Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 14 enero 2017 - 2:52 pm
Categoría: General

David Barbero

-Confieso que yo también fui ayer a ver la obra teatral ‘Yo, Feuerbach’ por las recomendaciones sobre la gran interpretación del actor protagonista Pedro Casablanc.
-Pusieron la obra ayer en la sala de Kultur Leioa. Además se anunciaba que va a haber muy pocas posibilidades de verla por estos lares.
-No restaré fuerza a los adjetivos admirativos de las muchas personas que me habían recomendado ver esta interpretación. Pedro Casablanc viene bordando todos los papeles teatrales que le proponen o elige durante un tiempo ya largo.
-Hay que reconocer que le proponen o elige con mucha frecuencia papeles que son monólogos o semi monólogos.
-Puede ser que esos papeles proporcionen más felicidades para lucirte. Pero también tienen sus riesgos.
-Lejos de mi intención quitarle meritos. Es un gran actor y ahora se halla en estado de gracia.
-En concreto, este papel del veterano y enigmático actor Feuerbach es un claro ejemplo de su virtuosismo interpretativo. Es un rol lleno de matices, de situaciones variadas y comprometidas. Tiene muchas situaciones extrovertidas. Otras son contenidas. Algunas se desarrollan de modo enigmático. Hay momentos dramáticos. Otros rozan la comicidad. Los puntos poéticos también los borda. Está esplendido en todas las posturas y situaciones.
-Dejado esto completamente claro, es preciso decir también algo sobre la obra y sobre el espectáculo en su totalidad.
-Estos proyectos basados en una interpretación tan potente tienen el riesgo o el peligro de desatender otros detalles también importantes.
-Puede ser que no se den facilidades para hacer ver que la obra reflexiona sobre las miserias y las grandezas de la condición humana, sin limitarse a la trayectoria de un actor en horas bajas, en situación compleja y con elementos psicológicos controvertidos.
-Es posible también que el peso del personaje opositor, antagonista o acompañante pierda fuerza. Eso puede favorecer el lucimiento del protagonista. Pero resta entidad al conjunto de la obra.
-Hay que advertir que el texto es del muy reconocido autor Tankred Dorst. Ha sido aligerado de otros personajes anecdóticos para esta función. Pero mantiene su entidad.
-Eso no desmerece la calidad de la adaptación hecha por Jordi Casanovas. Cumple los objetivos marcados de forma adecuada.
-Pero volvamos a lo más destacado. Si tienen ocasión, no se pierdan la magnífica interpretación que hace Pedro Casablanc de Feuerbach.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 13 enero 2017 - 12:32 pm
Categoría: General

David Barbero

-Hoy les voy a exponer una opinión teatral seria, preparada y equilibrada sobre teatro. No es la mía. Por eso tiene esas cualidades. Es la de una compañera espectadora que ayer me abordó amigablemente al salir del espectáculo.
-Les sitúo. Ayer estuve viendo en la sala BBK de la Gran Vía bilbaína la obra ‘Las hermanas Rivas’. Es una obra de procedencia argentina. Sus mentores son Mariano Rochman y Adriana Roffi. Ellos la rescataron de un relato de Jorge Luis Borges. Los papeles femeninos fueron interpretados por Regina Ferrando y Luciana Drago. Previamente habían sido encarnados por otras actrices como Carlota Ferrer y Esther Ortega.
-Salía yo de la sala pensando en cómo se había adaptado el espectáculo a un escenario de cortas dimensiones, cuando tuve la conversación con esa compañera aficionada y entendida en teatro.
-A ella, le había gustado la representación. La veía ajustada. Valoraba positivamente las aportaciones de los adaptadores y directores. Incluso consideraba que determinados toques de humor y detalles escénicos evidenciaban una visión femenina y una sensibilidad destacada.
-Me explicó también su opinión favorable a las novedades introducidas sobre la narración de Borges. Su título era significativo: ‘La intrusa’ Destacaba que el cambio de sexo de los protagonistas daba una dimensión diferente a la propuesta.
-Reconozco que esta conversación me permitió percibir elementos escénicos y psicológicos que se me habían escapado. La obra vista aumentó en interés para mí.
-Así que debemos dar las gracias a esta espectadora aficionada y perspicaz. Yo lo hago con agradecimiento.

Desde la fila tres del patio de butacas
Por David Barbero | 11 enero 2017 - 11:39 am
Categoría: General

David Barbero

-Acudí ayer al Teatro Arriaga con sonrisa esperanzada a pesar de la lluvia abundante. Comenzaba una nueva temporada abierta a las sorpresas.
-Me parecía curioso empezar la programación con un concierto instalación. El título era atrevido: ‘Y entonces viniste a robarme el ama’. Se anunciaban dos voces femeninas, coro y cuarteto de cuerda. Había el gancho de conocer el trabajo de la diseñadora escénica alemana Rebecca Ringst.
-En la puerta, un ortodoxo del bell canto me dijo: ¡A ver lo que hacen estos alemanes con un concierto!
-Nada más entrar en el patio de butacas, me sorprendí por ver el escenario empaquetado de modo inquietante.
-¡Ya está bien de suspense! Cuéntanos cómo fue el espectáculo.
-¡Hizo honor al título!
-Resultó que la actriz tenía arte, intención, calidad, simpatía, maldad, complicidad…
-Resultó que la soprano, además de cantar bien, interpretaba, se peleaba, comunicaba emociones y jugaba.
-Resultó que los miembros del cuarteto, o quinteto, y el pianista eran virtuosos.
-Resultó que el coro Ensamble Alegría impresionaba y sorprendía con sus sonidos vocales. Y además sabían participar en la fiesta y en la intriga.
-Resultó que el envoltorio del escenario tenía un sentido estético muy estudiado.
Resultó que Rebecca Ringst es más de lo que aquí llamamos diseñadora escénica.
-Así que estos alemanes, y sus acompañantes locales, efectivamente ‘vinieron a robar el alma’

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