Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 marzo 2014 - 1:35 pm
Categoría: General

-Ayúdame, por favor, a analizar la obra de teatro que vimos ayer en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao con el título ‘La vida resuelta’.
-A pesar de ser muy aplaudida, a mí no me …
-No te pido que me la valores. Te pido que la analicemos.
-Es una comedia de situación. A imitación de las que se hacen en la tele. Los actores y actrices son conocidos de la pequeña pantalla, el director pertenece a ese mundo y los autores son guionistas de ese tipo de series.
-En la tele, hay que afinar mucho. Si algo no triunfa, toma viento inmediatamente. Eso lleva a que los que escriben y dirigen esas series deben apretarse los machos con mucho cuidado.
-En primer lugar, hay que pensar si lo que se hace en la tele, incluso lo que triunfa allí, se puede trasplantar al teatro.
-Tendrá sus diferencias. Pero no hay que rechazarlo. El público ve más tele que teatro. Está más acostumbrado a ese género.
-Vamos, entonces, con la comedia de situación en el teatro.
-Lo primero: Hay que llamar la atención con una situación curiosa, llamativa, diferente. Por ejemplo, en la comedia de ayer se quiere hablar sobre los problemas de los treintañeros. Pero se coge como situación una guardería infantil. Se coloca allí a cinco personajes de esa generación en el momento en que van a pedir un puesto para dejar a sus hijos pequeños. Es una situación que sorprende, descoloca. Pero llama la atención.
-Quizá no es la situación más adecuada, la más representativa, la más coherente.
-Eso importa menos. Lo importante es llamar la atención de forma inmediata. Quizá reste coherencia al argumento, al discurso y al mensaje que se quiere trasmitir. Pero lo que se busca es el efecto inmediato.
-Los personajes también son exagerados, llamativos, gritones, con un rasgo que choque desde el principio. Así también se llama la atención de modo inmediato. No tienen una personalidad bien definida. Eso importa menos. La clave está en que sus reacciones atraigan en cada momento. No importa que la manera de atraer sea diferente y descoordinada.
-Con los parlamentos, los gestos y las reacciones, debe suceder lo mismo. Hay que provocar la risa inmediata. Constantemente llamando la atención. Gags tras gags. Sea como sea. Aunque eso resienta la coherencia de la historia. El momento es el momento.
-Un ejemplo de la obra de ayer. Estos padres se reúnen en la guardería para solicitar una plaza. Se crea tensión ya que se sabe que sólo hay una plaza y que deben pelearse por ella. Ese es el argumento, el conflicto y la acción dramática. Al final, se olvidan de todo eso y no se sabe para quién es la plaza. Ni se alude a ello.
-Es un ejemplo claro. El conjunto no importa. Interesa sólo el momento. El conseguir la carcajada. El efecto inmediato.
-Bueno, Eso es un fallo morrocotudo.
-Vete a saber. Igual al público la coherencia del conflicto y la resolución de la trama le importan un pito. En el teatro, hasta ahora ha sido considerado fundamental. Pero quizá haya que cambiar.
-A ti te cuesta aceptar eso.
-Oye. Que yo no me opongo a nada.

Esta entrada se escribio el Lunes, 10 marzo 10 2014 a las 13:35 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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