David Barbero
He asistido esta tarde, en la sala BBK de la Gran vía bilbaína, al preestreno de la obra ¿Non dira haurrak?. Esta pieza se representará en euskera durante este fin de semana en esa misma sala. Mientras que las representaciones en castellano tendrán lugar la semana siguiente. Esas representaciones llevarán el título de ‘¿Dónde están los niños?’
Debo deciros que he tenido un especial interés en asistir a este preestreno en euskera, aunque también asistiré, espero, a la primera de las representaciones en castellano. Cuando cubra ese recorrido, podré explicaros con más conocimiento el contenido y el montaje de esta obra, que ha despertado en mí, un especial interés desde que tuve ocasión de leer un texto inicial sobre ella.
La curiosidad por asistir a este preestreno, la primera vez que se muestra al público este espectáculo, se basa en varios motivos. Desde luego, está por medio el deseo de conocer de primera mano los distintos pasos de todo el proceso.
Influye también el conocimiento de que estas representaciones iniciales, que tendrán en la bilbaína Sala BBK, van a ser irrepetibles. Gozarán de un planteamiento escénico muy especial. No se repetirá, creo, posteriormente a lo largo de la prolongada gira que, sin duda, realizará esta obra por diferentes teatros.
Por lo visto esta tarde, os puede adelantar que lo que he visto esta tarde ha despertado en mí todavía más curiosidades y más interés por verla atentamente en castellano y poder entenderla en su plenitud.
Con la grave limitación de no entender el euskera, me ha interesado mucho el planteamiento del espacio escénico. Lo debo decir en plural. Los espacios escénicos. Con la representación propiamente dicha muy cercana al público. El coro infantil está colocado arriba. La fusión o sustitución de ambos tiene un efecto muy interesante. Tampoco creo que deba desvelar más.
Las interpretaciones me han parecido muy potentes y emotivas. Entendiendo el texto tienen que serlo todavía más. Eso teniendo en cuenta que los parlamentos largos, los muy escasos diálogos y la falta de acción no ayudan ni a la interpretación ni a la comunicación de emociones.
También me ha despertado curiosidad por percibir la argumentación de las críticas y censuras que se lanzan a la sociedad de los adultos partiendo del reflejo que se ve en las tensiones y desequilibrios que se transmiten a los niños.
Así que debo reconocer que la asistencia esta tarde al preestreno en euskera de ‘Non dira haurrak?’ me ha resultado de gran utilidad y ha incrementado, o focalizado, las curiosidades para ver, la próxima semana, la versión en castellano como ‘¿Dónde están los niños?.