Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 23 noviembre 2022 - 1:53 am
Categoría: General

David Barbero

-Soy consciente de que el título que he puesto a este comentario heterodoxo no es exacto. A lo sumo se puede decir que en esta ópera de Gaetano Donozetti, con libreto de Felice Romaní, tiene como protagonistas a dos mujeres; que en ella se presta una especial atención a sus dramáticos problemas, y que se cuenta la historia desde su punto de vista. Lo cual no es poco, ni mucho menos, para el tiempo en que fue compuesta.

-Estas protagonistas son Ana Bolena, la segunda esposa de Enrique VIII y Jane Seymour, que ya era amante del rey y se convertiría en su tercera esposa. Existen escenas, en las que ellas desarrollan una cierta complicidad femenina, a pesar de su rivalidad, para lamentar privadamente la situación de dependencia, sumisión y hasta utilización que hacen de ellas los varones, casi como meros objetos, mientras ellos son los que deciden y protagonizan las cuestiones importantes de la historia. Además de utilizarlas en su beneficio y conveniencia.

-Sin embargo, siendo consciente de la inexactitud, he escrito ese título con la intención de poner el énfasis en el hecho de que, siendo ésa la problemática principal de la obra, no se aprovecha para denunciarlo.

-Quizá puede aportarse, como explicación, que eso sucede en el primer tercio del siglo XIX, cuando Romaní escribió el texto y Donizetti compuso la música. Se puede aludir a que, en esa época, no existía ninguna sensibilidad  para denunciar la situación en que se hallaba la mujer en la sociedad.

-Pero tampoco se tiene en cuenta ese planteamiento en la representación y puesta en escena que estos días se está presentando estos días en el Palacio Euskalduna de Bilbao, dentro de la temporada número 71 de la Asociación de Amigos de la Ópera de Bilbao.

-Desde luego, no se puede atribuir a ningún tipo de mentalidad local. La producción de este espectáculo es internacional. Además de la ABAO, intervienen en su producción la Opera Royal de Wallonie-Liege, la Royal Opera House Muscat y la Opera de Lausanne. Así que esa insensibilidad hacia esta preocupación, -muy extendida en actualidad-, se debe extender por otros territorios europeos.

-Esa ausencia no quiere decir que, como espectáculo cultural, artístico y escénico, no se haya prestado una prioritaria atención a los valores musicales y estéticos. Es preciso destacar la calidad interpretativa de las dos cantantes protagonistas, la soprano Joyce El-Khury y la mezzosopreano Silvia Tro Santafé. También la del bajo Marko Mimica y el tenor Celso Albelo, por citar a los más destacados.

-Asimismo hay que señalar el buen trabajo del director musical Jordi Bernacer y de la orquesta sinfónica de Bilbao. Dejar constancia de la muy clásica y rigurosa labor de dirección de escena de Stefano Marzzonis y Gianni Santucci. Hacer un reconocimiento a la reconstrucción meticulosa en el vestuario del siglo XVI. Sin olvidar al coro de la opera de Bilbao y a su director Boris Dujin, siempre preciso y oportuno.

-Pero a juicio de algunos, se podría pensar que el reconocimiento de toda esa gran labor artística y musical sería todavía más completo uniéndolo a las connotaciones  de relacionar el contenido narrativo y visual del espectáculo con las preocupaciones sociales del momento en que tiene lugar la representación. Al fin y al cabo, todo el trabajo operístico, -y del resto de las artes-, va dirigido a un público integrado en la sociedad, sensibilidad y preocupaciones de ahora mismo.

 

Esta entrada se escribio el Miércoles, 23 noviembre 23 2022 a las 1:53 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.

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