Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 24 junio 2017 - 10:30 am
Categoría: General

-Vamos a arrancar haciendo el ejercicio de buscar los tres adjetivos que mejor pueden definir la representación de ‘War réquiem’ de Benjamin Britten en el teatro Arraiga de Bilbao, dirigido por Calixto Bieito. No se trata de lanzar alabanzas sino de definirlo.
-El primer adjetivo puede ser impresionante, en el sentido directo de dejar impresionados, además de modo duradero, por la cantidad de sensaciones y estímulos recibidos. Un segundo adjetivo puede ser total, intentando describir la conjunción exacta de todos los elementos que pueden influir en el desarrollo de un espectáculo de comunicación artística. Un tercer adjetivo debe recoger la excelencia con la que intervienen todos los participantes desde los más pequeños a los que tienen mayor responsabilidad.
-Partamos, como virtud, de que ‘War réquiem’ es de muy difícil clasificación dentro de los géneros artísticos, musicales o escénicos. Ese puede ser uno de los elementos de su grandeza. Teóricamente debe definirse como una Missa pro difunctis, que es lo que se le encargó a Benjamin Britten para la inauguración de la catedral reconstruida de Conventry que había sido destruida durante la segunda guerra mundial. Pero indudablemente hay mucho más. En el texto, junto a ese sólido esqueleto del rito religioso, están los profundos y sentidos poemas de Wilfred Owen, un poeta pacifista que fue asesinado durante la primera gran guerra. Hay también muchos simbolismos, una gran cantidad de emociones, un extraordinario deseo de contagiar emociones, actitudes y hasta ideas. En ese sentido, hay que cantar de modo permanente las excelencias de la obra de Britten.
-De la labor de Calixto Bieito como director escénico del espectáculo, no sé si es la palabra adecuada, que ayer pudo ser visto, sentido, participado, sufrido con deleite o disfrutado con angustia, hay que destacar esa misma excelencia. Es preciso expresar la perfección y sabiduría con la que utiliza y coloca cada uno de los elementos, desde los artísticos hasta los técnicos, para que todos contribuyan, perfectamente engranados, a transmitir, contagiar, introducir todo un cúmulo de sensaciones, impresiones, emociones e ideas en el espectador. Demuestra tener un gran dominio a la vez del conjunto y del detalle, del matiz y de la totalidad.
-No hay que dejar en una menor valoración al director musical, Erik Nielsen en su labor de ensamblar todos los elementos no solo de la orquesta, sino de los varios conjuntos vocales e interpretativos.
-En cuanto a los cantantes solistas principales, la soprano Natalia Tanasii, el tenor Rolf Romei y el barítono Thomas Bauer, hay que destacar, junto a la potencia y calidad de su canto, las extraordinarias capacidades interpretativas para comunicar, para transmitir las muchas y variadas emociones de los textos y de sus acciones. Hay que constatar, además, su entrega total a los papeles y misiones encomendadas.
-Habría que hacer alabanzas sin parar de la sociedad coral de Bilbao y del coro infantil en su participación en este ‘War réquiem’, la perfecta coordinación, la actitud, la intensidad, la vivencia, la solidez, la emotividad, su interpretación dramática, su expresividad, su entrega.
-De las interpretaciones de los llamados aquí figurinistas, tanto adultos como infantiles, hay que decir que tienen una parte muy importante del merito en la transmisión de todas las emociones acumuladas. Se labor ha sido la de unos actores consumados. Quizá los niños y las niñas impresionaron todavía más. En este punto, hay que señalar de nuevo la maestría con la que Calixto Bieito mueve todos estos elementos personales para lograr los efectos emocionales y artísticos de cada momento y de cada situación.
-Sería injusto olvidarse de los responsables de los efectos técnicos y artísticos como la escenografía, la iluminación, el vestuario. Los efectos de las vidrieras y su derrumbe, por ejemplo, producen un impacto impresionante.
-En resumen, la representación de este ‘War réquiem’ significa un remate potente y significativo de esta primera temporada en la que Calixto Bieito ha asumido la dirección artística del Teatro Arriaga y una muestra de lo que se puede hacer en él. El reto ha quedado en un listón muy elevado.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 12 junio 2017 - 9:55 am
Categoría: General

David Barbero

-El reconocido director, coreógrafo y bailarín, israelí y germano, Nir de Volff ha presentado en la sala de la Hacería, en el off Bilbao, su espectáculo ‘Love & Lonelinees in the 21 century’.
-Estas representaciones han constituido el remate y culminación a la labor artística y pedagógica realizado en este mismo centro durante toda la semana.
-Tanto las representaciones como el curso han constituido un acontecimiento cultural dada la categoría y el reconociendo internacional del artista polifacético Nir de Volff.
-El espectáculo ‘Love & lonelinees in the 21 century’ ha constituido una magnifica demostración de su concepción escénica en la se mezclan, en una cuidadosa combinación, elementos de diversas disciplinas artísticas. Hay una elevada dosis de danza contemporánea, de expresión corporal, de música, de texto autobiográfico, de interpelaciones al público. Con todo ello, se logra una comunicación muy directa con los espectadores y una transmisión de emociones a flor de piel.
-Los espectadores salieron emocionados y contagiados de las emociones reflexivas sobre las vivencias personales. Muchos de ellos sintieron también una conmoción personal y un impulso para sacar a la superficie sus emociones, conflictos, dudas y tensiones sobre la vida, las ilusiones, los sueños, las frustraciones o los anhelos existentes en cada uno de nosotros. Fue especialmente directo y eficaz en el análisis emocional de las tensiones y crisis que inundan la mediana edad en cada una de las personas.
-A estas representaciones asistieron, quizá todavía con más emoción, las actrices, actores, bailarines y otros aristas que han participado en días anteriores a sus clases, enseñanzas y ejercicios prácticos de su curso titulado ‘Total brutal’. Todos coincidían que han sido una experiencia, además de artística, muy enriquecedora en el campo personal. Su objetivo, conseguido en casi todos los casos, era lograr un equilibrio, intimo y eficaz a la vez, entre la fisicidad del cuerpo y la comunicación de emociones y sentimientos.
-De esta manera, la presencia y la labor de Nir de Volff en la Hacería del off Bilbao, ha constituido un acontecimiento.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 junio 2017 - 9:58 am
Categoría: General

David Barbero

-Los responsables confiesan abiertamente que su intención, con el espectáculo escénico ‘Rámper’, es recuperar la figura del gran payaso de la primera mitad del siglo pasado. Es discutible si el verbo recuperar se puede sustituir por ‘resucitar’. Pero resulta indudable, tras verlo y disfrutarlo, que la operación les ha salido redonda.
-Y no era fácil. Había peligros. Se podía caer en el historicismo, en la hagiografía, en la profusión de alabanzas, en la nostalgia lacrimógena y en el discurso laudatorio. Todo eso hubiera constituido un recuerdo de velatorio y un espectáculo aburrido.
-La opción de Imanol Ituiño y de Juan Paños ha consistido en hacer presente a ‘Rámper’, colocarlo encima del escenario y dejarlo suelto como hacía él en sus tiempos.
-Esta puesta en libertad de ‘Rámper’ tuvo lugar ayer en Pabellón 6, del off Bilbao.
-Por lo comprobado allí, había mucha gente que le esperábamos, ya que la sala estuvo llena. También se comprobó que fue muy bien recibido. Los aplausos finales sonaron largos e intensos. Durante la función, la atención, la complicidad, las reacciones positivas y la participación en el juego fueron constantes.
-Imanol Ituiño, autor y director del espectáculo, ha realizado un trabajo interesante, inteligente, hábil. Ingenioso, cuidado y medido. Por algo le han premiado el texto en el concurso del Café Bar Bilbao.
-Juan Paños, al encarnar el papel de Rámper, demuestra tener muchas cualidades como actor, mimo, payaso, mago y comunicador de emociones.
-No sólo a ellos hay que atribuir el mérito de esta recuperación. Los responsables del vestuario, iluminación, efectos sonoros y luthier merecen también su parte.
-En conclusión, el regreso de Rámper a los escenarios es una gratificante noticia para todos.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 junio 2017 - 10:29 am
Categoría: General

David Barbero

-Lo primero que hay que decir, de modo muy destacado, es la gran interpretación que hace el muy veterano actor Héctor Alterio en la obra ‘El padre’, escrita por Florian Zeller y dirigida por José Carlos Plaza.
-Comenzaron ayer en el Teatro Arriaga de Bilbao la serie de representaciones de esta obra. A la salida del espectáculo, todos los comentarios, con absoluta unanimidad, iban dirigidos a alabar y exaltar su trabajo.
-También se destacaba el gran mérito y el gran esfuerzo de sacar adelante, con esa lucidez y esa perfección, un papel tan complejo, tan lleno de matices, con tanta profundidad psicológica.
-Había, lógicamente, alusiones a su edad. Se insistía en que, a pesar de sus años, demuestra conservar todas las fuerzas, sobre todo mentales, para realizar esa interpretación.
-No hay que desechar el trabajo del resto de los intérpretes. Pero quedan oscurecidos por la magnitud del protagonista.
-Esa representación tenía otras curiosidades e intereses. Uno de los destacados era su autor Florian Zeller. Un triunfador en la escena francesa y en otros muchos países. Esta vez también hay que aludir a su edad. Pero en sentido contrario, por la rapidez con la que ha conseguido ese triunfo.
-En esta ocasión, está por medio la dificultad del tema tratado: La mente humana, sus trastornos, el alzhéimer, la desconexión de la realidad, el progresivo deterioro de la lucidez. Es un asunto intrincado para reflejar del modo exacto sobre el escenario. Hay que reconocer que lo hace con mucho acierto. La decisión de mostrarlo desde lo que sucede en la cabeza del afectado es estupenda. El manejo de las contradicciones, de las frustraciones, del progresivo deterioro, de las reacciones está adecuadamente marcado.
-Si hubiera que señalar algún pero. Quizá se podría decir que algunas reiteraciones o insistencias no son necesarias, porque todo ha quedado claro.
-Otro de los atractivos está en la adaptación y la dirección del gran José Carlos Plaza. Realiza un trabajo detallista y meticuloso. Se nota su mirada atenta y su mano experta. A su lado, hay que fijarse en la sutileza con que se van haciendo, progresivamente, los cambios en el escenario desde la abundancia inicial hasta la blanca limpieza del final. Es otra imagen de lo que sucede en la mente del protagonista. Quizá, en algunos momentos, la música parezca excesivamente contundente, cuando el deterioro, en su tragedia, es inmisericorde pero callado.
-En consecuencia, volvamos al principio, para reiterar el gran trabajo de un inmenso Héctor Alterio.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 5 junio 2017 - 10:28 am
Categoría: General

David Barbero

-Acudí ayer a la sala BBK de la Gran vía bilbaína con la ilusión de reencontrarme con el apasionado autor teatral, el concienzudo analista y el buen amigo Alfonso Sastre. En ese local, se representaba su emblemática obra ‘Escuadra hacia la muerte’.
-Reconoceré que, a esa ilusión por el reencuentro inmaterial, se unió la inquietud o por lo menos la curiosidad por lo que hubieran hecho con esa obra en su adaptación a los nuevos tiempos.
-Esta adaptación ha sido responsabilidad de Paco Azorín, quien también ha asumido la dirección. Ha contado por el respaldo en la producción del Centro Dramático Nacional y la colaboración de un largo y reconocidito elenco de actores.
-Mi inquietud no estaba en la desconfianza de estos profesionales reconocidos. Radicaba más en las características de la obra; O por lo menos en la idea que yo tengo de ella.
-El estreno de ‘Escuadra hacia la muerte’ en el año 1953, creo, significó un acontecimiento más que teatral dentro de aquella dictadora en sus años más duros. La censura la dejó sobrevivir sólo tres días.
-Sin duda, en la intención de Alfonso Sastre estaba el deseo de mostrar el ambiente agobiante y claustrofóbico de ese momento. También había un propósito de trascenderlo, de profundizar tanto ideológicamente como en los aspectos técnicos y artísticos que le han preocupado mucho. Incluso yo veía una filosofía social subyacente.
-Debo decir que la versión que vi ayer, sin ninguna intención de hacer crítica, no es la que yo hubiera imaginado. Reconozco que me desconcertó en bastantes momentos. A mi juicio, no sirvió para acercarla al momento actual, ni para clarificar su significado. Pero eso es una apreciación subjetiva.
-El hecho principal es reencuentro con el gran Alfonso Sastre.

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