David Barbero
-He tenido especial interés en acudir esta tarde noche al teatro Arriaga con el fin de ver la pieza titulada ‘Nunca he estado en Dublín’. Me corrijo. Debo ponerlo en plural. Tenía varios intereses y curiosidades sobre esta obra.
-Diré, en primer lugar, que tengo debilidad, desde hace tiempo, hacia los montajes realizados por los integrantes del grupo Tanttaka Teatroa. A mi juicio, se han ido ganando la credibilidad sobre la base de presentar espectáculos muy cuidados y de calidad a lo largo de su ya dilatada trayectoria.
-Y esta pieza también lleva su sello. Ahí está Mireia Gabilondo en la dirección y en un papel protagonista. Fernando Bernués firma el espacio escénico. David Bernués se responsabiliza del diseño de la iluminación. En la interpretación, junto a Mireia, están Aitziber Garmendia, Iñigo Aranburu e Iñigo Azpitarte.
-Otra de mis curiosidades personales se basaba en un punto concreto de proyecto. Había leído previamente que uno de los pilares del argumento se basaba en la ‘existencia’ de un personaje invisible. Me parece que el tratamiento escénico de esta peculiaridad significa un auténtico y difícil reto para el autor, la dirección y los intérpretes.
-Personalmente, me ha parecido que se trabajado con notable detención y cuidado este aspecto, que no suele ser frecuente sobre el escenario.
-Pero seguramente la curiosidad más detenida estaba en analizar el tratamiento de la comicidad. Siempre me ha parecido que la comedia es más difícil que el drama, aunque no todos lo valoren así. Me voy a repetir: tanto en el texto como en la dirección y en la interpretación.
-En esta ocasión, se añadía el objetivo el poner una buena dosis de acidez en el humor. E incluso incluir una intención crítica sobre la escasa aceptación de la vivencias o creencias ajenas. Y una reflexión, dentro de la comicidad, sobre las desviaciones o alienaciones que cada uno nos buscamos para llenar nuestras debilidades mentales y emocionales.
-Debo decir que todas estas curiosidades me han mantenido especialmente interesado durante el desarrollo de toda la obra. Aseguraré que he la impresión de incremento progresivo conforme avanzaba el proceso.
-Destacaré un aspecto temporal. La representación que he visto hoy en el Teatro Arriaga de Bilbao es una las primeras de esta obra, recién estrenada. Señalo este detalle para justificar la sensación que he notado en mí al finalizar el espectáculo. Me han quedado ganas de repetir la visión y la vivencia de esta pieza, cuando esté más rodada. Creo que el encaje de todos los elementos formales y de contenido producirá una madurez muy notable.
-Ése es, al menos, mi juicio subjetivo.