DAVID BARBERO
-He señalado intencionadamente, en el título de este comentario, que ‘Chicago’, el musical que he visto esta tarde en el teatro Arriaga de Bilbao, tiene todas las características, las formas, las cualidades y el mismo montaje de las representaciones que se realizan en Broadway de Nueva York en los mismísimos Estados Unidos de América del Norte.
-Lo dice la publicidad que anuncia el espectáculo y es cierto. La productora española SOM, que lo mueve aquí, garantiza con toda seguridad esa fidelidad.
-Incluso puedo contar la anécdota que he presenciado al salir esta tarde noche del teatro. Estaba comentando yo con un amigo la buena impresión recibida en este montaje y él me ha contestado que le ha parecido tan auténtico que se iba a frotar los ojos para comprobar si se hallaba en la plaza del Arriaga o en el mismo New York.
-Esta fidelidad y esta garantía de calidad viene garantizada por la obligatoriedad de que todas las representaciones, fuera y dentro de Estados Unidos, se realicen imitando las producciones originales hasta en los más mínimos detalles.
-Esto sin duda es muy bien recibido por la práctica totalidad de los espectadores. Prueba de ello, es que se destaca en la publicidad para conseguir más audiencia. Hay que reconocer también que esa exigencia es una garantía de autenticidad.
-Pero tampoco faltan algunos curiosos que preferirían que se dejara libertad a los directores y artistas locales para realizar sus propias versiones en bien de una mayor variedad.
-Quizá también se pueda encontrar otro inconveniente a esa uniformidad de los montajes en las diferentes condiciones y dimensiones de los escenarios en los que se representa. Lo que es posible motivo de algunos desajustes.
-Tres de los grandes nombres del teatro musical norteamericano están en la base de esta enérgica, ácida y, al tiempo, divertida propuesta: John Kander (música), Fred Ebb (letras y libreto) y Bob Fosse (coreógrafo original, director y guionista, y autor del libreto). La representación que aquí se representa, tiene como director residente a Victor Conde, y la dirección musical corresponde a Andreu Gallen. A ellos, hay que reconocerles, por lo tanto, las destacadas cualidades de la misma.
-El argumento, como es sabido, cuenta con más protagonistas femeninas, gira en torno a los problemas, reivindicaciones y aventuras de Roxie Hart, una cantante y bailarina de cabaret, y ama de casa, que hasta tiene tiempo de buscarse un amante. Apasionada hasta la médula, cuando éste decide abandonarla, Roxie acaba dándole muerte y, como consecuencia de ese delito, da con sus huesos en la cárcel.
-Una oportuna elección de abogado defensor, marrullero y manipulador sin escrúpulos, va a ayudarle a desviar el asunto ante la opinión pública y a hacer que los medios de comunicación busquen en los más recónditos resquicios del suceso para dar titulares que sigan poniendo a la acusada en el ojo de todo el mundo que, finalmente, acabará viéndola como una víctima.
-Cambiando nombres y algunos matices, podría considerarse de plena actualidad, donde abundan los casos de tales corrupciones, engaños y abusos. Eso puede ayudar a trasladar al patio de butacas el aire canallesco, corrupto y, a pesar de todo, también humorístico de cuanto sucede en escena y en la realidad.
-Es preciso destacar la excelente calidad de las protagonistas, actrices, cantantes y bailarinas Silvia Álvarez (la atrevida Roxie Hart), Ela Ruiz (Velma Kelly, su compañera de celda). Pero el mismo elogio se puede ampliar al resto del amplio elenco, que destaca por su versatilidad y por un intenso trabajo durante toda la representación.
-En consecuencia, se puede definir este ‘Chicago’ como un excelente, interesante y divertido musical, al estilo Broadway, quizá con algunas deficiencias en el planteamiento escénico y en el vestuario.