Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 noviembre 2013 - 1:25 pm
Categoría: General

-Todavía estoy intentando descubrir por qué la obra teatral que vi ayer en el Teatro Social de Basauri se llamaba ’Desclasificados’. No entiendo el motivo de ese título ni la intención ni la relación con el tema de la obra.
-Será que no has sabido percibir algún aspecto importante.
-Tenía especial interés en ver esta obra escrita y dirigida por Pere Riera. Había leído que trataba de las manipulaciones alrededor de una entrevista televisiva al presidente del gobierno. Yo he pasado una buena parte de mi vida profesional como periodista haciendo entrevistas extensas en la tele, unas de contenido político, aunque en su mayoría de carácter cultural. Así que el tema despertaba mi interés personal. Me tocaba de cerca.
-Esa proximidad suele ser un inconveniente para apreciar la obra en su conjunto y no quedarse sólo en las connotaciones biográficas.
-A mí, me interesó, me gustó y saqué una buena impresión. Pere Riera, como autor y como director, tiene las ideas claras en esta obra. Sabe a dónde desea ir y camina con pasos certeros. Dosifica bien la información. Hay momentos de desconcierto, sorpresas bien colocadas. Quizá algunas de ellas, debían haber sido más resaltadas en su momento, con el fin de que quedaran claras para todos los espectadores.
-Vamos a ver. Ni el autor ni el director tienen la culpa dé las deficiencias auditivas de la sala.
-El desarrollo de la acción es muy sutil. Hay mucho matiz. Los intérpretes estuvieron muy atentos a todos esos detalles.
-No sé si es la primera vez que a estas alturas del comentario no has puesto ninguna pega.
-Es que realmente me interesó.
-Yo voy a decir algo, porque, si no lo digo, reviento. Salí muy enfadado con la iluminación. La luz procedía en su mayor parte de dos paneles situados en el fondeo, que después se convierten en pantallas de televisión con gran eficacia. Al estar la luz al fondo y a la altura de los actores, los iluminaba por la espalda o por el lado que no daba al público. Por lo tanto, el espectador sólo veía la cara oscurecida, a la vez que quedaba deslumbrado por la luz que se dirigía hacia él. Eso era tan agresivamente evidente, que tenía que ser intencionado. Por ¿por qué? ¿Por qué molestar a los espectadores y por qué impedir que vieran las facciones y gestos de los personajes?
-¡Misterio!

Esta entrada se escribio el Domingo, 10 noviembre 10 2013 a las 13:25 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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