-Tú eres amigo de las apuestas. ¿No? Pues te hago una. ¿A que no te atreves a decir públicamente que las lenguas, el lenguaje, son para comunicarse y, por lo tanto, sería mejor que existiera una sola lengua?
-¿Cuánto te apuestas?
-Lo que quieras.
-Pues lo digo y gano la apuesta.
-Esa afirmación es políticamente muy incorrecta. En estos momentos, hay que defender las lenguas propias de cada territorio.
-Por supuesto. Una lengua es la esencia de la identidad de un pueblo. Hay que defenderla hasta morir.
-¿Lo ves?
-Esos son romanticismo patrióticos propios del siglo XIX o antes. Ahora hay que ser útil y práctico.
-Las lenguas son una herramienta para el entendimiento entre las personas. No al revés. Los hombres no se deben someter a las lenguas. El objetivo no es mantener las lenguas. El objetivo es conseguir que todos nos entendamos.
-Bueno. Que todos aprendan mi lengua. Así nos entenderemos todos. -Yo no he dicho cual debe ser la lengua que se use. Veo ventajas en que sea una sola.
-¡Babel es una desgracia!
-Qué bueno sería que todos nos entendiéramos.
-¿Tú renunciarías a tu propia lengua?
-En primer lugar la lengua no es mía. Ni yo soy de la lengua.
-Has entendido la pregunta perfectamente.
-Por supuesto. Yo renunciaría a la lengua que hablo para asumir otra que me una a todos.
-Eso sería renunciar a tu propia naturaleza, a tu tradición, a tus antepasados.
-¿Por qué? Yo tengo mi propia naturaleza dentro de mí. Mi esencia no está en cosas externas como la lengua, o la bandera o la tierra y desde luego mucho menos por un equipo de fútbol.
-Pues yo no lo veo a sí.
-Me parece muy bien.
Esta entrada se escribio el Viernes, 6 febrero 6 2009 a las 10:30 am. en la categoría: General. Puedes seguir los comentarios de esta entrada usando RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu pagina web.