Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 9 noviembre 2019 - 11:30 am
Categoría: General

David Barbero

-La compañía teatral portuguesa Chapitó es uno de los ejemplos mundiales de permanencia y mantenimiento de una manera de trabajar sobre el escenario. Comenzaron hace décadas ya con ese estilo y lo mantienen con las correspondientes actualizaciones y mejoras.
-Empezaron en unos locales parroquiales de Lisboa. Y creo que todavía siguen ensayando allí.
-Ese estilo característico consiste en elegir un texto clásico y reelaborarlo a su manera. Se suben al escenario vestidos de calle, no usan decorados, cada uno asume varios personajes y actúan comunicándose directamente con el público.
-Este año están girando con ‘Hamlet’. Mantienen la autoría de Shakespeare. Extraen del texto las ideas esenciales. Corrupción, ambición de poder, locura, venganza o incesto. Llevan la acción desde Dinamarca hasta un ascensor de Nueva York. Los tres actores y una actriz se visten con un traje masculino, o quizá unisex, de ejecutivo actual. Y lo representan en un tono lleno de humor, acrobático, en movimiento continuo, casi de circo.
-Es posible que su humor se esté haciendo más enigmático, menos intencionado, con una elaboración más compleja, menos directa. O quizá sea una impresión mía.
-Siempre han actuado con ese esquema. Comenzaron con los textos clásicos griegos. Ahora le ha tocado al insigne William.
-Tradicionalmente han sido muy bien acogidos en los escenarios vascos. Incluso han realizado colaboraciones con compañías de aquí. En el festival internacional de teatro de Santurtzi, tienen un puesto fijo. Ayer estuvieron allí.
-Antes éramos pocos los que les seguíamos incondicionalmente. Ahora han abierto muchas puertas en el mercado teatral internacional.
-Si todavía no te has encontrado con ellos, puede ser éste el momento.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 8 noviembre 2019 - 12:20 pm
Categoría: General

David Barbero

-Permitidme una advertencia previa. Soy racionalista. Me gusta comprender las cosas. Por ejemplo, cuando presencio un espectáculo, realizo esfuerzos para entenderlo. Y reconozco que, cuando no lo logro, tengo tendencia a disgustarme.
-Ayer asistí a ‘Not a moment too soon’. Se trata de un homenaje al coreógrafo innovador Merce Cunningham. Forma parte del Festival internacional de danza contemporánea, Dantzadia, que organizan, con esfuerzo y talento, los responsables de la sala La fundición.
-En el programa de mano, la pieza es definida como ‘una obra escénica multidisciplinar que integra danza, texto, música y video y recorre la experiencia vital… ‘Es un viaje compartido en sus compases finales… ‘Un acto de introspección en una memoria compartida…
-A lo largo de la representación, realicé el habitual esfuerzo de comprensión. Reconozco que con escaso resultado. A la salida, un grupo de aficionados realizamos un coloquio. Pero no nos pusimos de acuerdo en si aquello había sido una auto ficción deconstruida o una elucubración performática.
-Alguien entendido en estos lances artísticos vanguardistas me ha dicho varias veces que mi método es equivocado. No procede intentar comprenderlo todo racionalmente. Hay otras vías para enfrentarse al arte: La imaginación, la apertura emocional, dejarse llevar por las sorpresas. De esa manera, se logra participar en propuestas artísticas avanzadas y descubrir nuevos horizontes. .
-Estoy convencido de que este amigo tiene razón. Pero tengo el lastre de mi racionalismo.
-Debo cerrar con una advertencia final. ¿Cómo avanzaríamos artísticamente aquí sin estas novedosas experiencias que nos traen estas/os chicas/os de La Fundición?

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 noviembre 2019 - 11:16 am
Categoría: General

David Barbero

-Podéis comprobar que no he utilizado la expresión ‘teatro comercial’. Tiene demasiadas connotaciones peyorativas. Parto de que todo teatro bien hecho merece el mismo respeto.
-Había visto ya en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao las representaciones anteriores de ‘Escenas de la vida conyugal’ por Ricardo Darín. Pero no resistí ayer la tentación de analizar de nuevo lo que creo que es la formula o el planteamiento que este actor argentino tiene para ese tipo de teatro.
-Es un planteamiento diferente, por lo menos en matices, al de otros grandes actores españoles. Podemos citar a José María Pou, Carlos Hipólito, Emilio Gutiérrez Caba, Nuria Espert, Imanol Arias… Sin que eso me lleve en este momento a establecer comparaciones. Claro. Ya sabemos que Darín tiene una trayectoria más cinematográfica que teatral. Y que la carrera teatral la ha desarrollado más en Argentina que aquí.
-Por lo observado en las diferentes etapas de exhibición de esta obra de Ingmar Bergman, las características de su planteamiento son: Elegir un texto de prestigio. No absolutamente moderno ni experimental. Tampoco clásico. De calidad. Que permita demostrar sus cualidades interpretativas.
-Va a escenario limpio. Sin decorados. Algunos muebles de atrezo. Muy limpiamente movidos. Las luces muy cuidadas. Vestuario eficaz.
-El énfasis lo pone en la interpretación. Nada de aparatosidad ni excesos. Precisión y contención. Pocos movimientos, pero muy medidos. Da mucha importancia a la voz. Los matices. Las entonaciones. Las frases muy bien colocadas. Sobre todo, muy pensados los golpes que pueden provocar humor o ironía.
-Hay que cuidar mucho también las cualidades interpretativas a la hora de elegir partenaire. Lo importante no es su belleza escultural. Calidad. Las réplicas de igual a igual. No pretender lucir más en la comparación.
-La dirección escénica no debe ir encaminada al lucimiento ni la aparatosidad. Eficacia y rigor. Sin tiempos muertos.
-Por descontado que en este tipo de teatro, la popularidad del intérprete principal es algo fundamental. Y Ricardo Darín la tiene. Tampoco se prodiga sobre los escenarios. Hay que dosificarse.
-De esa manera, no debe extrañar que ayer, a pesar de ser un miércoles laboral, el teatro estuviera lleno. Y que el coste de las entradas no fuera un inconveniente. El público mantuvo la atención toda la obra. Los aplausos finales fueron largos. Una gran parte de lo asistentes se puso de pie.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 noviembre 2019 - 11:40 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer acudí al teatro Serantes de Santurtzi para ver, otra vez, la obra ‘¿Qué fue de Ana García?’ de la compañía joven de pabellón 6.
-La excusa que me había dado a mi mismo para justificar esta nueva asistencia era analizar cómo funcionaba en un local grande y no muy favorable a la comunicación directa entre los actores y el público.
-Debo reconocer que, al muy poco tiempo de comenzar la función, ya me había olvidado de esa ‘investigación’ excesivamente teórica y puntual. Quedé muy pronto enganchado por la exposición directa que planea la pieza, por la calidad de la interpretación y por el tratamiento de los temas acuciantes de la sociedad actual como es la violencia dirigía hacia el diferente.
-A lo largo de la obra, hay una discusión colateral sobre los cuerpos y las actitudes ‘inútiles’. Me pareció, otra vez, que lo que estaban haciendo estos jóvenes sobre el escenario tenía una gran utilidad.
-Inconscientemente, lo apliqué a la función social ‘útil’ que debe desarrollar, a mi juicio, el teatro: Tratar los problemas que preocupan a la gente, hacerlo bien y de modo atractivo.
-En este mismo espacio, en las ocasiones anteriores, expuse mi positiva imprecisión sobre este espectáculo. Creía difícil que lo pudieran mejorar. Ayer me pareció que lo habían logrado.
-Es de justicia exponer sus nombres. Ainhoa Artetxe, Nagore Cenizo, Graciela Doniz, Itxaso Gil, Jontxu Martínez, Arith Mendiola, Leire Ormazabal, Pelayo Serrano y Aitor Vildosola. Sería un error no reconocer el mérito de la autoría y la dirección. Ahí están Javier Liñera, Borja Ruiz y Juana Lor. Los responsables de los efectos técnicos, gráficos y de producción también deben estar satisfechos del trabajo realizado.
-Todos ellos están siendo teatralmente muy ‘útiles’.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 4 noviembre 2019 - 11:32 am
Categoría: General

David Barbero

-Me veo obligado a explicar mi mal titulo. No queda claro lo que deseo decir.
-Quiero destacar que no siempre es importante solo el resultado, la meta, lo definitivo, lo terminando. Frecuentemente, existe mucha belleza y mucho atractivo en el proceso, en el camino, en el trayecto. Suele haber en esos momentos de búsqueda, extraordinaria tensión, a veces algún temblor, dudas, inquietudes, entusiasmo, esperanza, osadía, inestabilidad, riesgo, fuerza…
-Todo esto viene a cuento de que ayer estuve presenciando la actuación de la bailaora y creadora del flamenco moderno Rocío Molina. Dentro del festival Dantzaldia, organizado por los ‘chicas/os inquietas/os’ de la Fundición.
-La pieza se llama ‘Impulso: Trabajo sobre la guitarra’. No se trata del espectáculo definitivo. Está en la construcción del resultadlo último que presentará el próximo año y estrenará en París. Son los trabajos de búsqueda, de improvisación, de experimentación, de fijar hallazgos, de abrir caminos.
-Hasta en estos momentos ‘inestables’, la Molina demuestra su extraordinaria capacidad, su creatividad, su solvencia, sus recursos, su pasión, su gran fuerza.
-El título provisional hace referencia al trabajo sobre guitarra. En el escenario, está acompañada de dos guitarras manipuladas magníficamente por Dani de Morón y Eduardo Trassierra.
-No hace falta más.
-Lo dicho. Hay caminos por los que transitar sin necesidad de llegar a ninguna otra meta.

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