-Cuando el actor y director teatral David Selvas anunció su proyecto de adaptar y dirigir la obra ‘Hedda Gabler’ de Henrik Ibsen, dijo que pretendía quitar el polvo a esa obra.
-Resulta que Hedda Gabler es una obra emblemática de Ibsen, de las que se consideran más actuales. Una que quizá no acumula mucho polvo.
-De todos modos, para quitar el polvo, hay que saber.
-Si te pones a quitar el polvo a una pieza de porcelana china, corres el riego de que, por torpeza, la tires al suelo y la rompas.
-¿Este adaptador no había hecho el cursillo sobre cómo se quita el polvo a las obras de Ibsen?
-¡Ibsen es mucho Ibsen!
-Parece como si el adaptador estuviera muy preocupado de hacer algo novedoso y llamativo. Sobre todo, si iba destinado para el moderno teatro Lliure.
-Hay quien cree que en aras de la modernidad, todo es bueno.
-¡Tampoco exageres!
-De acuerdo. Pero resulta también que la psicología de la protagonista es un engranaje de relojería. Esas cosas hay que cuidarlas con mucho cuidado y estudio.
-En el comienzo del proyecto, partieron del análisis de que ‘Hedda está como una cabra’.
-Bueno. Bueno. Eso hay que matizarlo mucho. Hay muchas teclas en su carácter. Quizá lo más destacado sea la insatisfacción. Quizá lo sea el verse arrastrada por la sociedad con sus ataduras y convencionalismos. Quizá …
-Después hay que analizar los sutiles pasos que da en el camino de la autodestrucción y de la destrucción de los que la rodean.
-Algunos creen que modernizan una obra con poner una música moderna a mucho volumen.
-También está la manía de hacer bailar ritmos actuales a personajes de otra época.
-De todos modos, no todos piensan como tú.
-¡Por supuesto! Es sólo mi impresión.