Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 16 noviembre 2019 - 11:11 am
Categoría: General

David Barbero

-Os voy a repetir la frase. ‘¿Es que el teatro no evoluciona o qué?’. Ésta es la expresión que me lanzaron ayer tres jóvenes al salir del teatro.
-Sitúo la acción. Yo salía del teatro Ser antes en Santurtzi. Acababa de ver, la adaptación semi musical de ‘Muerte en el Nilo’ de Agatha Christie. La adaptación y la dirección son responsabilidad de Víctor Conde. Llovía un poco. Hacía bastante frio y viento. Coincidí a la salida con dos chicas y un chico.
– El parlamento completo fue: ‘Tú que comentas cosas sobre artes escénicas. ¿Es que el teatro no evoluciona o qué?
-Yo tímidamente respondí. ‘No sé por qué lo decís’.
-‘Ni en el cine ni en la novela negra, se le ocurriría a nadie a estas alturas repetir los esquemas de la Christie. Son maneras de narrar absolutamente superadas.’ Ésa fue la respuesta.
-Para ser más exacto, diré que la primera interpelación hacia sido del chico. Pero la explicación más detallada fue de una de las chicas. La más delgada, con los labios pintados de rojo. Elegante.
-Para entonces, ya se había detenido alguna gente alrededor. Así que me puse nervioso.
-Sólo supe decir: ‘Lo voy a pensar y os contesto’.
-Fue la otra chica la que remató la conversación. Un poco gordita. Pero más moderna. ‘No creas que te vas a escapar. El próximo día que nos veamos, te lo preguntamos’.
-Así que tengo que preparar una respuesta. ¿Me ayudaréis?

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 15 noviembre 2019 - 12:36 pm
Categoría: General

David Barbero

-El debate de ayer al salir del Teatro Arriaga, tras ver ‘Juguetes rotos’, fue algo más largo de lo normal.
-Sobre todo porque había dejado de llover.
-El espectáculo está escrito y dirigido por Carolina Román. Los intérpretes son Kike Guaza y Nacho Guerreros.
-Todos coincidíamos en haber acudido esperanzados por la ‘fama’ previa del espectáculo. Algunos se motivaron porr las palabras de la directora y autora de que proponía una reflexión sobre la identidad sexual y los problemas que ello conlleva.
-Casi la mayoría pensábamos que no hay que hacer mucho caso a la propaganda. También coincidíamos en que es difícil realizar esa reflexión partiendo de tópicos. Pero algunas se negaban a llamar tópica a la realidad.
-Otro motivo previo para acudir a esta pieza había sido que los intérpretes habían estado nominados a los premios Max por su actuación. Sin embargo el debate se centró en la cuestión de si los actores acostumbrados a hacer series televisivas adquieren el vicio de pronunciar mal. Hubo quien afirmó que no están preparados para emitir la voz más allá de la cuarta fila de los teatros.
-Pero todos los tertulianos improvisados estuvimos contentos de acudir el teatro y poder debatir después. Siempre es enriquecedor.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 noviembre 2019 - 11:34 am
Categoría: General

David Barbero

-Ayer me ratifiqué en la necesidad de que exista y se desarrolle un teatro ‘difícil’. Entiendo por difícil, un teatro conceptual, discursivo, intelectual, ideológico, de debate. Hay que aceptar que también suele resultar árido, duro, esforzado y poco gratificante.
-Llegué a esa conclusión, asistiendo a la representación en el teatro Arriaga, de la ya conocida obra ‘Ella no es Liz Taylor’, escrita y dirigida por Chema Trujillo. Está interpretada por Ana Blanco y Eguski Zubia. En su preparación, también han participado, Aitor Borobia como ayudante de dirección, Anitz en la caracterización y Nati Ortiz de Zárate en el vestuario.
-Se mueve esta pieza en el ambiente del arte contemporáneo. Ofrece una exposición y un debate sobre las maneras de concebir y vivir la creación artística. Se toma como pie el regalo de un retrato que Andy Warhol hace a la actriz Elizabeth Taylor. Y desarrolla las consideraciones que hace Marcel Duchamp, otro mito de ese mundo plástico.
-El polifacético Chema Trujillo demuestra aquí un más que notable conocimiento del arte moderno y de las teorías que tratan de explicarlo. También evidencia una gran valentía al afrontar un proyecto de gran riesgo.
-Esas mismas cualidades exhiben las actrices Eguzki Zubia y Ana Blanco. Sus personajes ofrecen muchísimas resistencias para ser interpretados. El desarrollo discursivo y abstracto de la pieza hace su labor todavía más complicada. Por esa razón, es preciso reconocer su merito.
-Yo ya he expuesto, al comienzo, mi opinión favorable a la existencia y desarrollo de este tipo de teatro.
-Pero también es comprensible el criterio de quienes ayer salían del teatro Arriaga opinando que la experiencia de asistir a una representación escénica debe ser gratificante.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 11 noviembre 2019 - 12:18 pm
Categoría: General

David Barbero

-Este fin de semana, ha estado, en el Teatro Arriaga de Bilbao, la extraordinaria actriz Nuria Espert representando los versos de ‘El romancero Gitano’ de Federico García Lorca.
-He destacado, desde el principio, lo de ‘extraordinaria’ actriz. Desde hace muchos años, tengo en gran estima sus actuaciones profesionales y sus actitudes personales.
-También he utilizado el verbo representar en lugar de recitar, a pesar de ser un texto esencialmente poético. La gran capacidad de comunicación con el público de Nuria Espert y su implicación con el texto, lo ha llevado a una representación con todas las consecuencias.
-Hay que señalar que ha demostrado, una vez más, sus cualidades y su gran maestría en la dicción, los movimientos, gestos, posturas. Todo el espectáculo estaba especialmente cuidado, en las luces, los sonidos hasta los más mínimos detalles.
-No me gustaría ahorrar ninguna alabanza hacia Nuria Espert, antes de explicar el título que he puesto a este comentario.
-Parto de la consideración de que, en esta gran actriz, caben dos posiciones, planteamientos, actitudes, o incluso personalidades. Por un lado, está la perfección, el detalle medido, el gesto preciso, la contención. Lo designaría como ‘Doña Nuria’. Conviviendo con esa actitud, hay otra, llena de pasión, de fuerza, de ruptura, incluso de rebeldía. La podemos llamar ‘La Espert’. No creo que sean opuestas sino complementarias.
-Pienso que, este fin de semana, ha venido al Arriaga la primera. La prefecta, la precisa, la exacta, la controladora. Hasta para colocarse en el lugar correspondiente al mejor foco o para sentarse de la manera más adecuada en la butaca señalada.
-A mí, me hubiera gustado también presenciar ‘El romancero gitano’ por la Espert. Por la rompedora, por la pasional. Quizá sin respetar las luces establecidas. Quizá llegando a sudar. O saltándose los tonos exactos. O no diciendo con tanta exactitud las introducciones escritas para cada uno de los poemas.
-Mejor todavía. Hubiera sido extraordinario haber visto un día a la perfecta ‘Doña Nuria’ y otro día a la apasionada ‘La Espert’.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 10 noviembre 2019 - 12:01 pm
Categoría: General

David Barbero

-Esta vez, voy a comenzar por el final y plantear una cuestión subjetiva.
-Al salir ayer del Teatro Social de Basauri, bajo la lluvia, se me impuso el debate sobre quién es el destinatario último del teatro y del arte en general.
-¡Ah! No he dicho que habíamos estado viendo ‘La isla’, obra producida por Histrión Teatro; escrita y dirigida por Juan Carlos Rubio; e interpretada, además magníficamente, por Gema Matarránz y Marta Megías.
-Es posible que nos influyeran las palabras del programa de mano en las que se decía que este espectáculo había sido preparado ‘expresamente’ para esas actrices.
-En ese sentido, se cumplió el objetivo establecido. Ya he indicado que las dos se lucen y demuestran sus grandes capacidades interpretativas.
-Me dio la impresión, -algo subjetivo-, de que no se había pensado tanto en el lucimiento de los técnicos de iluminación o atrezzo. Ni quizá tampoco en el equilibrio interno de la construcción de la obra.
-También me había llegado la sensación, -otra subjetividad-, de que no se había pensado muy detenidamente en el público y en la mejor manera de hacerle llegar la profunda historia que se deseaba contar. Es decir. La obra no se había hecho ‘expresamente’ para los espectadores.
-Las preguntas concretas del debate que mantuvimos, camino de casa, fueron las siguientes: ¿El ‘éxito’ final de una obra de teatro no es conseguir que el público haya comprendido, y sentido, exactamente lo que se quiere decir? ¿O el objetivo es la satisfacción del creador o interprete por creer que ha hecho las cosas bien?
-Una de las participantes en el debate pensaba que había una dosis elevada de manipulación en ese planteamiento. Pero tampoco en eso nos pusimos de acuerdo.

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