Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 8 noviembre 2021 - 1:44 am
Categoría: General

David Barbero
-Comenzaré por un principio un poco lejano. Hace unas semanas, asistí, en el Teatro Arriaga de Bilbao, a la entrega de los premios Max de artes escénicas correspondientes a este año 2021. Entre las obras que se premiaron, apunté algunas que no había visto, para verlas a la primera ocasión posible.
-Entre las obras apuntadas, estaba ‘Los Remedios’. Recibió el premio a la mejor autoría revelación. Lo recogieron sus dos autores Fernando Delgado-Hierro y Pablo Chaves.
-Los premios revelación suelen tener una buena dosis de innovación y un buen uso de elementos imaginativos. Casi siempre sorprenden para bien. Además, las palabras de estos dos premiados, a la hora de los agradecimientos, fueron originales.
-Todo eso me llevó a estar atento para mirar cuándo se presentaba esa obra en los teatros de Bilbao o las cercanías. Y eso ha tenido lugar esta noche en el teatro Serantes, dentro del Festival de Teatro de Santurtzi.
-En estos días pasados, además, han sido varias las personas que han colaborado para que no se me pasara la fecha. Desde distintas procedencias, me han llegado recomendaciones y avisos para que esta noche estuviera en el teatro Serantes, disfrutando de la obra ‘Los remedios’.
-Algunos me han recordado las excelencias del texto de la obra. Otros me han hecho muchas alabanzas de las bondades de su interpretación. Porque ellos dos son también los intérpretes. Han destacado su naturalidad, sus muchos recursos escénicos. La espontaneidad unida al dominio de los gestos.
-También me han hablado de la agilidad de la dirección de Juan Ceacero. Del equilibro que logra, a su juicio, de los diversos elementos. Del buen ritmo logrado. Del tono preciso.
-No han faltado elogios para los personajes que se describen, con precisión, en la obra. Esos tipos desarraigados del acomodado barrio de ‘Los Remedios’ de Sevilla. También sus parientes y vecinos. Entre ellos, impera la devoción a la Semana Santa sevillana. También a la Feria de Abril. Con una inclinación ideológica conservadora. La puesta en cuestión de las novedades y la aceptación ciega de las tradiciones. Con todos esos elementos, resulta que lo que exponen en la obra es una auto-ficción. Es decir, que los dos autores e intérpretes se están reflejando a sí mismos y contando su propia historia.
-Me han hablado de la obra, para recomendármela, como una defensa de la amistad. Una búsqueda de la identidad, de las raíces. El descubrimiento del sentido de la propia vida. Y la necesidad de tomar decisiones valientes e incluso dolorosas.
-Me han dicho, para que no me perdiera la representación, que es la obra divertida, pero que a la vez tiene mucha profundidad. Está llena de humor, y al mismo tiempo te lleva a la reflexión. Se nota la sinceridad de los planteamientos y la verdad de lo que se expone.
-Así que he acudido diligente y esperanzado esta noche al teatro Serantes. Y después de haber disfrutado de las dos horas que dura el espectáculo, debo decir que coincido en casi todas las apreciaciones positivas que había recibido. Pero …
-Pero tengo también algunas precisiones. Por supuesto subjetivas. Me ha parecido excesivamente larga. Con algunas reiteraciones. Con ciertas escenas que serían más eficaces partidas por la mitad. Que hay momentos en los que los actores, por el volumen de voz, parecen dirigirse sólo a los espectadores de las tres primeras filas. Y también que cabe un mejor uso de la iluminación.
-También debo afirmar que Fernando Delgado-Hierro y Pablo Chaves son dos autores con un extraordinario ingenio. He dicho ‘de extraordinario ingenio’ intencionadamente. Y que también son dos actores de gran calidad y muchos recursos tanto en la comicidad como en los momentos dramáticos y emotivos. He afirmado ‘de gran calidad y muchos recursos’ y lo sigo manteniendo.
-Y así os paso la recomendación.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 noviembre 2021 - 11:13 pm
Categoría: General

David Barbero
-Está claro que el título de este comentario no corresponde totalmente con el de la obra que acabo de ver. Pero lo voy a explicar.
-Delimitaré el campo de observación que he elegido. Esta tarde he acudido al Teatro Arriaga para ver la obra ’23F. Anatomía de un instante’. Es un espectáculo dirigido por Alex Rigola sobre el texto publicado por el escritor Javier Cercas hace doce años con ese mismo título. Este texto tenía la intención de analizar el intento de golpe de estado sucedido hace ahora cuatro décadas.
-Yo, por edad y por mi profesión, viví aquel acontecimiento del 23 de febrero del año 1981 de modo bastante directo. Posteriormente, por interés, por curiosidad y por admiración hacia su autor, en el 2009 leí el libro de referencia. Fue uno de los acontecimientos literarios del momento.
-Así que esta tarde he acudido al teatro Arriaga con mi curiosidad enfocada hacia el desarrollo teatral, el enfoque escénico, el tratamiento dramático dado por el director del espectáculo. Por esa razón, he puesto en el título ‘Anatomía de Alex Rigola’.
-Desde hace años, vengo siguiendo, con curiosidad, la trayectoria última de Rigola, un director al que he valorado muy positivamente en sus montajes anteriores. Un camino, el suyo actual, que me parece de gran interés. Y del que confío que saldrán resultados positivos.
-En la actualidad, se encuentra de un proceso de búsqueda de nuevos caminos para el teatro. Un proceso que él mismo ha descrito como intento de ‘desteatralizar’ el teatro. Sus objetivos son: Eliminar los conflictos, las dramatizaciones, las catarsis. Los intérpretes abandonan la misión de encarnar a los personajes. Pasan a representarse a sí mismos. Y así adquieren el protagonismo absoluto.
-Esta anatomía del 23F, para conmemorar su cuarenta aniversario, se coloca después de unos cuantos pasos ya dados en este camino. Las últimas etapas han sido ‘Un enemigo del pueblo’, convertido en asamblea estudiantil; ‘Un país por descubrir, de cuyos confines no regresa ningún viajero’, a modo de velatorio del padre de la actriz protagonista; y ‘Macho man’, una exposición itinerante y reflexiva.
-En esta ocasión, ha trabajado con Javier Cercas, el autor del texto original. El espectáculo se podría describir como una crónica periodística. O una conferencia con ilustraciones audiovisuales. Toma como personajes emblemáticos de aquellos acontecimientos a Suarez, Gutiérrez Mellado, Carrillo y el que entonces era el rey y ahora llaman emérito. Pero de ellos, aparecen sólo diversas fotografías, que con explicadas.
-Cuenta con tres actores y una actriz, Pep Cruz, Xavi Sáez, Eudald Font y Roser Vilajosana. No sé si es adecuado utilizar la palabra intérpretes. No tienen como misión encarnar a esos personajes. Son más bien narradores. Conductores de la investigación. Guías de los movimientos. Indicadores de los detalles a destacar en las fotografías y proyecciones.
-Es muy posible que esta función de hoy sea un paso adelante en ese camino de búsqueda que está siguiendo Álex Rigola. Por ejemplo, los intérpretes se llaman unos a otros por su nombre y cuentan sus anécdotas personales. El lenguaje es meramente narrativo.
-Quiero entender que Rigola sigue en el camino de su investigación. Pero que todavía no ha llegado al puerto deseado. Por lo tanto, será bueno mantener el seguimiento, la curiosidad y también la esperanza – vamos a decir ‘deseo’ – de que este camino llegue a su meta.
-Hay un dato que no sé cómo se debe interpretar. Ha habido tiempos en los que el nombre de Alex Rigola era un reclamo muy potente para atraer a numerosos aficionados al teatro. Hoy se han ocupado menos de la mitad de las butacas.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 noviembre 2021 - 12:42 am
Categoría: General

David Barbero
-Me voy a arriesgar. Yo lo definiría como un manifiesto generacional. O una declaración de intenciones. Incluso, de voluntades. O una decisión de compromiso. Muy bien expresada por Juana Lor, una de las actrices integrantes del cuarteto. La síntesis de ese manifiesto sería lo siguiente: Aunque no logremos hacer una obra que cambie el mundo, nos mantendremos intentándolo sobre el escenario.
-Ahora comienzo a contaros, desde el principio, lo que he hecho y dónde he estado esta tarde noche.
-He acudido con gran interés a Pabellón 6 del OFF Bilbao. Incluso, he desechado otras propuestas interesantes. Alguna de ellas tenía tanto interés, para mí, que he realizado equilibrios para cambiarla de fecha. He ido al estreno de la obra ‘Tratando de hacer una obra que cambie el mundo’.
-En el proyecto están, Juana Lor, Ainhoa Artetxe, Graciela Doniz, Haizea Águila, Javier Liñera, María Casanueva, Fernando Alcanzar, Quique Gago. Incluso he oído hablar de una colaboración de Arantza Uriarte, aunque no he sabido identificarla. Todavía. Y podría citar a más implicados de interés en el proyecto.
-Han trabajado sobre un texto, ya conocido, procedente de un grupo teatral chileno llamado ‘La-resentida’. Quizá esa procedencia y el momento de su escritura se noten en algunas lejanas referencias.
-Como el título de la obra indica, aluden a sus propósitos innovadores. Expresan su intención provocadora y declaran su deseo de romper los tabúes o superar las lacras existentes. Mientras, debaten sobre si el arte, y el teatro en concreto, puede o sirve realmente para cambiar el mundo.
-Todos estos propósitos los ejercitan estando ‘encerradas en un teatro bajo tierra’ durante varios años. Intentado hacer esa obra que cambie el mundo que han dejado arriba. Me ha recordado lo que decía Federico García Lorca sobre que el verdadero teatro era el que se hallaba ‘bajo la arena’. Sin embargo, alguien, a mi lado, lo ha relacionado con los confinamientos por la pandemia, aunque este texto es anterior.
-Me permito apuntar otra relación. Este debate sobre la función del teatro, creo recordar que ya estaba en una pieza anterior de la joven compañía de pabellón 6. ‘¿Qué fue de Ana García?’. Además, da la coincidencia de que una parte de este equipo de ‘Cambiar el mundo’ estaba en aquel proyecto. Por lo menos, Javier Liñera, Juana Lor, Ainhoa Artetxe, Graciela Doniz,… Eso querrá decir algo sobre sus inquietudes y preocupaciones.
-Volviendo al aquí y el ahora, este ‘Tratando de hacer una obra que cambie el mundo’, con incorporación de alusiones más próximas, es, creo, un fiel reflejo de los propósitos, iniciativas, deseos y trabajos de los nuevos grupos emergentes que están surgiendo en nuestro entorno con el objetivo de ‘cambiar el mundo’. Y también ir renovando el panorama teatral existente.
-Dentro de ese proceso de recambio, hay que añadir otro punto. Además de la incorporación de nuevas/os intérpretes, directoras/es y, -quizá no tanto -, autoras/es, es preciso señalar la aparición, con fuerza, de un nuevo público, dispuesto a participar.
-Hoy era día de estreno en Pabellón 6. Y ha sido esperanzador recibir el mensaje de que, a pesar de todo, se mantiene el reto de ‘Tratar de hacer la obra que cambie el mundo’.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 4 noviembre 2021 - 11:49 pm
Categoría: General

David Barbero
-Desde que esta tarde noche he salido del teatro Arriaga de Bilbao, estoy intentado hacer una definición completa del espectáculo que allí he visto. Es difícil, porque tiene numerosos elementos y se le puede considerar desde diversos ángulos.
-Es una muestra de teatro testimonio. Una denuncia de mal trato por motivos religiosos. Una mezcla de teatro y música. Una gran lección de calidad humana. Una exhibición de virtuosismo musical. Una auto ficción. Una autobiografía escénica.
-Me estoy refiriendo al espectáculo ‘Yo soy el que soy’. Está protagonizado principalmente por el muy destacado violinista Aaron Lee. Es el principal protagonista por varios motivos. Por una parte, es el personaje del que trata la historia que se cuenta. También es interprete. E incluso por más motivos.
-Casi todo parte de la autobiografía que recientemente ha publicado este violinista, nacido en Madrid, pero con antecedentes surcoreanos. En ese libro, define su vida como una historia de supervivencia, una búsqueda de libertad, identidad y aceptación. Y también de perdón.
-Su familia estaba integrada por profesionales de la música. La madre era pianista. El padre, director de orquesta. Él, Aaron, violinista desde los cuatro años. Pero hay un elemento importante. La familia es muy tradicional y muy religiosa. Seguramente ‘MUY’ hay que escribirlo con mayúsculas. El padre tiene un puesto destacado en su comunidad eclesial. Y su pensamiento es fundamentalista.
-Cuando Aaron les confiesa su homosexualidad, no sólo entran en colera. Mucho más. Hay castigos. Malos tratos. Queda prácticamente secuestrado. Tratado como un enfermo. Y repudiado, con todas las consecuencias. Hasta que decide huir de casa y hacer la vida por su cuenta. Aunque también con notables dificultades, hasta conseguir un puesto titular en una importante orquesta, por sus extraordinarias cualidades y conocimientos.
-Su autobiografía, especialmente emotiva, es la base del espectáculo. Pero está complementada con muchos elementos artísticos, escénicos, y sobre todo musicales. Ya he adelantado que él está sobre el escenario con su violín. Demuestra su calidad y su virtuosismo. Además, está acompañado por un pianista, Miguel Ángel Castro. Otro detalle, curioso y significativo, es que el personaje de Aaron es interpretado y narrado, con notable pasión, por una actriz, María Romero. Que también es cantante.
-He pretendido, de esta manera, daros todos los datos para que os hagáis una idea aproximada de la naturaleza de este espectáculo tan peculiar y difícil de definir.
-Debo reconocer que he salido del teatro tocado emocionalmente. El punto de más emoción está situado al final. No lo digo por descubrir ningún secreto. Sino como exposición de la gran calidad humana de Aaron Lee. Después de haber sido tan mal tratado, sentado en el borde del proscenio, muy cerca del público, afirma que él ha aprendido a perdonar a esos maltratadores, sus padres, e incluso les agradece las cosas buenas que le han dado.
-¡Menuda lección!

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 3 noviembre 2021 - 11:25 pm
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David Barbero
-Cuando caminaba esta tarde hacia el teatro Arriaga, me ha entrado la curiosidad por saber cuál era la definición de la palabra ‘Charada’ en el diccionario de la RAE. Quería saber si coincidía con mi idea. Como estaba en la calle, he recurrido a Google, a través del móvil.
-Juego y pasatiempo consistente en adivinar una palabra o una idea a partir de una pista sobre su significado. Más o menos lo que pensaba. He buscado otras definiciones para contrastar. Y todas insistían en el aspecto lúdico de las sugerencias.
-El motivo de esta curiosidad era que me encaminaba a ver, en ese teatro, la obra titulada ‘Charadas’. En plural. Es una producción de la compañía ‘Krego – Martín danza’. La idea y la dirección escénica corresponden a Aitor Basauri. Mientras que la coreografía la firma Judit Ruiz.
-Las componentes de la compañía, y protagonistas de la obra, son Begoña Krego y María Martín. Hasta ahora más conocidas como bailarinas y coreógrafas. Por lo visto hoy, podrían ser definidas como artistas polifacéticas.
-En consonancia con su título, sus ‘Charadas’ son un juego escénico polifacético, una mezcla intencionada, con elementos de danza, de teatro y de humor. Su objetivo es combinar los movimientos de la danza y las palabras del teatro para profundizar en la comedia y contactar con el público de modo humorístico.
-Ambas intérpretes asumen en la ficción el papel de hermanas con los nombres de Roseta e Isadora. Mantienen una constante y frenética actividad de juegos y búsquedas, en su imposibilidad de abandonar esa mansión, a pesar de su voluntad de buscar horizontes más libres y gratificantes.
-Como la definición académica también sugiere, no falta una sutil intención metafórica sobre la oculta naturaleza humana, y de modo muy marcado, sobre la situación femenina.
-Así que los objetivos de estas ‘Charadas’, los lúdicos y los intencionados, parecen cumplidos.

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