Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 11 noviembre 2020 - 1:40 am
Categoría: General

David Barbero
-Tengo conciencia de no ser Pablo Neruda, pero quiero escribir esta noche una oda en honor de una pareja de excepcionales teatreros, profesionales integrales de las artes escénicas: Mikel Martínez y Patxo Telleria.
-Esta tarde han estrenado, en el Teatro Arriaga, su enésima producción bajo el título de ‘Ez dok ero’, con la dirección de Jokin Oregi, la colaboración de Adrián García de los Ojos, en la música, de Naiel Ibarrola en los audiovisuales, y de Pio Ortiz de Pinedo en la producción.
-‘Ez dok Ero’ es un ejemplo modélico de su manera de trabajar, tanto en temas, asuntos e inquietudes, como en formas, maneras y intenciones. Tiene las características de su humor, sus juegos con el idioma, las disquisiciones sobre la cultura vasca, el buen ritmo, los gestos eficaces, la magnífica interpretación…
-Jugando con el título y la situación ficticia de esta obra, habría que decir que un poco ‘locos’ – o mucho – hay que estar para haber desarrollar la intensa y extensa trayectoria, hasta ahora, de ambos y de cada uno. Hace falta una buena dosis de maravillosa locura.
-Sería difícil para mí, decir el número exacto de sus piezas teatrales de diverso tipo, pero de estilo muy propio. Desde hace ya unas cuantas décadas. Los ochenta. Los noventa. Los dos mil Los dos mil diez, Y ya estamos en los veinte. Patxo y Mikel siempre han estado presentes en el panorama del teatro vasco. Y siempre para bien.
-Desde los tiempos de la compañía Maskarada. El guiño posterior de ‘Marxkarada’, ‘Mostruo Sakratua’, la historia del contenedor, ‘Euskara sencilloaren Manifestua’, ‘Larru haizetara’, ‘Euskarazetamol’. ‘Lingua Nabarrorum’, ‘Desentxufatua’. La serie de ‘Ez dok iru’. Y esto, contando sólo algunos de los espectáculos más destacados hechos a dúo.
-El teatro hecho aquí, y sobre todo en euskera, no sería lo que es sin ellos. Ahora el teatro en euskera está en un gran momento. Y una buena parte de la ‘culpa’ es de ellos.
-Por supuesto, tienen un estilo propio inconfundible. Algunos hablan de escuela. Su humor característico. Su ironía. Sus reflexiones sobre el idioma. Su mofa de todo y poner todo en solfa. Su ironía. Sus ingeniosos juegos de palabras. Su reírse de sí mismos. El mayor signo de inteligencia.
-Su buen hacer en los textos. Su preparación detallista. Su virtuosismo en la interpretación y la expresividad. Su cuidado sobre todos los aspectos escénicos. Su atención a los detalles. Su complicidad. Preocupación por la calidad. Deseo constante de mejora. La fidelidad a sus planteamientos, a la lengua, a la cultura propia. Sencillez, cercanía, trabajo, maestría…
-Me estoy refiriendo directamente a ellos dos. Pero soy consciente de que, junto a ellos, se debe aludir a los miembros de su compañía, a los talentosos y esforzados teatreros que se están incorporando en la dirección, la interpretación, la música, los audio visuales, la producción, la distribución. Una manera también propia de trabajar y hacerlo sin descanso.
-Desde hace tiempo tenía este deseo, esta obligación, de rendir un sencillo pero muy sincero homenaje, reconocimiento y alabanza a esta pareja de extraordinarios teatreros totales: Patxo Martínez o/y Mikel Telleria. O quizá al revés
-Tienen idea de seguir por el mismo camino. Habrá nuevas ocasiones para repetirlo. Al reconocimiento y la admiración me refiero.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 8 noviembre 2020 - 1:28 am
Categoría: General

David Barbero
-Soy consciente de que, en esta trastienda, ya es conocido ‘Quijote Kill’ o Alonso Quijano Mata, personaje escénico creado por el autor, director, actor, y auto-productor teatral Chema Trujillo. Hemos hablado de él. Incluso bien.
-A pesar de ello, he tenido interés en volver esta tarde a verlo en la sala Cúpula del Teatro Campos Elíseos de Bilbao por una razón muy concreta: En la ocasión anterior, Quijote Kill intentaba poner su muy peculiar orden, o quizá desordenar a su manera la situación, durante la reciente crisis económica y los correspondientes recortes de hace unos muy pocos años.
-Lo hacía sin que, en todo el parlamento del monólogo, apareciera la palabra ‘crisis’, ni ‘económica’, ni ‘recortes’. Pero se entendía todo y no hacía falta explicar a qué se refería.
-Como ahora nos encontramos en unas circunstancias todavía peores, he tenido curiosidad por saber si su hiper-análisis y sus mega-recetas siguen pareciendo cercanas y teniendo el mismo sentido.
-He podido comprobar, de nuevo, que no hace falta utilizar los términos de pandemia, covid, confinamiento ni otros como perimetral o colindante para que el buen lenguaje teatral llegue con toda nitidez lleno de metáforas y sutilezas.
-Sólo hace falta una pieza maestra como ésta, caótica en apariencia, medida en la intención, chocante, llamativa, hipnotizante, divertida, misteriosa, atrevida, inteligente, inquietante, lúcida… Y un intérprete todo terreno, comunicador, con muchos recursos, con dominio en numerosas teclas expresivas, exagerado y concreto a la vez, que parece que improvisa pero lo tiene todo calculado…
-No voy a dar ninguna pista más. Debéis ir a verlo. Como vamos a caminar de crisis en crisis, habrá muchas ocasiones apropiadas.
-Bueno. Daré una. La medida que se muestra es un poco drástica. Pero teatralmente resulta a la perfecta medida y al talento del gran Chema Trujillo.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 7 noviembre 2020 - 1:58 am
Categoría: General

David Barbero
-Antes de ir esta tarde a ver ‘Man Up’ en el teatro Arriaga, me he preparado con esmero. Como muestra de interés por la obra, por el tema que trata y por la innovación anunciada en la propuesta. Incluso he realizado ejercicios y respiraciones para tener todos los sentidos en perfecto estado de recepción de estímulos.
-La obra se autodefine como una comedia divertida, ácida, irónica, irreverente. Ellos mismos destacan los componentes de descaro, acidez y humor.
-Aseguran que existe el propósito de desmontar el relato tradicional de la masculinidad y sus referentes. De ese modelo que ha quedado ya obsoleto. Y que todavía no se ha creado otro que le sustituya. Afirman que se pretende hacer reflexionar sobre lo que significa ahora ser hombre y las nuevas maneras de afrontarlo.
-El método de trabajo no ha sido coger un texto, aprendérselo de memoria, ensayarlo y representarlo sobre el escenario. Eso está ya también periclitado y obsoleto. Se ha partido de un proceso de improvisaciones. Ha habido consultas e investigación hacia el exterior. Se cuenta con muchos mensajes en off. Se ha recurrido a la auto-ficción. Y se han mezclado diversos géneros de danza y teatro.
-La compañía responsable lleva el significativo nombre de Teatro en vilo. Afirman que se trata de una declaración de Intenciones. Está arropada, en esta ocasión, por el Centro Dramático Nacional. Las responsables del texto, la dramaturgia y la dirección son Andrea Jiménez y Noemí Rodríguez.
-Andrea y Noemí también intervienen como actrices, en unión de Pablo Gallego, Fernando Delgado, Alberto Jo, Juan Paños y Baldo Ruiz. Éstos, además de encarnar varios personajes, se interpretan a sí mismos.
-A causa de mi interés y curiosidad, he llegado con un poco más de tiempo de lo habitual. He tenido cuidado con la recomendaciones sanitarias. He calculado la mejor postura para dominar el escenario y he hecho un chequeo de todos los sentidos. Sobre todo la vista y el oído. ¡Ah! He llevado las gafas de lejos para no perderme ningún detalle.
-Sin embargo, muy pronto he tenido la sensación de haberme equivocado o de haber creado una esperanza diferente a la realidad. El tema tan interesante, actual, y hasta profundo era tratado con frivolidad y a nivel de tópicos superficiales. Como sacado de wikipedia. La modernidad consistía en acercarse a las apariencias de un show televisivo barato. La auto-ficción se quedaba en una exhibición de superficie sin profundidad. La acidez anunciada se transformaba en los trucos habituales para conseguir el aplauso fácil o la carcajada. La innovación deseada se parecía bastante a las formas de hace ya décadas. Y además la pieza alcanza una, – a mi juicio, innecesaria – duración superior a las dos horas.
-Al comienzo de este largo párrafo anterior, he querido dejar claro que ésa ha sido mi impresión subjetiva. Y seguramente equivocada. Lo reafirmo porque, a lo largo de la representación, he notado que otros espectadores reían y aplaudían, demostrando que no coincidían con mi valoración.
-De todos modos, no hay que perder la esperanza. Este tema es especialmente interesante y actual. El teatro lo seguirá tratando.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 6 noviembre 2020 - 12:51 am
Categoría: General

David Barbero
-Me voy a referir, primero, al hecho teatral que ha tendido lugar esta tarde. Y, después, a un debate, o pregunta, que deseo proponer.
-Esta tarde, se ha estrenado en el Teatro Arriaga, en euskera, la obra ‘Antigone edo ezetzaren beharra’. (Antígona o la necesidad de la negación). Llena de símbolos y sugerencias, ha tenido una muy notable aceptación.
-Es un espectáculo creado por el colectivo Horman Poster. Un grupo integrado por profesores y graduados en la Escuela de Danza y Teatro de Euskadi Dantzerki. Por esa razón, el patio de butacas estaba gozosamente lleno de jóvenes.
-Este colectivo tiene el laudable propósito de unir la innovación con la técnica y los conocimientos. La juventud y la experiencia. En la búsqueda de tratamientos teatrales con rigor a través de nuevas visiones.
-En esta ocasión, han elegido un texto y han seleccionado un personaje dentro del teatro clásico griego: Antígona. Como ejemplo de mujer dinámica, rebelde, luchadora y deseosa del cambio. Lo cual es muy significativo.
-A modo de base para el debate, o pregunta, que propongo, quiero partir de esta elección. Como personaje destacado en el teatro clásico podían haber elegido alguno de los héroes masculinos. Por ejemplo, Orestes o Agamenón, que pasan por ser muy representativos. Pero han preferido a una mujer. Antígona. Y además en la línea muy positiva de luchadora por la justicia y la dignidad.
-No voy a ser yo quien diga que, en las artes escénicas, se ha llegado a límites aceptables de igualdad. Sería faltar a la más evidente realidad. El pasado ha sido muy injusto. Y en el presente, queda mucho por recorrer.
-Pero el camino que se ha recorrido en los últimos tiempos yo creo que tampoco es corto. Ahora existen autoras, dramaturgas, directoras, actrices, técnicas, muy reconocidas y estimadas por méritos propios. Quizá haya menos responsables administrativas. También abundan, en las obras, personajes femeninos protagonistas y son tratados en sentido positivo.
-Ya está aceptado que hay mucho camino por recorrer. Ha quedado también claro que el objetivo es alcanzar la igualdad, paridad o como se quiera llamar. Mi planteamiento o pregunta, en la línea de conseguir esa meta, es la siguiente: ¿No sería más útil y práctico enfatizar sobre esa mejora, partir de esta situación más positiva, o menos perjudicial, en lugar de seguir insistiendo en lo negativo?
-Dicho de otra manera: ¿No se llegaría antes y mejor al final de la escalera, tomando conciencia de que ya no estamos en los escalones más bajos?

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 4 noviembre 2020 - 12:24 am
Categoría: General

David Barbero
-A veces, me gusta imaginarme las obras que voy a ver mientras camino hacia el teatro. Es como vivir las piezas varias veces. En ocasiones, coincido con lo que veo después. Otras, no tiene ninguna relación. Y asisto a dos funciones diferentes.
-Esta tarde, lo he practicado, cuando he ido al teatro Arriaga a ver ‘Be Gog Is’. La compañía responsable es la catalana ‘Spai dual’. La integran Oriol Pla, Blai Juanet Sanagustín y Marc Sastre. Tres intérpretes totales.
-Mientras chispeaba, cuando iba, me he imaginado un show divertido, ingenioso. Con mucho humor. Más música. Gestos y movimientos acrobáticos. Contorsiones imposibles. Virtuosismo en las canciones. Armonía en las voces. Ninguna, casi, palabra. Mucha imaginación. Picardía. Complicidad. Extraordinario ritmo. Inteligente intención cómica. Mucha sutiliza.
-Ya sentado en la butaca, tras los trámites y precauciones higiénicas, he comprobado que ‘Bi Gog Is’ contiene todo eso. Y lo eleva a una potencia cualificada. No te puedes perder detalle. En cada momento, tienes varios alicientes para la vista y en oído. Los movimientos y los gestos te sorprenden. Y sin poder reponerte, ya te ha llamado la atención un sonido inesperado. Otra intención. Una sugerencia más.
-Se ve que cada elemento ha sido estudiado, trabajado y perfeccionado. Pero el conjunto ha estado más milimetrado todavía. Y no digamos las luces. Los efectos sonoros y los visuales parecen imposibles. Los juegos con el humo, con el cigarro, con las sillas, o sin nada, no dejan que apartes la mirada.
-Todo sucede de modo tan espontáneo, vivo y divertido que comienzas a pensar que lo perfecto es el caos. Inmediatamente, te das cuenta de que para lograr esa perfección de apariencia caótica, hay que tener mucho talento, gran preparación y una generosa entrega en trabajo y disciplina.
-Al terminar el espectáculo, su complicidad y generosidad te van añadiendo bises magistrales. Deseas que la sesión continúe con pildoritas maravillosamente espontáneas, magníficamente ideadas, muy bien preparadas y ejecutadas con gran esmero.
-Así que cuando he vuelto a casa, ya entre la lluvia, he ido recreándome, por tercera vez, en el espectáculo visto. Era imposible engrandecerlo ni con imaginación. Oriol Pla, Blai Juanet Sanagustín y Marc Sastre lo había hecho todo de modo inmejorable.
-Sólo quedaba quitarse el sombrero, como ellos lo hacen en el espectáculo, pero en su honor.

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