Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 31 octubre 2021 - 12:03 pm
Categoría: General

David Barbero
-Voy a confesar otra de mis frecuentes equivocaciones. Ayer por la noche fui a ver, en el palacio Euskalduna de Bilbao, el espectáculo cómico ‘El sentido del humor: Dos tontos y yo’. Creado, dirigido y protagonizado por los muy conocidos humoristas José Mota, Florentino Fernández y Santiago Segura.
-Ése no fue el error. Mi equivocación consistió en que ya de modo previo, antes de ver el espectáculo, llevaba dudas sobre su calidad escénica, sobre su estructura y su consistencia teatral. Incluso tenía el prejuicio de que esos tres ‘famosos’ se limitarían a repetir sobre el escenario las mismas ‘cosas’ que les funcionan en las ‘improvisaciones’ de la televisión.
-He entrecomillado los distintos prejuicios negativos que yo había encadenado en mi subconsciente. Y que resultaron estar lejanos a la realidad.
-Para empezar, cuando me acercaba al Euskalduna, ya se veía una cola larguísima de personas de todo tipo y edad preparadas para entrar. Incluso con bastante tiempo de antelación. Un público al que se le notaba la satisfacción, las ganas y el deseo de ver y participar de modo activo.
-El espectáculo resultó que estaba preparado al detalle. Con elementos complementarios. Con provocaciones cómicas desde el principio. Con guiños cómplices. Con músicas y eslóganes calculados para levantar el ánimo.
-Desde luego, no se trataba de lanzar los ‘numeritos’ habituales de sus intervenciones televisivas. Existía una estructura establecida. Unos movimientos calculados. También se habían estudiado los ritmos y los silencios, fundamentales para que un gag o un chiste funcione.
-Tampoco me voy a pasar en alabanzas. Desde luego, no todo era perfecto. Ni todas las escenas funcionaban. Algunas podían, a mi juicio, ser eliminadas para mejorar y aligerar el conjunto. Determinados parlamentos lograron más efecto cómico y otros resultaron más flojos.
-Uno de los elementos más positivos fue logro de un público activo, cómplice, participante, atento a captar las insinuaciones y la intención oculta de cualquier gesto. Con reacción inmediata a las provocaciones intencionadas de los cómicos.
-Esto de la conquista de los espectadores, en número y en complicidad, en entusiasmo y en participación, incluso en adhesión incondicional, es un asunto pendiente para las artes escénicas. Seguramente hay artistas que prefieren que el público sea serio, distante, silencioso, reflexivo. Pero quizá ese criterio merezca una revisión. O al menos, una puesta en estudio.
-A título personal, yo ayer me apunté la lección de que me debo mirar ese prejuicio. El plural, esos prejuicios.

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