Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 25 agosto 2015 - 10:49 am
Categoría: General

-Acudí ayer al teatro Campos Elíseos de Bilbao para ver ‘El ministro’. Iba preparado. Conocía previamente el tema, la trayectoria de la obra. Había hablado con algunos actores, también con el programador. Pero fui abierto a recibir impresiones y a aprender. Voy a destacar un aspecto. La influencia de la televisión en el teatro.
-Para eso no hace falta ir a reflexionar viendo ‘El Ministro’. Es evidente que los productores recurren a rostros televisivos para atraer al público y que las obras se adaptan a los temas que se tratan en la pequeña pantalla.
-En muchas obras actuales se hace alusión a la actualidad de la televisión.
-Es indudable que el espectador de teatro, incluso los más asiduos, ve más televisión que teatro. Por lo tanto, está más acostumbrado a las formas del lenguaje televisivo que al teatral.
-Por ahí iba mi reflexión.
-Hubo tiempos en que la televisión recurría a las obras teatrales para montar sus famosos programas dramáticos. Recurría a los actores y actrices que habían destacado sobre los escenarios.
-Ahora son los actores famosos en la pequeña pantalla los que sirven de tirón para las obras teatrales.
-Mi reflexión no se fijaba principalmente en los actores. El autor y director de esta comedia es alguien que se dedica principalmente a escribir y dirigir en las series de TV.
-Además, le dieron un premio por ésta su primera obra teatral.
-Llegué a la conclusión de que la televisión está colonizando al teatro, en el sentido de que el teatro ahora se escribe y se dirige al modo televisivo. Ya no importa tanto la consistencia de los personajes ni la coherencia de la acción dramática. Esos eran los pilares básicos del teatro clásico y moderno. Ahora lo importante es conseguir el gag.
-Voy a poner un ejemplo. Hay un disparo y un asesinato sobre el escenario. Ya no se trabaja para que ese importante hecho suceda al personaje perverso de la obra en el momento álgido de la acción. No se busca que sea coherente con el argumento anterior y posterior. Lo importante es que ese acontecimiento, por muy trágico que sea, sirva para provocar un gag, una salida jocosa, que provoque una sonrisa, y si es una carcajada mejor.
-Por lo tanto lo importante de un asesinato en el teatro ahora es que el muerto caiga de una forma aparatosa para que provoque la risa.
-Será en algún tipo de obra.
-Lo sintomático es que el público está esperando ese momento para reírse y le importa poco todo lo demás.
-¡Los tiempos cambian, compañero!

Esta entrada se escribio el Martes, 25 agosto 25 2015 a las 10:49 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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