Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 8 noviembre 2014 - 6:05 pm
Categoría: General

-¡A ver! Explica ese enigmático titular.
-Ayer fui a ver, en el Teatro Arriaga, la representación de la obra teatral titulada ‘El nombre’. Salí con la sensación de que esa representación, ese espectáculo se había preparado con toda meticulosidad, atendiendo a todos los detalles para que gustara.
-Voy a puntualizar esa última expresión. En lugar de poner ‘para que gustara’ voy a decir ‘para que tuviera éxito’.
-Advertiré que no es, precisamente, el teatro que yo prefiero. Pero reconozco esa meticulosidad en la planificación y ese trabajo en la realización para conseguir una pieza de relojería encaminada a lograr ese objetivo.
-No sé si la película que yo me he montado responde exactamente a la cronología de los hechos. Pero me la he montado de la siguiente manera. La empresa de productores teatrales de Pedro Larrañaga adquirió los derechos de la obra ‘El nombre’ que había triunfado en Francia y que fue también objeto de una adaptación al cine. Sin embargo, comprendieron pronto que esta obra, tal como estaba, no podía triunfar en España. Así que decidieron contratar al que consideran el mejor adaptador teatral, Jordi Galcerán, acreditado por su gran habilidad como ‘carpintero’ teatral en el buen sentido de la expresión. Y además contrataron a un director, Gabriel Olivares, muy hábil para lograr el efecto deseado de transformar ese texto en un espectáculo de éxito. También lógicamente, se buscó un elenco de actores y actrices que además de ser famosos se adaptaran a esa operación. Al frente de ese elenco, está Amparo Larrañaga, que forma parte del equipo productor.
-La labor del adaptador Jordi Galcerán es muy eficaz. Monta nuevos gags verbales. Sobre todo, acerca el texto a los mecanismos que funcionan entre el público teatral de aquí. Incorpora pequeños, pero eficaces, juegos que funcionan en sus obras.
-La habilidad de Gabriel Olivares, como director, queda también demostrada en todo el montaje de la obra. Dos ejemplos concretos, ‘El nombre’ es una pieza donde se habla mucho, pero hay muy poca acción. El director consigue que los actores no estén quietos ni un momento, aunque no tengan que hacer nada. El texto literal pide a gritos la creación de atmosferas que lo hagan eficaz. De eso se encarga también Olivares. Sobre todo tiene cuidado en ir logrando un incremento emocional y una tensión progresiva, añadida a las palabras. Ésa es la clave para que el público salga contento.
-En eso, es emblemático el tratamiento del último monólogo dicho, a su peculiar manera, por Amparo Larrañaga. Arranca el aplauso abierto en el único mutis galardonado de esa manera en toda la obra.
-En consecuencia, no es de extrañar que el teatro estuviera lleno y que los actores se vieran obligados a salir a recibir aplausos numerosas veces. Son las demostraciones de un éxito conseguido con ese trabajo y esa habilidad.
-En definitiva, un trabajo bien planificado y bien realizado.

Esta entrada se escribio el Sábado, 8 noviembre 8 2014 a las 18:05 pm. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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