David Barbero
-Puede sorprender que la Compañía Nacional de Teatro Clásico haya hecho ya tres montajes de ‘El alcalde de Zalamea’, de don Pedro Calderón de la Barca.
-Quizá se deba a que tampoco hay tantas obras de mucho gancho en el pomposamente llamado siglo de oro.
-¡Tú siempre tan caustico!
-Helena Pimenta, directora de la compañía y del espectáculo, lo justifica porque es una obra poliédrica, con muchos elementos, diversas caras, en la que se pueden ver numerosos matices diferentes.
-Digamos, para empezar, que este montaje está gustando, que ha realizado una gira larga y que su estancia en Madrid se va a prolongar más de lo previsto.
-Las representaciones de Bilbao, en el Teatro Arriaga, cierran la gira. Están siendo una manifestación de esa generalizada aceptación del público.
-En mis conversaciones con el equipo director y con los actores, han insistido mucho en el trabajo realizado para actualizar la obra manteniendo el texto y el contexto. Han tratado de acercar los diversos planteamientos de este ‘Alcalde de Zalamea’ profundizando en los personajes y en los conflictos.
-Se han preocupado mucho en dar una visión más actual a los temas de la justicia, el honor, la agresión a la mujer, la igualdad, la dignidad.
-¡Esto tiene su merito! El teatro del llamado siglo de oro tiene una ‘ideología’ bastante ‘casposa’ sobre esto del honor, la justicia, la mujer, la dignidad. Creo.
-Hay otro tipo de actualización que también se agradece. Es la manera ‘cercana’ de decir el verso. Se ha respetado fundamentalmente, salvo algunas expresiones. Pero suena más comprensible.
-También se ha agilizado la acción. Se ha hecho un montaje dinámico y ágil.
-Hasta se han destacado los momentos y los personajes cómicos. Eso también tiene su mérito en una tragedia como ésta.
-Se ha prestado atención a los momentos emocionales.
-Y también …
-¡Bueno! Cuantos motivos para ver este montaje.