DAVID BARBERO
-No es nada frecuente que se estrenen nuevas óperas. Así que me voy a permitir la satisfacción de presumir de haber asistido esta tarde noche a uno de esos raros acontecimientos.
-Ha tenido lugar en el Teatro Arriaga de Bilbao. Sobre su escenario, se ha representado por primera vez ‘Saturraran’. La composición musical es de Juan Carlos Pérez. El libreto ha sido escrito, en euskera, por Kirmen Uribe. La dirección musical ha correspondido a Jon Malaxetxebarria. La dirección escénica ha estado bajo la joven, pero experta e imaginativa, mano de Lucía Astigarraga.
-El elenco de cantantes ha sido amplio, además de brillante. Entre los solistas, hay que citar a Andrea Jimenez, Marifé Nogales, Elías Arranz, José Manuel Díaz, Botond Odor, Aitor Garitano e Itxaso Mentxaka. A los que hay que añadir los muy destacados integrantes de la Sociedad Coral de Bilbao.
-La orquesta participante, en esta coproducción de Diputación Foral de Bizkaia y el Teatro Arriaga de Bilbao, ha sido la BOS, la orquesta sinfónica de Bilbao.
-Lo que menos puede interesar en este momento es mi opinión sobre el muy destacado acontecimiento cultural de extraordinaria calidad. Ya he expuesto mi satisfacción por haber asistido, y por lo tanto participado en este acto poco frecuente, para el que se ha llenado absolutamente todo el aforo del teatro municipal de Bilbao.
-De todos modos, no me resisto a exponer la sensación de modernidad, de actualidad y de contemporaneidad sentida al presenciar esta ópera compuesta por Juan Carlos Pérez de forma contemporánea e innovadora. Lo ha destacado la dirección musical de Jon Malaxetxebarria. Sensaciones producidas desde el mismo texto, lleno de toques literarios muy cuidados. También se ha manifestado en las interpretaciones, y en el planteamiento general del espectáculo.
-Dentro de esta concepción poco frecuente en los planteamientos operísticos habituales, se debe señalar la concepción como espectáculo total. La suma de sensaciones. Ese énfasis puesto desde la dirección escénica de Lucía Astigarraga en el planteamiento global y en los muchos matices intencionados. Tanto para representar la historia con toques un tanto oníricos, como en la ambientación cronológica y cultural de los pasados años ochenta. Con tantos condicionamientos sociales como personales y hasta generacionales. El desarrollo de la representación ha ido en evidente progreso, con una segunda mitad llena fuerza, expresividad y simbolismo. Esa idea, está apoyada por el oportuno diseño de la escenografía de Philip Rubner. Con las expresivas escaleras, complicadas, inconclusas y que no llevan a ningún destino.
-Ya he indicado que el público ha llenado todas las butacas existentes. Ha destacado el atento silencio mantenido durante toda la obra y el aplauso unánime en la finalización.
-En definitiva, un espectáculo y un acontecimiento digno de un poco frecuente estreno de una ópera como ha sido el de ‘Saturrarán’.