prepara. A veces, la práctica se distancia de la teoría. La distancia entre lo que se hace sobre el escenario queda distante de lo que se recibe en el patio de butacas.

-Pero hay que reconocer que el público de hoy en el Teatro Arriaga, aunque no ha sido muy numeroso, ha aplaudido, con entusiasmo, el trabajo de las intérpretes.

Esta página web utiliza cookies para mejorar tu visita adaptando la navegación a tus preferencias.
Para seguir navegando tienes que Aceptar las política de cookies. Más información