DAVID BARBERO
-He asistido hoy, en el teatro Arriaga de Bilbao, al ensayo general, anterior al estreno, de una compleja pieza teatral que propone una curiosa reflexión que engloba niveles personales, sociales y políticos. Lo destaco porque no es frecuente es estos tiempos.
-Se trata de la obra titulada ‘¿Quién nos disparó?’. Ha sido escrita en castellano por el autor, director y actor rumano, pero establecido en España, Alexandru Stanciu. Quizá lo que más destacable es que, a través de una historia de su propia familia, se convierte es un reflejo de los problemas de todo tipo que tiene su país Rumanía. Y que, además, muestra que esa situación y esos problemas son comunes a otras muchas personas y a otras muchas zonas geográficas.
-Expone el paso en ese país desde un régimen comunista que se preocupaba muy poco de las personas, hasta otro régimen capitalista, igualmente inhumano, aunque en otra dirección. Habla de la explotación, de los diversos tipos de injusticia, de la emigración, de la lucha por la supervivencia, del desarraigo, del desencanto, de las esperanzas fallidas.
-El texto ha sido dirigido por Ramón Barea. Es preciso reconocer un notable mérito a su labor por haber dado unidad a elementos tan dispares. Para representarla se ha reunido a un muy notable grupo interpretativo. Dominan las actrices: Ilziar Lazkano, Olatz Ganboa, Juana Lor, Leire Berrocal y Nagore Navarro. También está el actor Gaizka Chamizo, que interpreta varios personajes, incluyendo al propio autor de la obra. Su trabajo también resultado meritorio por la dificultad que ofrecían los textos y el carácter de las escenas.
-Por citar a todo el equipo que ha participado, es preciso aludir a Adrian García de los Ojos, responsable del espacio sonoro; Betitxe Saitua, que ha asumido la escenografía y el vestuario; e Iñigo Cobo que ha editado la parte audiovisual. En este proyecto han participado los teatros municipales de Bilbao, San Sebastián y Vitoria. Se ha estrenado en el teatro Arriaga. Y la producción ejecutiva la ha liderado Pabellón 6.
-En lo estrictamente teatral, habría que reseñar aspectos como la aludida variedad de las escenas. Los muchos géneros dramáticos, y también cómicos e incluso del teatro del absurdo, que están sintetizados en la obra. Las músicas, la coreografía, los audiovisuales. La escenografía móvil. Las vistosidad, la comunicación directa de numerosas emociones. Desde luego también el eficaz trabajo de la dirección escénica para unificar la historia. Y la calidad interpretativa por parte del muy cuidado elenco.